No sólo parecen desatinos de sus opositores, ni tampoco se trata de que las ocurrencias de los publicistas que asesoran a sus adversarios sean maniobras improvisadas; pero los intentos de desprestigiar al precandidato presidencial de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, se le escurren por la piel de su popularidad sin hacerle el menor daño.
Primero las pintas de bardas, que a decir de algunos medios de comunicación nacionales, aparecieron en calles de Venezuela en apoyo al tabasqueño, no causaron mayor impacto y pronto se diluyeron en la aclaratoria del partido político sudamericano al que se le atribuyeron, mismo que se desmarcó del hecho.
Después resucitaron la vieja herramienta del neuromarketing tendiente a reducir la personalidad del aspirante presidencial con la minimización de su nombre, posicionado en el espectro de la opinión ciudadana con un alto nivel de conocimiento, al de simple y llanamente “López”.
Ahora, en la torpe voz del expanista Javier Lozano, se ha pretendido dar eco a una acusación que desde hace meses circuló entre algunos comentócratas, según la cual hay una conspiración rusa para desestabilizar a Estados Unidos a través de la intervención en el proceso electoral mexicano.
Para el senador, ahora converso priista, nuestro país representa la “puerta de atrás” para que los rusos logren este propósito y “Andrés Manuelovich” es el instrumento de esta perversa intención, digna de una ramplona resucitación retórica de la guerra fría.
López Obrador sigue siendo el candidato puntero en la gran mayoría de las encuestas y estudios de opinión que han aparecido recientemente publicados. Esta situación está asociada en buena medida a una larga trayectoria de lucha social y política y no a estratagemas de mercadotecnia de contenido hueco o dudoso.
Si el ex jefe de gobierno capitalino ha alcanzado este lugar dentro de las preferencias electorales, también se lo debe a los yerros y al elevado grado de descomposición del régimen político actual, frente al cual ha postulado un discurso y una plataforma de oposición y de rompimiento.
“El candidato del régimen de Maduro”, “la reencarnación de Hugo Chávez en México”, representa pues la salida para millones de mexicanos que parecen tener oídos sordos ante la letanía mediática que intenta mostrar a un país en llamas si es que el morenista logra ganar la elección presidencial.
El señor López es el mesías, el autoritario y el tirano; denominado así por quienes han sobajado a una condición de miserables a millones, por quienes han despojado al país de su riqueza y por quienes han entregado el patrimonio de los mexicanos a los intereses extranjeros. Su tiranía, la de ellos, la de los poderosos frente a los desposeídos, es entonces la única posible dentro de su imaginario colectivo.
Andrés Manuelovich, con el apoyo de los rusos, quiere hacer de los mexicanos un arma para enfrentar a los Estados Unidos; pero los gobiernos de los regímenes neoliberales han hecho de los mexicanos un arma contra los propios mexicanos.
Quizá el teflón que recubra a Andrés Manuel no es el cotilleo o el desparpajo con el que asume los ardides mediáticos de sus opositores; sino que más bien proviene de condiciones objetivas de hartazgo que hacen que las voces de quienes le atacan no tengan la calidad, ni la estatura para hacerlo frente a una sociedad fatigada por los flagelos que le han impuesto.
Twitter: @hrangel_v
COMPARTE EL SITIO DE: https://plataformadistritocero.blogspot.mx/