La nueva ofensiva del Estado contra el pueblo mapuche: encarcelar a sus autoridades espirituales
Sólo 48 horas solicitó el machi [1] Celestino Córdova a las autoridades chilenas para salir de prisión en forma urgente a su Rewe [2]
y realizar una ceremonia que le permita renovar su fuerza espiritual.
La petición, rechazada, se amparó en el respeto que debe tener de
acuerdo a su investidura de autoridad ancestral para el pueblo mapuche,
derecho establecido en el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas
y consagrado en los pactos internacionales de Derechos Humanos suscrito
por Chile.
El machi Celestino Córdova, prisionero desde hace cinco años, es una de las autoridades espirituales del pueblo mapuche, pero también es uno de los grandes olvidados en el caso que investiga la muerte del matrimonio de latifundistas Luchsinger-Mackay. Luego de este rechazo, la autoridad ancestral decidió comenzar a partir del 13 de enero, una Huelga de Hambre (HH) indefinida, motivado por una larga enfermedad que lo tiene debilitado y que le impide tratarse de acuerdo a las prácticas ceremoniales de su cosmovisión.
El abogado defensor del machi Celestino Córdova, Jorge Guzmán, aclaró que han recurrido a todas las instituciones del gobierno y el Estado chileno para lograr que la autoridad ancestral pueda tener acceso a su Rewe, sin embargo la respuesta ha sido siempre la misma, “las puertas se han cerrado una a una y las peticiones han ido a parar a un gran vacío”. Jorge Guzmán sostuvo que “la condena a muerte es un hecho”, si no puede salir de prisión por al menos 48 horas a practicar su ceremonia, que le permita resistir las adversas condiciones de vida en prisión, que han mermado la salud del machi.
Detenido el 4 de enero de 2013, luego de un juicio veloz, el machi Celestino Córdova fue condenado a 18 años de prisión por su presunta participación en la muerte de los latifundistas, bajo pruebas y tesis presentadas por los investigadores del Ministerio Público. A la luz del juicio realizado contra otros 10 comuneros y la machi Francisca Linconao (por el mismo caso) estas mismas pruebas fueron destruidas una a una por los abogados defensores quienes demostraron la falta de prolijidad y objetividad en los métodos investigativos de los fiscales. Los comuneros y la machi Francisca Linconao fueron absueltos. Cabe mencionar que este juicio fue recientemente anulado y todos los involucrados serán nuevamente procesados y se mantienen en la actualidad con medidas como arresto domiciliario o nocturno.
Resulta sorprendente y discutible que dos autoridades ancestrales estén involucradas en este proceso, si se mira con acuciosidad los intentos y las pruebas para responsabilizarlos de un crimen que no cometieron.
En el caso del machi Celestino Córdova, el informe pericial antropológico, presentado ante los tribunales y firmados por expertos en la materia, demostró su calidad de autoridad espiritual, pero al mismo tiempo concluyó que “el rol de machi solo puede desplegarse óptimamente dentro de determinados espacios, los que se asocian a espacios naturales no intervenidos por la gente o espacios especialmente consagrados al desarrollo de actividades rituales, terapéuticas y religiosas, como el rewe y re-üwe. En este sentido, los establecimientos o edificios cerrados, como la cárcel, representan espacios inaptos para poder desarrollar el rol de machi”.
Sobre el peritaje balístico, y la prueba condenatoria esgrimida por la prensa en la época en que ocurrieron los hechos, el abogado Guzmán recalcó que no existe ninguna evidencia de intercambio de disparos en el lugar, y así está establecido en los informes entregados a los tribunales. Según consta en este informe presentado por el abogado, las pruebas que se le practicaron al machi Celestino Córdova “dieron cuenta que los minerales de la herida de su defendido se asociaban al cobre y no al níquel. Señaló que si bien existen otras probabilidades, no existe prueba de ello, e incluso el señor Cabezas refirió que el calibre de la bala que hirió a su cliente fue de un calibre 9 mm. hacia abajo. Apuntó que los peritos del acusador y el de la defensa dijeron que existía una técnica para determinar el calibre de la bala que hiere a una persona, vale decir, la gelatina balística; la que está disponible en nuestra región. Luego especuló que dicha prueba no se realizó, pese a existir y estar disponible.(pp. 22-23)”.
Las pruebas, sometidas al peritaje de dudosos expertos, fueron incluso algunas de ellas contradictorias con lo encontrado en el lugar de los hechos; uno de los defensores sostuvo que hubo pruebas plantadas en los hogares de los imputados. Este proceso contó con las históricas prácticas usadas por los otrora siniestros aparatos de inteligencia. Hubo detenciones ilegales; torturas; amenazas a familiares y amigos; montajes; intervenciones telefónicas; seguimientos; faltas de pruebas que acrediten la veracidad de los presuntos testigos presentados por el Ministerio Público y se condenó a un machi inocente, a 18 años sin ninguna prueba fiable.
Dos autoridades espirituales han sido llevadas a las salas de tribunales para ser juzgadas por las cortes chilenas. Una de ellas en Huelga de Hambre (HH) para poder ser trasladado a su rewe y renovar sus fuerzas. Al parecer ya no basta con encarcelar y criminalizar a comuneros por las demandas de tierra y territorio de los pueblos originarios en Chile. No les ha bastado con asesinar, torturar o amedrentar lonkos y werkenes. Con el encarcelamiento de dos autoridades ancestrales comenzó una nueva etapa en la operación que busca eliminar al pueblo mapuche y su identidad. Esta nueva “huracanada pacificación del territorio mapuche”, ha generado también nuevas ofensivas y estrategias de intervención por parte del Estado chileno.
La persecución y la represión que ha sufrido el pueblo mapuche, ha sido sistemática y sangrienta, no solo bajo la dictadura, sino tristemente bajo los gobiernos pos dictatoriales de la Concertación y la Nueva Mayoría. Se registran detenidos desaparecidos, asesinados, torturados, vejados y mapuche presentados como terroristas frente a los medios masivos de información.
Hombres, mujeres e infancia mapuche viven a diario la militarización en la zona sur del país. Deben enfrentar controles policiales, allanamientos vejatorios, ataques con bombas lacrimógenas a escuelas rurales, golpizas mientras recorren los caminos rumbo a los pueblos. Las escenas de violencia inundan las redes sociales. Niños pequeños baleados, jóvenes asesinados por la espalda, mujeres abusadas, golpeadas por la policía que bloquea los senderos y hace gala de su racismo y desprecio por los integrantes de los pueblos originarios.
Desde siempre, las fuerzas policiales que dependen directamente del ministerio del Interior chileno y por ende, del gobierno de turno, han sido el brazo armado de latifundistas y empresarios. Al servicio del gran capital, defienden como perros guardianes a sus amos y señores. El capital pretende convertir el territorio mapuche en su gran mercancía y poner al servicio de la ganancia, sus tierras y su biodiversidad.
Las movilizaciones y la resistencia del pueblo mapuche ha estado presente durante siglos, y no tiene intenciones de parar. El machi Celestino Córdova ha iniciado una Huelga de Hambre para exigir el respeto a su cosmovisión y para legitimar la justa lucha por el rescate de la identidad y territorio mapuche. El camino no es fácil, si se considera la indolente complicidad y ceguera de la que han hecho gala las autoridades de los gobiernos chilenos frente a la sistemática violación a los derechos humanos del pueblo mapuche.
[1] Machis son personas cuyo rol médico y religioso no es libremente escogido por éstas, sino que es abrazado en cumplimiento a un mandato espiritual que se hereda y/o recibe.
[2] Rewe: Espacio sagrado que ha sido preparado por el machi para albergar y cobijar a los espíritus que le acompañaran y guiaran durante toda su vida. En este lugar el machi realiza sus ceremonias, invoca a los ancestros y obtiene los poderes y la pureza que necesita para renovar su espiritualidad y asistir a su pueblo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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El machi Celestino Córdova, prisionero desde hace cinco años, es una de las autoridades espirituales del pueblo mapuche, pero también es uno de los grandes olvidados en el caso que investiga la muerte del matrimonio de latifundistas Luchsinger-Mackay. Luego de este rechazo, la autoridad ancestral decidió comenzar a partir del 13 de enero, una Huelga de Hambre (HH) indefinida, motivado por una larga enfermedad que lo tiene debilitado y que le impide tratarse de acuerdo a las prácticas ceremoniales de su cosmovisión.
El abogado defensor del machi Celestino Córdova, Jorge Guzmán, aclaró que han recurrido a todas las instituciones del gobierno y el Estado chileno para lograr que la autoridad ancestral pueda tener acceso a su Rewe, sin embargo la respuesta ha sido siempre la misma, “las puertas se han cerrado una a una y las peticiones han ido a parar a un gran vacío”. Jorge Guzmán sostuvo que “la condena a muerte es un hecho”, si no puede salir de prisión por al menos 48 horas a practicar su ceremonia, que le permita resistir las adversas condiciones de vida en prisión, que han mermado la salud del machi.
Detenido el 4 de enero de 2013, luego de un juicio veloz, el machi Celestino Córdova fue condenado a 18 años de prisión por su presunta participación en la muerte de los latifundistas, bajo pruebas y tesis presentadas por los investigadores del Ministerio Público. A la luz del juicio realizado contra otros 10 comuneros y la machi Francisca Linconao (por el mismo caso) estas mismas pruebas fueron destruidas una a una por los abogados defensores quienes demostraron la falta de prolijidad y objetividad en los métodos investigativos de los fiscales. Los comuneros y la machi Francisca Linconao fueron absueltos. Cabe mencionar que este juicio fue recientemente anulado y todos los involucrados serán nuevamente procesados y se mantienen en la actualidad con medidas como arresto domiciliario o nocturno.
Resulta sorprendente y discutible que dos autoridades ancestrales estén involucradas en este proceso, si se mira con acuciosidad los intentos y las pruebas para responsabilizarlos de un crimen que no cometieron.
En el caso del machi Celestino Córdova, el informe pericial antropológico, presentado ante los tribunales y firmados por expertos en la materia, demostró su calidad de autoridad espiritual, pero al mismo tiempo concluyó que “el rol de machi solo puede desplegarse óptimamente dentro de determinados espacios, los que se asocian a espacios naturales no intervenidos por la gente o espacios especialmente consagrados al desarrollo de actividades rituales, terapéuticas y religiosas, como el rewe y re-üwe. En este sentido, los establecimientos o edificios cerrados, como la cárcel, representan espacios inaptos para poder desarrollar el rol de machi”.
Sobre el peritaje balístico, y la prueba condenatoria esgrimida por la prensa en la época en que ocurrieron los hechos, el abogado Guzmán recalcó que no existe ninguna evidencia de intercambio de disparos en el lugar, y así está establecido en los informes entregados a los tribunales. Según consta en este informe presentado por el abogado, las pruebas que se le practicaron al machi Celestino Córdova “dieron cuenta que los minerales de la herida de su defendido se asociaban al cobre y no al níquel. Señaló que si bien existen otras probabilidades, no existe prueba de ello, e incluso el señor Cabezas refirió que el calibre de la bala que hirió a su cliente fue de un calibre 9 mm. hacia abajo. Apuntó que los peritos del acusador y el de la defensa dijeron que existía una técnica para determinar el calibre de la bala que hiere a una persona, vale decir, la gelatina balística; la que está disponible en nuestra región. Luego especuló que dicha prueba no se realizó, pese a existir y estar disponible.(pp. 22-23)”.
Las pruebas, sometidas al peritaje de dudosos expertos, fueron incluso algunas de ellas contradictorias con lo encontrado en el lugar de los hechos; uno de los defensores sostuvo que hubo pruebas plantadas en los hogares de los imputados. Este proceso contó con las históricas prácticas usadas por los otrora siniestros aparatos de inteligencia. Hubo detenciones ilegales; torturas; amenazas a familiares y amigos; montajes; intervenciones telefónicas; seguimientos; faltas de pruebas que acrediten la veracidad de los presuntos testigos presentados por el Ministerio Público y se condenó a un machi inocente, a 18 años sin ninguna prueba fiable.
Dos autoridades espirituales han sido llevadas a las salas de tribunales para ser juzgadas por las cortes chilenas. Una de ellas en Huelga de Hambre (HH) para poder ser trasladado a su rewe y renovar sus fuerzas. Al parecer ya no basta con encarcelar y criminalizar a comuneros por las demandas de tierra y territorio de los pueblos originarios en Chile. No les ha bastado con asesinar, torturar o amedrentar lonkos y werkenes. Con el encarcelamiento de dos autoridades ancestrales comenzó una nueva etapa en la operación que busca eliminar al pueblo mapuche y su identidad. Esta nueva “huracanada pacificación del territorio mapuche”, ha generado también nuevas ofensivas y estrategias de intervención por parte del Estado chileno.
La persecución y la represión que ha sufrido el pueblo mapuche, ha sido sistemática y sangrienta, no solo bajo la dictadura, sino tristemente bajo los gobiernos pos dictatoriales de la Concertación y la Nueva Mayoría. Se registran detenidos desaparecidos, asesinados, torturados, vejados y mapuche presentados como terroristas frente a los medios masivos de información.
Hombres, mujeres e infancia mapuche viven a diario la militarización en la zona sur del país. Deben enfrentar controles policiales, allanamientos vejatorios, ataques con bombas lacrimógenas a escuelas rurales, golpizas mientras recorren los caminos rumbo a los pueblos. Las escenas de violencia inundan las redes sociales. Niños pequeños baleados, jóvenes asesinados por la espalda, mujeres abusadas, golpeadas por la policía que bloquea los senderos y hace gala de su racismo y desprecio por los integrantes de los pueblos originarios.
Desde siempre, las fuerzas policiales que dependen directamente del ministerio del Interior chileno y por ende, del gobierno de turno, han sido el brazo armado de latifundistas y empresarios. Al servicio del gran capital, defienden como perros guardianes a sus amos y señores. El capital pretende convertir el territorio mapuche en su gran mercancía y poner al servicio de la ganancia, sus tierras y su biodiversidad.
Las movilizaciones y la resistencia del pueblo mapuche ha estado presente durante siglos, y no tiene intenciones de parar. El machi Celestino Córdova ha iniciado una Huelga de Hambre para exigir el respeto a su cosmovisión y para legitimar la justa lucha por el rescate de la identidad y territorio mapuche. El camino no es fácil, si se considera la indolente complicidad y ceguera de la que han hecho gala las autoridades de los gobiernos chilenos frente a la sistemática violación a los derechos humanos del pueblo mapuche.
[1] Machis son personas cuyo rol médico y religioso no es libremente escogido por éstas, sino que es abrazado en cumplimiento a un mandato espiritual que se hereda y/o recibe.
[2] Rewe: Espacio sagrado que ha sido preparado por el machi para albergar y cobijar a los espíritus que le acompañaran y guiaran durante toda su vida. En este lugar el machi realiza sus ceremonias, invoca a los ancestros y obtiene los poderes y la pureza que necesita para renovar su espiritualidad y asistir a su pueblo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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