El cacareo se oyó en todo el territorio nacional y el general, con
déficit de testosterona, pareciera que tenía los cojones más chicos que un
recluta, que un soldado raso…
EL GENERAL GALLINA
Por María de los Ángeles Roca
Una de las glorias de las letras
hispanoamericanas, Gabriel García Márquez, escribió una pequeña pero bien
estructurada novela en sus primeros años de escritor, intitulada El coronel no tiene quien le escriba, un
relato conmovedor de la soledad humana, el olvido, las limitaciones y la poca
valoración por la heroicidad de quien ya viejo era de poca importancia. En
Guatemala, tierra precursora del realismo mágico con el Gran Lengua, Miguel
Asturias, también pudo haberse escrito con el signo de un realismo mágico
trepidante, una obra narrativa sobre la gallardía y valentía militar, cuando
los militares estaban en el imaginario guatemalteco, hace cien años, como hombres de honor y caballeros de
respeto.
Ahora todavía se puede ironizar con un trabajo
narrativo de ese tipo, pero no para la exaltación de la gallardía
militar
extraviada en no sé qué momento de nuestra historia, para dar paso mejor
a una
comedia o entremés donde un general del ejército de Guatemala, dominado
por la
cobardía, opte por esconderse y ser cuasi un desertor porque no podía
enfrentarse a la idea de el deshonor yéndose a la cárcel, a la prisión
provisional en tanto dilucidaba sus situación legal a través del debido
proceso, auxiliado por una defensa que demostraría que él no es
responsable de
lo que se le acusa y que tampoco es poca cosa: ser el autor intelectual
del
asesinato de su padre, el señor José
Armando Melgar Moreno, quien, por sus razones muy personales, entiendo,
no iba
a heredar importantes propiedades agrícolas a sus hijos -posiblemente
malos y desagradecidos- sino a personas que él valoraba más dignos de
heredar su patrimonio. Le asesinan a sus 79 años, casi 80, y el entonces
coronel Erick Melgar Padilla acude a la CICG para solicitar una
investigación
por el asesinato de su padre, atribuyéndosele a una estructura criminal
ficticia o un aparato clandestino. Nada de eso era cierto, era un bien
elaborado montaje para confundir los procesos de investigación y gozar, a
futuro, de impunidad y de los bienes materiales de la víctima, con el
robo de
los documentos de propiedad e impulsar acciones de un intestado.
Pero todo se empezó a desbaratar, la
conspiración empezó a dejar de ser funcional y el hechor material, condenado a
26 años de prisión por la acción incisiva de un fiscal corrupto -Rony López- se decide a contar la verdad,
verdadera, y se desata el pandemónium a través de la figura jurídica penal del
colaborador eficaz. Ello da lugar a que la jueza penal, Claudette Dominguez,
dicte una orden de captura contra el general Erick Melgar Padilla, comandante
de la Brigada de Policía Militar Ambulante de Matamoros, por los indicios
racionales en la comisión de un delito. Esta orden judicial hace que el general
se asuste de tal manera que, faltándole los debidos cojones para enfrentar sus
errores, decide esconderse y no había barracón de cuartel alguno donde pudiera
encontrársele. Estaba bien escondido en algún lugar hasta que, tranquilizado
por la misma jueza que le dictó auto de prisión provisional; se presenta a su
comando para no caer en el delito militar de deserción, antes de cerrarse las
horas indicadas por las leyes privativas del ejército y hacer efectiva la
comisión del delito militar.
Valiente general y contradictoria jueza, que
metiéndose en un embrollo que tendrá graves consecuencias para ella
(posiblemente le aceitaron con generosidad la mano) y para la credibilidad del
Organismo Judicial, ya en serios aprietos de honorabilidad; tendrá que explicar
en las instancias superiores cómo, de qué manera, le otorga el derecho de
antejuicio a quien no disfruta de ese privilegio. Lo único que preocupa al
final con El General Gallina es que, si a estos cobardes se les confía la
defensa de la soberanía nacional y la ciudadanía, pues estamos, francamente,
perdidos. El cacareo de El General Gallina se oyó en todo el territorio
nacional, huyendo despavorido y ruidoso, dejando en el camino cuantas plumas le
hizo soltar el miedo y la cobardía.
USA.
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