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Crisis entre Israel y el Hamas provoca una crisis gubernamental en Israel
Una grave crisis estalló en el seno del gabinete del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu a raíz de los nuevos enfrentamientos entre Israel y el Hamas.
El Hamas había reclamado a Israel la entrega de importantes sumas de dinero destinadas al pago de los funcionarios públicos en la franja de Gaza y a enfrentar la crisis humanitaria (que el propio Hamas nunca trató de resolver antes) y amenazó con atacar si el gobierno israelí no daba respuesta de inmediato.
Netanyahu autorizó entonces a Qatar a aprovisionar Gaza con combustible diésel y a realizar varias transferencias de dinero en efectivo a favor del Hamas. Israel desconocía así las prerrogativas de la Autoridad Palestina, con sede en Ramalah y en franca disputa con el Hamas, y al mismo tiempo reconocía implícitamente el poder que Qatar ejerce sobre Gaza.
En los días siguientes, el Hamas descubrió y aparentemente frustró una operación israelí de infiltración clandestina en la franja de Gaza. Un oficial israelí y 7 palestinos murieron durante ese incidente.
El Hamas respondió a la operación clandestina israelí lanzando hacia Israel más de 400 cohetes. En represalia, el ejército israelí atacó y destruyó varias posiciones del Hamas que presentó como “estratégicas”, como la sede de la televisión Al-Aqsa.
Luego de 3 días de enfrentamientos y de una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad de la ONU, Egipto negoció un alto al fuego entre las partes. El primer ministro del gobierno ilegítimo de la franja de Gaza y miembro de la Hermandad Musulmana, Yahya Sinwar, lo había aceptado, mientras que Benyamin Netanyahu lo imponía a los miembros de su gobierno, sin someterlo a un voto de los ministros y a pesar de la oposición de 4 de ellos, entre los cuales se encontraba el ministro de Defensa Avigdor Lieberman.
Al no haberse divulgado el contenido del acuerdo de alto al fuego, es imposible analizar y entender por qué el Hamas lo aceptó y qué fue exactamente lo que motivó la contradicción entre Netanyahu y Lieberman. Lo que es evidente es que si el Hamas respondió a la agresión israelí, dando paso a la lógica de la violencia, lo hizo a pedido de Irán, que continúa su pulso en la región con Estados Unidos, principal apoyo militar de Israel.
El 14 de noviembre, la región se preparaba para una cuarta guerra entre el Hamas e Israel y, en Líbano, el Hezbollah se aprestaba a intervenir. Por su parte, el gobierno provisional libanés condenó los bombardeos israelíes contra Gaza, sin mencionar la andanada de cohetes del Hamas.
Lo sucedido en el terreno está claro pero quedan muchas interrogantes sobre la instrumentalización de esos hechos por parte de Qatar, Irán y Estados Unidos.
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