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La actitud del gobierno británico hacia Shamima Begum y Asma Al-Asad revela su doble rasero
La actitud del gobierno británico hacia Shamima Begum y Asma Al-Asad revela su doble rasero
La decisión del gobierno británico de despojar de su ciudadanía a Shamima Begum, fugitiva del Daesh, no solo expone el doble rasero del país, sino que revela también que el célebre sistema de clases y el racismo institucional del Reino Unido siguen estando tan arraigados como siempre. El trato a la adolescente del este de Londres es muy diferente al otorgado a Asma Al-Asad, aunque ambas mujeres nacieron y se educaron en Londres, y ambas están casadas con criminales de guerra que han cometido atrocidades sobre el terreno en Siria, aunque solo uno de ellos ha utilizado armas químicas contra mujeres y niños. Aquí va una pista: no fue el marido de Begum.
A pesar de que la primera ministra, Theresa May, dijo que tenía pruebas de que el presidente sirio, Bashar Al-Asad, estaba detrás del ataque con armas químicas en la ciudad de Duma el 7 de abril del año pasado, su esposa Asma, perteneciente a la clase media alta de Londres, aún disfruta de su ciudadanía británica. Durante una conferencia de prensa en abril pasado, la primera ministra acusó a Asad de crímenes de guerra, citando varias fuentes, y dijo que se había utilizado una bomba de barril, lanzada desde un helicóptero, para hacer llegar los productos químicos. “La oposición [siria] no dispone de helicópteros ni usa bombas de barril”, explicó. “Y la inteligencia fiable de que se dispone indica que los oficiales militares sirios coordinaron lo que parece ser un uso de cloro en Duma”.
May indicó que había otras pruebas basadas en inteligencia que no podía compartir con el público. Estados Unidos y Francia emitieron declaraciones similares. La respuesta británica fue una serie de ataques aéreos contra las instalaciones de armas químicas de Asad llevadas a cabo sin la aprobación de la ONU.
El parlamentario Sajid Javid respaldó los ataques. “Es una respuesta necesaria y proporcionada que disuadirá y degradará la capacidad de las armas químicas del régimen sirio”, escribió en Twitter el 14 de abril. En dieciséis días, su leal aplauso fue recompensado con el nombramiento de secretario del Interior, uno de los “puestos importantes del Estado”, puesto que esta semana utilizó para despojar a Shamima Begum, de 19 años, de su ciudadanía británica.
Hay quien dice que su dura postura respecto a Begum estuvo en parte motivada por sus ambiciones de ser el próximo primer ministro. Sin embargo, a pesar de su posición intransigente sobre la joven londinense, captada online por la propaganda del Daesh cuando era poco más que una niña, no ha tomado ninguna medida tan dura para revocar la ciudadanía de la privilegiada esposa británica del asesino de masas más grande del siglo XXI. La adolescente Begum quiere volver a casa; sin embargo, correos electrónicos secretos han revelado que Asma Al-Asad, lejos de mostrar signos de remordimiento, celebró el brutal bombardeo de la ciudad de Homs lanzado por su marido gastando a manos llenas decenas de miles de libras en artículos de lujo.
Renu Begum, la hermana mayor de Shamima Begum, de 15 años, sostiene la foto de su hermana mientras era entrevistada por los medios en New Scotland Yard; las familias de las tres muchachas desaparecidas cuando huyeron a Siria para incorporarse al Daesh han pedido que se las permita volver a casa (Foto de 22 febrero 2015, Londres Laura Lean-WPA Pool/Getty Images)
Aunque un comisionado de la ONU dijo hace dos años que hay pruebas suficientes para condenar a su marido por crímenes de guerra, ella estaba utilizando intermediarios con sede en Europa para comprar artículos de lujo. El mundo de Asma está muy, muy lejos de la vida que Begum llevó en la Siria devastada por la guerra. Conocida como la “novia fugitiva del Daesh”, Javid se ha dedicado a atacar a Begum pero no parece sentir preocupación alguna sobre Asma Asad, llamada por sus detractores la “Primera Dama de los ataques con sarín y cloro”.
A Asma le diagnosticaron el año pasado un cáncer de mama y las fotografías en las redes sociales de octubre revelaron que la mujer de 43 años había perdido claramente su cabello después de la quimioterapia. La adolescente no ha encontrado prácticamente simpatía alguna en los medios por sus propios traumas y tragedia personales, incluida la pérdida de dos bebés, pero sí hubo una oleada de simpatía por la esposa del líder sirio que lleva masacrando brutalmente a su pueblo durante una prolongada guerra de ocho años que se ha cobrado la vida de cientos de miles de mujeres, niños y hombres, y ha expulsado a millones de seres de sus hogares.
Si bien no le desearía a nadie una enfermedad tan terrible, ni siquiera a la esposa del criminal de guerra Asad, en el acto de lanzamiento del Movimiento de Conciencia Internacional en Estambul del miércoles, escuché con consternación cómo las mujeres sirias hablaban de sus horribles experiencias como presas del régimen de Asad. Una superviviente relató cómo a las mujeres que padecen cáncer se les negaba ayuda o tratamiento y, a menudo, tenían que enfrentarse con gran coraje a muertes muy dolorosas dentro de las cárceles de Asad. En la conferencia se informó que hay aún 7.000 mujeres y hasta 400 niños recluidos en las cárceles del régimen sirio.
A diferencia de las mujeres detenidas por el régimen de su marido, Asma Asad cuenta con muchas posibilidades de sobrevivir al cáncer. Si ella es cómplice de los crímenes de guerra gracias a su apoyo incondicional y bien documentado al brutal dictador, puede que incluso viva para enfrentarse a un tribunal y pagar por su complicidad.
Sin embargo, dudo que sus ricos y privilegiados padres, nacidos en Siria, que viven en la seguridad del oeste de Londres, reciban una carta de Sajid Javid similar a la que él envió a la madre de Begum en su hogar del este de la misma ciudad. El Ministerio del Interior le informó que la ciudadanía británica de su hija estaba siendo revocada porque, al haber nacido ella misma en Bangladesh, Shamima tenía derecho a la doble ciudadanía; perder su pasaporte británico, por lo tanto, no la convertirá en apátrida, lo que sería ilegal. La muy arrogante presunción es que, por supuesto, el gobierno de Bangladesh está dispuesto a otorgar a Begum la ciudadanía y un pasaporte.
Viñeta de la ONU haciendo la vista gorda ante el bombardeo en Guta oriental, Siria (Sabaaneh/Middle East Monitor)
La carta del Ministerio del Interior decía que la decisión se había tomado “a la luz de las circunstancias de su hija”. Y se despedía de esta forma: “Le agradecería mucho que nos pudiera asegurar que la decisión de esta Secretaría del Interior le ha sido notificada, así como de su derecho a apelar”. Todo muy educado; tan terriblemente británico… Una puñalada en la espalda con una sonrisa.
Mientras tanto, Begum sigue insistiendo en que no es una amenaza para nadie, aunque los críticos señalan que no ha manifestado pesar por haberse unido al Daesh. “Soy una chica de 19 años con un bebé recién nacido”, dijo a ITV News. “No sé cómo pueden verme como un peligro. No voy a regresar y a animar a la gente a que se una al Daesh ni nada parecido. En todo caso, los alentaré a no ir porque no es todo como aparece en sus videos”.
El abogado de la familia, Tasnime Akunjee, dice que la adolescente está siendo tratada peor que los criminales de guerra nazis. “Nuestros políticos están diciendo que se le deben negar las protecciones legales y el debido proceso que se les otorgaron a los nazis”, argumentó. “Los nazis tuvieron los juicios de Nuremberg. Se les dio el debido proceso. Esta chica era una víctima cuando se fue con 15 años”.
Todo parece indicar que en Gran Bretaña la ley sigue favoreciendo a las élites privilegiadas, como Asma Al-Asad, y no a quienes son blancos fáciles para un medio de comunicación y los comentaristas populistas de derechas. Shamima Begum no solo es la clase equivocada, sino también el color equivocado, a diferencia de la Asad de piel clara. Con un secretario del Interior como el banquero multimillonario Sajid Javid, desesperado por demostrar sus credenciales británicas a pesar de su clase trabajadora de origen paquistaní, Begum no puede esperar ni simpatía ni compasión del gobierno británico. La riqueza, la clase y la raza continúan gobernando en la Gran Bretaña del siglo XXI.
Yvonne Ridley es una periodista y escritora británica que aporta su análisis político en las cuestiones relacionadas con Oriente Medio, Asia y la guerra mundial contra el terrorismo. Sus trabajos se han publicado en numerosas publicaciones en todo el mundo, en medios tan diversos como The Washington Post, Tehran Times y Tripoli Post, The Sunday Times, The Independent on Sunday, The Observer, The Daily Mirror, etc . habiendo ganado reconocimientos y premios en Estados Unidos y Reino Unido. Es una gran defensora, entre otras, de la causa palestina.
Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20190221-the-treatment-of-shamima-begum-and-asma-al-assad-reveals-britains-double-standards/
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.
La decisión del gobierno británico de despojar de su ciudadanía a Shamima Begum, fugitiva del Daesh, no solo expone el doble rasero del país, sino que revela también que el célebre sistema de clases y el racismo institucional del Reino Unido siguen estando tan arraigados como siempre. El trato a la adolescente del este de Londres es muy diferente al otorgado a Asma Al-Asad, aunque ambas mujeres nacieron y se educaron en Londres, y ambas están casadas con criminales de guerra que han cometido atrocidades sobre el terreno en Siria, aunque solo uno de ellos ha utilizado armas químicas contra mujeres y niños. Aquí va una pista: no fue el marido de Begum.
A pesar de que la primera ministra, Theresa May, dijo que tenía pruebas de que el presidente sirio, Bashar Al-Asad, estaba detrás del ataque con armas químicas en la ciudad de Duma el 7 de abril del año pasado, su esposa Asma, perteneciente a la clase media alta de Londres, aún disfruta de su ciudadanía británica. Durante una conferencia de prensa en abril pasado, la primera ministra acusó a Asad de crímenes de guerra, citando varias fuentes, y dijo que se había utilizado una bomba de barril, lanzada desde un helicóptero, para hacer llegar los productos químicos. “La oposición [siria] no dispone de helicópteros ni usa bombas de barril”, explicó. “Y la inteligencia fiable de que se dispone indica que los oficiales militares sirios coordinaron lo que parece ser un uso de cloro en Duma”.
May indicó que había otras pruebas basadas en inteligencia que no podía compartir con el público. Estados Unidos y Francia emitieron declaraciones similares. La respuesta británica fue una serie de ataques aéreos contra las instalaciones de armas químicas de Asad llevadas a cabo sin la aprobación de la ONU.
El parlamentario Sajid Javid respaldó los ataques. “Es una respuesta necesaria y proporcionada que disuadirá y degradará la capacidad de las armas químicas del régimen sirio”, escribió en Twitter el 14 de abril. En dieciséis días, su leal aplauso fue recompensado con el nombramiento de secretario del Interior, uno de los “puestos importantes del Estado”, puesto que esta semana utilizó para despojar a Shamima Begum, de 19 años, de su ciudadanía británica.
Hay quien dice que su dura postura respecto a Begum estuvo en parte motivada por sus ambiciones de ser el próximo primer ministro. Sin embargo, a pesar de su posición intransigente sobre la joven londinense, captada online por la propaganda del Daesh cuando era poco más que una niña, no ha tomado ninguna medida tan dura para revocar la ciudadanía de la privilegiada esposa británica del asesino de masas más grande del siglo XXI. La adolescente Begum quiere volver a casa; sin embargo, correos electrónicos secretos han revelado que Asma Al-Asad, lejos de mostrar signos de remordimiento, celebró el brutal bombardeo de la ciudad de Homs lanzado por su marido gastando a manos llenas decenas de miles de libras en artículos de lujo.
Renu Begum, la hermana mayor de Shamima Begum, de 15 años, sostiene la foto de su hermana mientras era entrevistada por los medios en New Scotland Yard; las familias de las tres muchachas desaparecidas cuando huyeron a Siria para incorporarse al Daesh han pedido que se las permita volver a casa (Foto de 22 febrero 2015, Londres Laura Lean-WPA Pool/Getty Images)
Aunque un comisionado de la ONU dijo hace dos años que hay pruebas suficientes para condenar a su marido por crímenes de guerra, ella estaba utilizando intermediarios con sede en Europa para comprar artículos de lujo. El mundo de Asma está muy, muy lejos de la vida que Begum llevó en la Siria devastada por la guerra. Conocida como la “novia fugitiva del Daesh”, Javid se ha dedicado a atacar a Begum pero no parece sentir preocupación alguna sobre Asma Asad, llamada por sus detractores la “Primera Dama de los ataques con sarín y cloro”.
A Asma le diagnosticaron el año pasado un cáncer de mama y las fotografías en las redes sociales de octubre revelaron que la mujer de 43 años había perdido claramente su cabello después de la quimioterapia. La adolescente no ha encontrado prácticamente simpatía alguna en los medios por sus propios traumas y tragedia personales, incluida la pérdida de dos bebés, pero sí hubo una oleada de simpatía por la esposa del líder sirio que lleva masacrando brutalmente a su pueblo durante una prolongada guerra de ocho años que se ha cobrado la vida de cientos de miles de mujeres, niños y hombres, y ha expulsado a millones de seres de sus hogares.
Si bien no le desearía a nadie una enfermedad tan terrible, ni siquiera a la esposa del criminal de guerra Asad, en el acto de lanzamiento del Movimiento de Conciencia Internacional en Estambul del miércoles, escuché con consternación cómo las mujeres sirias hablaban de sus horribles experiencias como presas del régimen de Asad. Una superviviente relató cómo a las mujeres que padecen cáncer se les negaba ayuda o tratamiento y, a menudo, tenían que enfrentarse con gran coraje a muertes muy dolorosas dentro de las cárceles de Asad. En la conferencia se informó que hay aún 7.000 mujeres y hasta 400 niños recluidos en las cárceles del régimen sirio.
A diferencia de las mujeres detenidas por el régimen de su marido, Asma Asad cuenta con muchas posibilidades de sobrevivir al cáncer. Si ella es cómplice de los crímenes de guerra gracias a su apoyo incondicional y bien documentado al brutal dictador, puede que incluso viva para enfrentarse a un tribunal y pagar por su complicidad.
Sin embargo, dudo que sus ricos y privilegiados padres, nacidos en Siria, que viven en la seguridad del oeste de Londres, reciban una carta de Sajid Javid similar a la que él envió a la madre de Begum en su hogar del este de la misma ciudad. El Ministerio del Interior le informó que la ciudadanía británica de su hija estaba siendo revocada porque, al haber nacido ella misma en Bangladesh, Shamima tenía derecho a la doble ciudadanía; perder su pasaporte británico, por lo tanto, no la convertirá en apátrida, lo que sería ilegal. La muy arrogante presunción es que, por supuesto, el gobierno de Bangladesh está dispuesto a otorgar a Begum la ciudadanía y un pasaporte.
Viñeta de la ONU haciendo la vista gorda ante el bombardeo en Guta oriental, Siria (Sabaaneh/Middle East Monitor)
La carta del Ministerio del Interior decía que la decisión se había tomado “a la luz de las circunstancias de su hija”. Y se despedía de esta forma: “Le agradecería mucho que nos pudiera asegurar que la decisión de esta Secretaría del Interior le ha sido notificada, así como de su derecho a apelar”. Todo muy educado; tan terriblemente británico… Una puñalada en la espalda con una sonrisa.
Mientras tanto, Begum sigue insistiendo en que no es una amenaza para nadie, aunque los críticos señalan que no ha manifestado pesar por haberse unido al Daesh. “Soy una chica de 19 años con un bebé recién nacido”, dijo a ITV News. “No sé cómo pueden verme como un peligro. No voy a regresar y a animar a la gente a que se una al Daesh ni nada parecido. En todo caso, los alentaré a no ir porque no es todo como aparece en sus videos”.
El abogado de la familia, Tasnime Akunjee, dice que la adolescente está siendo tratada peor que los criminales de guerra nazis. “Nuestros políticos están diciendo que se le deben negar las protecciones legales y el debido proceso que se les otorgaron a los nazis”, argumentó. “Los nazis tuvieron los juicios de Nuremberg. Se les dio el debido proceso. Esta chica era una víctima cuando se fue con 15 años”.
Todo parece indicar que en Gran Bretaña la ley sigue favoreciendo a las élites privilegiadas, como Asma Al-Asad, y no a quienes son blancos fáciles para un medio de comunicación y los comentaristas populistas de derechas. Shamima Begum no solo es la clase equivocada, sino también el color equivocado, a diferencia de la Asad de piel clara. Con un secretario del Interior como el banquero multimillonario Sajid Javid, desesperado por demostrar sus credenciales británicas a pesar de su clase trabajadora de origen paquistaní, Begum no puede esperar ni simpatía ni compasión del gobierno británico. La riqueza, la clase y la raza continúan gobernando en la Gran Bretaña del siglo XXI.
Yvonne Ridley es una periodista y escritora británica que aporta su análisis político en las cuestiones relacionadas con Oriente Medio, Asia y la guerra mundial contra el terrorismo. Sus trabajos se han publicado en numerosas publicaciones en todo el mundo, en medios tan diversos como The Washington Post, Tehran Times y Tripoli Post, The Sunday Times, The Independent on Sunday, The Observer, The Daily Mirror, etc . habiendo ganado reconocimientos y premios en Estados Unidos y Reino Unido. Es una gran defensora, entre otras, de la causa palestina.
Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20190221-the-treatment-of-shamima-begum-and-asma-al-assad-reveals-britains-double-standards/
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