Mª Elvira Roca Barea dice a propósito de la situación
histórica-política de España, que “están pasando cosas muy gordas y el
personal no se entera”. Lo verdaderamente grave es lo que está pasando
en el mundo entero. Todo lo demás es prácticamente supérfluo.
I
La gente se preocupa generalmente de lo inmediato, en ese caso la política, le interesan poco los hallazgos y las preocupaciones científicas y sólo presta una atención superficial a las advertencias sobre la peligrosísima situación biogeológica en que se encuentra el Planeta.
15.364 científicos de 184 países avisaron por segunda vez en 2017, que puede estar a punto de extinguirse la vida en la Tierra, a causa del cambio climático.[1] No son los únicos y algunos creen que es ya demasiado tarde para impedirlo. Habría triunfado Satanás, pues el calentamiento global, que comenzó con el infierno, es una extensión de este lugar teológico, mencionado de una u otra forma en todas las religiones conocidas. Por eso ha tenido que ser una niña, los niños y los locos dicen las verdades que nadie quiere oír, quien llame la atención de los pueblos y sus dirigentes sobre la ominosa verdad. Aclamada Greta Thunberg “sucesora de Jesucristo” por una iglesia luterana sueca, portae inferi praevalebunt, prevalecieron las puertas del infierno (cf. Mat. 16,19 y 28,20) y se bloqueó la proclamación, para que nadie se dé cuenta de la auténtica realidad o verdad, por lo menos para los creyentes, sobre lo que está pasando. Como dice una máxima popular, el éxito del diablo depende de que nadie se dé cuenta de que existe y está siempre actuando.
Utilizando una expresión popularizada por M. Macron, presidente de Francia, y el Sr. Rivera, presidente de Ciudadanos, gracias al testimonio de la niña sueca, seguramente de estirpe vikinga por su valentía, es ya indiscutible que puede estar en marche, en marcha, el esjatón o momento final en que se acabará el mundo tal como es conocido convirtiéndose en una sucursal del infierno. Anunciado en las tradiciones ancestrales y los textos sagrados de las religiones de todas las culturas y civilizaciones como el fin del mundo y en la Biblia como el fin de los tiempos -el “fin del tiempo”, “día de Yahwé”, “día del Juicio”, “el día”, “la Venida de Cristo”, “la resurrección final”, “la Parusía”, “la llegada del Reino de Dios”-, tras la nueva y definitiva revelación de santa Greta, como se empieza a llamar a la niña –vox populi, vox Dei-, es evidente que será el cambio climático su causa eficiente, material, formal y final.
Con los paganos -chinos, indios de la India, papúes, etc.- que no creen en Greta ni en el cambio climático y con los musulmanes, que además son fatalistas y se someten al destino, kismet, القسمة , determinado por Allah, no se puede contar. En cambio, el papa Francisco, siempre al día en cuestiones científicas, ha llamado a la Cristiandad a la “conversión ecológica”,[2] recordando seguramente las palabras de san Pablo: «la Creación está aguardando expectante la manifestación de los hijos de Dios» (Rom 8,19). Hay ya una canción católica titulada “Alianza entre la Humanidad y el medio ambiente”, inspirada probablemente por la Alianza de Civilizaciones del Sr. Rodríguez Zapatero, y el Sínodo de la Amazonia, que sigue a manifestaciones que han tenido lugar y seguirán produciéndose, es una respuesta contundente contra el cambio climático. De tener éxito, podría reconvertirse el mismo infierno y desaparecerían los pecados ecológicos contra el Espíritu Santo, que, como enseñan los teólogos, no tienen remisión
Por muy manipulada que esté la opinión pública por los demonios aliados con los capitalistas, a la larga, al pueblo no se le engaña: “Se nota, se siente, el planeta está caliente”, decían antes del Sínodo en España y fuera de España las multitudes angustiadas que exigían “¡Justicia climática ya!” a los gobernantes. Y lo más notable es, que el núcleo de los manifestantes suele ser estudiantes conmovidos por el llamamiento del papa e inspirados por el ejemplo de Greta. Las palabras convencen, el ejemplo arrastra y no dudaron en abandonar las clases para abrir los ojos a los ignorantes, inconscientes y escépticos sobre la terrible encrucijada en que está la humanidad, que había vivido tranquilamente 315.000 años sobre la Tierra debido a la bondad de la Naturaleza. Qué, según nada menos que el Sr. António Guterrez, secretario general de la ONU, donde se concentra todo el saber humano, “está enfadada y devuelve el golpe”.
Es perentorio intentar salvar al Planeta de las garras de la cuarta bestia de la profecía de Daniel, que lo destroza: el capitalismo. «No tenemos otro planeta, otro lugar en el que vivir», decían los manifestantes del Fridays for Future. Políticos, partidos, sindicatos y al menos 300 asociaciones sin ánimo de lucro en España, apoyaron a los manifestantes. El secretario general del benemérito sindicato independiente UGT dijo sobrecogido “el planeta se apaga”, como avisando que podría necesitar la extremaunción. Los media sensibilizados se hicieron amplio eco.[3]
Verba volant, scripta manent. Peo como no se hizo caso ni de las advertencias de los profetas ni de las demostraciones escritas de los científicos, parvus error in principio fit maius in fine: el cambio ha avanzado tanto y es ya de tal calibre, que exige una declaración de Ausnahmezustand o situación excepcional mundial de las que deciden quien es el soberano. Por lo pronto, hay que intentar dominar el tiempo, que, recuerda el papa, precede al espacio, para, por lo menos, retrasarlo.
El calentamiento es un casus belli y, si vis Planetam para bellum, si quieres al Planeta prepárate para la guerra. Pero desgraciadamente la lucha será como una guerra civil: son minoría los concienciados de la situación de emergencia climática en que se encuentran el Planeta y la humanidad. Los incrédulos dicen que es propaganda subliminal a favor de la industria “verde”: se forró vendiendo bufandas, abrigos, estufas, calefacciones, hornos, cuando se avizoraba confusamente el problema y se creía que la causa era el enfriamiento; paraguas, sombrillas y tornasoles cuando se pensó que las causas eran la “lluvia ácida” y la desaparición de la capa de ozono; ahora fabricantes de helados, de neveras y toda clase de frigoríficos y ventiladores al descubrirse por fin -la ciencia progresa mediante tanteos, el método essay and error– que es el calentamiento.
Hay también demasiados “negacionistas”, gente desinformada debido a que los planes de educación no se ocupan del tema (en Francia piden ya incluir asignaturas climatológicas). Y hay los fascistas pagados por los capitalistas, que mienten descaradamente: no existe tal calentamiento, el cambio climático es constante desde que existe el universo y una retahíla de argumentos cientificistas, o sea, pseudocientíficos. Otros, Pascal Bruckner, por ejemplo, apelan a la ideología: el ambientalismo, afirma, es la forma más evolucionada de un marxismo que acusa al capitalismo de oprimir a los pueblos más pobres.[4] Algunos fascistas o negacionistas son tan poderosos como Trump, Putin o Bolsonaro, la China que presume de ser comunista, la India budista y otras potencias menores y la ofensiva contra los sabios y los creyentes está in crescendo. Se ridiculiza a Greta y a la nueva orden religiosa de los climatólogos sin el menor respeto.
II
¿Cómo se afrontará en España la lucha contra el cambio climático? Providencialmente, gobierna el Dr. Sánchez y subgobierna la Sra. Calvo, también doctora, ambos de momento “en funciones”, asistidos por un selecto elenco de ministras y ministros. A las ingentes tareas que les aguardan, han sumado la de controlar y gobernar el calentamiento global en este pequeño trozo del Planeta. Sin duda, muy de acuerdo con el Vaticano. Es muy probable le hayan pedido consejo, puesto que le consultaron el asunto del desentierro y entierro del general Franco. Fundamental para consolidar la democracia avanzada prescrita en el prólogo de la Constitución en la marca España, pero de interés local, aunque algo ayudará al purificar el Valle de los Caídos.[5]
La cooperación de la Iglesia, indispensable en países católicos, está asegurada. Mons. Sánchez Sorondo, gran especialista en el tema y representante de la ONG climática vaticana, ha elogiado a la España del Dr. Sánchez como “una gran reserva moral”: espera “sea modelo para el mundo” en esta gravísima cuestión susceptible precipitar el fin de los tiempos antes de lo previsto por la divina Providencia. Qué, dicho sea de paso, como quedaría muy mal, cambió sus planes y decidió revelar la “verdad completa” (Juan 16, 13) a la inocente niña –“dejad que los niños se acerquen mí” (Marcos 10,13-16)-, «lo más semejante a Jesucristo en nuestros días» según la iglesia sueca. Greta, en vez de hacerse el sueco y dedicarse a los juegos propios de su edad, ha consagrado su vida por mandato divino a fundar lo que se llama ya piadosamente la iglesia de la Gretología. La Iglesia española, cuya vitalidad es mayor que nunca -los aspirantes a sacerdotes abarrotan los seminarios y las órdenes religiosas no pueden aceptar más vocaciones por falta de espacio- por su defensa sin miedo a los poderes de este mundo de la coherencia entre la fe y la moral, ha empezado ya a concienciar a los fieles.
Die Regierung ist Bewegung, el gobierno es movimiento, decía Hegel. Los gobernantes concienciados tendrán que moverse empezando por prohibir drásticamente toda clase de humos además de los del tabaco. Por ejemplo: todo lo que produzca ventosidades que contengan metano y todos los animales perjudican al clima. Sobre todo las vacas, cuyas bostas son muy contaminantes aún sin pisarlas, y son peor los eructos. La situación de Argentina es pavorosa: 49.000.000 de vacas, 44.000.000 millones de habitantes humanos. La única esperanza es que pierda las elecciones el capitalista Macri. Si gana, habría de declarar himno nacional “No llores por mí, Argentina”. La ONU ha tenido que recomendar se extienda la abstinencia de comer carne los viernes a todos los días de la semana, aunque el papa, que es también argentino, no se ha pronunciado todavía sobre esta cuestión. En fin, las hojas otoñales de los árboles producen también CO2, la electricidad limpia no contamina pero produce calor, se acaba de descubrir que la forma de conducir puede ser contaminante y no hace falta mencionar los plásticos y otras sustancias. Y por supuesto, menos población humana sanearía la Naturaleza, como sostienen hace tiempo los ecologistas, dispuestos muchos de ellos a suicidarse colectivamente para dar ejemplo.
La enumeración sería interminable. Se echa de menos la edición barata de un catálogo en todos los idiomas de lo que daña el medio ambiente, para que pueda tenerla a mano todo el mundo. La editorial más adecuada es la ONU.
La contaminación de las grandes ciudades es lo que nota más la gente. Pero son menudencias. Para arreglarlo, bastan alcaldesas como la que lo fue de Madrid o la de Barcelona y alcaldesos concienciados.
Lo decisivo en la guerra por la supervivencia de los españoles y el Planeta, son ministerios como el innovador para “la Transición Ecológica” creado por el Dr. Sánchez al okupar el gobierno; con la ventaja añadida de que sosegará colateralmente a ecologistas impacientes y desorganizados con empleos que disminuirán el paro existente. Acciones inmediatas fueron subir el precio de la luz y un apagón el día de “La Hora del Planeta” decretado por la ONU. En Murcia y tierras aledañas confían ya en que se revertirá el trasvase franquista Tajo-Segura por su impacto en el medio ambiente (sería un acto de justicia además de ecológico: Franco le robó la idea al socialista don Indalecio Prieto).
La ministra del asunto, Dª Teresa Ribera, que conoce muy bien los efectos del diesel por ser dueña, según los informados, de dos vehículos movidos por este combustible, cooperará sin duda estrechamente con su homólogo M. François de Rugy, ministro de la Transition Écologique et Solidaire del gran Macron, otro gran adalid contra la catástrofe climática. Aunque se la acusa de que sabe lo que no quiere, pero no sabe lo que quiere -calumnias: sabe muy bien que las respuestas al cambio climático “requieren un enfoque de género”-, podrá hacerlo mejor: en España, está todo atado y bien atado y no hay chalecos que rompan el cordón umbilical entre los dirigentes y el pueblo (fue precisamente la subida del precio del diesel lo que disparó el movimiento de los gilets jaunes). Sólo ridículos lazos amarillos, el color de luto de los chinos, que descubrieron quizá el cambio climático en tiempos remotos y luego se olvidaron al no relacionarlo con el calentamiento y el infierno.
En una guerra, es fundamental la moral de los combatientes y, como la inteligencia es la mejor arma para defender el ambiente y contra el cambio climático, sea frío, caliente o regular, los súbditos dirigidos por el Dr. Sánchez, la Dra. Calvo y sus ministras intelectualas y sus ministros intelectualos aceptarán toda clase de sacrificios y gastos, incluido el aumento que consideren necesario de los impuestos y la deuda pública. Sin embargo, los antipapistas, antisanchistas, escépticos malintencionados y por supuesto los fascistas hablan de terrorismo climático y acusan a la benemérita Sra. Ribera de haber desencadenado el caos en el mundo energético cuando apenas ha tenido tiempo de hacer algo.
Así están las cosas en el tiempo de impasse previo a las elecciones noviembre, que Pachamma quiera gane el Dr. Sánchez. Por fin un auténtico hombre de Estado al frente de la nación de naciones formada por España, Cataluña, el País Vasco y Galicia, en una lucha en la que las mejores armas son, como se acaba de señalar, las de la inteligencia. Y que, además, parece tener suerte, baraka, بركة, bendición divina, igual que Franco, su gran rival.
Para terminar esta breve exhortación a la gente de buena fe para que tome en serio el cambio climático, un modesto consejo, seguramente innecesario, pues al Dr. Sánchez no se le escapa nada. La experiencia, dicen los sabios, es la madre de la ciencia y para adquirir la que requiere la lucha contra el cambio climático y por el medio ambiente -una guerra muy distinta de las conocidas hasta ahora-, convendría empezar por domeñar al Niño del Caribe, que confunde mucha gente con un “cantaor”. Sus fechorías climatológicas son harto conocidas en España, donde distorsiona el clima y desconcierta a los meteorólogos con sus fastidiosos planes septenales presoviéticos. ¿No podrían suprimirse o reducir su duración? Los nazis redujeron a cuatro los quinquenales soviéticos y la técnica ha progresado mucho desde entonces. Tanto que el gran problema político de nuestro tiempo, la conservación del ambiente respirable, puede solucionarse con leyes, decretos, por supuesto impuestos y multas, incluso prisión -el papa ha suprimido previsoramente la pena de muerte-, que repriman también a Eolo, al sol, a la luna y a las galaxias: se sospecha son tan culpables del cambio climático como los humos y otras acciones humanas o, por lo menos, coadyuvantes. No es casual, que el Dr. Sánchez haya nombrado Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades a un astronauta: junto con la ministra Dª Isabel Celáa, es, con palabras de esta última, catedrática por cierto de Lengua y Literatura Inglesa, uno de “los dos ministros que ostentamos la educación y el conocimiento en este país”.
[1] Manifiesto “World Scientists’ Warning to Humanity: A Second Notice. BioScience, Vol. 67, 2017, https://doi.org/10.1093/b osci/bix125.
[2] Es tiempo de revelaciones. La ecologista, aceptada como milagrosa por el Vaticano (R. Cascioli, “Calentamiento Global, el Vaticano desafía a Polonia”, infovaticana.com 30. X. 2018), es progresiva, igual que la cristiana. Vid. C. Tresmontant, Le problème de la Révélation. París, Éd. du Seuil, 1969. El presidente francés Macron reveló en una reunión del G20 en Hamburgo, que «para acabar con los ataques yihadistas hay que terminar primero con el cambio climático» y la alcaldesa Hidalgo añadió, que es también la causa de la proliferación de ratas en París. Pero el mérito de ser el primero en caer en la cuenta de la relación causal entre el cambio climático y el terrorismo le corresponde a un español. Vid. P. Fernández Barbadillo, “Cambio Climático. No fue Macron, el primero fue Zapatero”. actuall.com (14. VII. 2017).
[3] Las piadosas manifestaciones contra el cambio climático le recuerdan al arzobispo de Berlín Heiner Koch, “la escena bíblica de Jesús entrando en Jerusalén”. ¿No deberían las iglesias organizar rogativas, procesiones, misas, etc.?
[4] Otros ejemplos. Th. Ferjeuex Michaud-Nérard, sin duda un fascista redomado, tuvo la desfachatez de llamar religión réchauffiste (religión “recalentista”) a las advertencias sobre el cambio climático y secta ideológica a los apóstoles de la ciencia que consumen abnegadamente su vida dedicándola a esos estudios. Vid. “Credo quia absurdum: je crois au réchauffisme parce que c’est absurde!”. dreuz.info.com (29. XII. 2018). Otro fascista, Guy Millère, arremete en esta misma revista digital (3.II.2019) contra lo que llama cínicamente “L’imposture climatique” y la fascista española Candela Sande (hay también mujeres fascistas) escribe desvergonzadamente sobre “El Cambio Climático un cuento de invierno”. actuall.com (14. I. 2018). Al en realidad nazi, puesto que es alemán, K. Hartmann, le han publicado el provocativo libro Die grüne Lüge: Weltrettung als profitables Geschäftsmodell (La mentira verde: la salvación del mundo como un modelo de negocio muy rentable). Munich, Karl Blessing Verlag 2018. Para ganar esta guerra, hay que imponer una censura global, que impida la publicación de cosas desmoralizadoras. Otorgar a Greta el Nobel de la Paz, pedido ya para ella, sería muy útil para contrarrestar la propaganda de la extrema derecha por la autoridad que da ese premio, cada año más prestigioso.
[5] ¿No será el verdadero motivo, oculto por razones de Estado, de los viajes a Roma de la vicepresidenta Greta Calvo? Le obsesiona al misericordioso papa Francisco: al regalarle un ejemplar de Laudatio si al príncipe Federico de Dinamarca, le reveló que «el medio ambiente es el reto más importante de nuestro tiempo». Y en un mensaje a la Conferencia internacional sobre la gestión del agua en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, lamentó la falta de agua potable, “una vergüenza inmensa para la humanidad” relacionada obviamente con el clima.
Imagen: TheHilaryClark
I
La gente se preocupa generalmente de lo inmediato, en ese caso la política, le interesan poco los hallazgos y las preocupaciones científicas y sólo presta una atención superficial a las advertencias sobre la peligrosísima situación biogeológica en que se encuentra el Planeta.
15.364 científicos de 184 países avisaron por segunda vez en 2017, que puede estar a punto de extinguirse la vida en la Tierra, a causa del cambio climático.[1] No son los únicos y algunos creen que es ya demasiado tarde para impedirlo. Habría triunfado Satanás, pues el calentamiento global, que comenzó con el infierno, es una extensión de este lugar teológico, mencionado de una u otra forma en todas las religiones conocidas. Por eso ha tenido que ser una niña, los niños y los locos dicen las verdades que nadie quiere oír, quien llame la atención de los pueblos y sus dirigentes sobre la ominosa verdad. Aclamada Greta Thunberg “sucesora de Jesucristo” por una iglesia luterana sueca, portae inferi praevalebunt, prevalecieron las puertas del infierno (cf. Mat. 16,19 y 28,20) y se bloqueó la proclamación, para que nadie se dé cuenta de la auténtica realidad o verdad, por lo menos para los creyentes, sobre lo que está pasando. Como dice una máxima popular, el éxito del diablo depende de que nadie se dé cuenta de que existe y está siempre actuando.
Utilizando una expresión popularizada por M. Macron, presidente de Francia, y el Sr. Rivera, presidente de Ciudadanos, gracias al testimonio de la niña sueca, seguramente de estirpe vikinga por su valentía, es ya indiscutible que puede estar en marche, en marcha, el esjatón o momento final en que se acabará el mundo tal como es conocido convirtiéndose en una sucursal del infierno. Anunciado en las tradiciones ancestrales y los textos sagrados de las religiones de todas las culturas y civilizaciones como el fin del mundo y en la Biblia como el fin de los tiempos -el “fin del tiempo”, “día de Yahwé”, “día del Juicio”, “el día”, “la Venida de Cristo”, “la resurrección final”, “la Parusía”, “la llegada del Reino de Dios”-, tras la nueva y definitiva revelación de santa Greta, como se empieza a llamar a la niña –vox populi, vox Dei-, es evidente que será el cambio climático su causa eficiente, material, formal y final.
Con los paganos -chinos, indios de la India, papúes, etc.- que no creen en Greta ni en el cambio climático y con los musulmanes, que además son fatalistas y se someten al destino, kismet, القسمة , determinado por Allah, no se puede contar. En cambio, el papa Francisco, siempre al día en cuestiones científicas, ha llamado a la Cristiandad a la “conversión ecológica”,[2] recordando seguramente las palabras de san Pablo: «la Creación está aguardando expectante la manifestación de los hijos de Dios» (Rom 8,19). Hay ya una canción católica titulada “Alianza entre la Humanidad y el medio ambiente”, inspirada probablemente por la Alianza de Civilizaciones del Sr. Rodríguez Zapatero, y el Sínodo de la Amazonia, que sigue a manifestaciones que han tenido lugar y seguirán produciéndose, es una respuesta contundente contra el cambio climático. De tener éxito, podría reconvertirse el mismo infierno y desaparecerían los pecados ecológicos contra el Espíritu Santo, que, como enseñan los teólogos, no tienen remisión
Por muy manipulada que esté la opinión pública por los demonios aliados con los capitalistas, a la larga, al pueblo no se le engaña: “Se nota, se siente, el planeta está caliente”, decían antes del Sínodo en España y fuera de España las multitudes angustiadas que exigían “¡Justicia climática ya!” a los gobernantes. Y lo más notable es, que el núcleo de los manifestantes suele ser estudiantes conmovidos por el llamamiento del papa e inspirados por el ejemplo de Greta. Las palabras convencen, el ejemplo arrastra y no dudaron en abandonar las clases para abrir los ojos a los ignorantes, inconscientes y escépticos sobre la terrible encrucijada en que está la humanidad, que había vivido tranquilamente 315.000 años sobre la Tierra debido a la bondad de la Naturaleza. Qué, según nada menos que el Sr. António Guterrez, secretario general de la ONU, donde se concentra todo el saber humano, “está enfadada y devuelve el golpe”.
Es perentorio intentar salvar al Planeta de las garras de la cuarta bestia de la profecía de Daniel, que lo destroza: el capitalismo. «No tenemos otro planeta, otro lugar en el que vivir», decían los manifestantes del Fridays for Future. Políticos, partidos, sindicatos y al menos 300 asociaciones sin ánimo de lucro en España, apoyaron a los manifestantes. El secretario general del benemérito sindicato independiente UGT dijo sobrecogido “el planeta se apaga”, como avisando que podría necesitar la extremaunción. Los media sensibilizados se hicieron amplio eco.[3]
Verba volant, scripta manent. Peo como no se hizo caso ni de las advertencias de los profetas ni de las demostraciones escritas de los científicos, parvus error in principio fit maius in fine: el cambio ha avanzado tanto y es ya de tal calibre, que exige una declaración de Ausnahmezustand o situación excepcional mundial de las que deciden quien es el soberano. Por lo pronto, hay que intentar dominar el tiempo, que, recuerda el papa, precede al espacio, para, por lo menos, retrasarlo.
El calentamiento es un casus belli y, si vis Planetam para bellum, si quieres al Planeta prepárate para la guerra. Pero desgraciadamente la lucha será como una guerra civil: son minoría los concienciados de la situación de emergencia climática en que se encuentran el Planeta y la humanidad. Los incrédulos dicen que es propaganda subliminal a favor de la industria “verde”: se forró vendiendo bufandas, abrigos, estufas, calefacciones, hornos, cuando se avizoraba confusamente el problema y se creía que la causa era el enfriamiento; paraguas, sombrillas y tornasoles cuando se pensó que las causas eran la “lluvia ácida” y la desaparición de la capa de ozono; ahora fabricantes de helados, de neveras y toda clase de frigoríficos y ventiladores al descubrirse por fin -la ciencia progresa mediante tanteos, el método essay and error– que es el calentamiento.
Hay también demasiados “negacionistas”, gente desinformada debido a que los planes de educación no se ocupan del tema (en Francia piden ya incluir asignaturas climatológicas). Y hay los fascistas pagados por los capitalistas, que mienten descaradamente: no existe tal calentamiento, el cambio climático es constante desde que existe el universo y una retahíla de argumentos cientificistas, o sea, pseudocientíficos. Otros, Pascal Bruckner, por ejemplo, apelan a la ideología: el ambientalismo, afirma, es la forma más evolucionada de un marxismo que acusa al capitalismo de oprimir a los pueblos más pobres.[4] Algunos fascistas o negacionistas son tan poderosos como Trump, Putin o Bolsonaro, la China que presume de ser comunista, la India budista y otras potencias menores y la ofensiva contra los sabios y los creyentes está in crescendo. Se ridiculiza a Greta y a la nueva orden religiosa de los climatólogos sin el menor respeto.
II
¿Cómo se afrontará en España la lucha contra el cambio climático? Providencialmente, gobierna el Dr. Sánchez y subgobierna la Sra. Calvo, también doctora, ambos de momento “en funciones”, asistidos por un selecto elenco de ministras y ministros. A las ingentes tareas que les aguardan, han sumado la de controlar y gobernar el calentamiento global en este pequeño trozo del Planeta. Sin duda, muy de acuerdo con el Vaticano. Es muy probable le hayan pedido consejo, puesto que le consultaron el asunto del desentierro y entierro del general Franco. Fundamental para consolidar la democracia avanzada prescrita en el prólogo de la Constitución en la marca España, pero de interés local, aunque algo ayudará al purificar el Valle de los Caídos.[5]
La cooperación de la Iglesia, indispensable en países católicos, está asegurada. Mons. Sánchez Sorondo, gran especialista en el tema y representante de la ONG climática vaticana, ha elogiado a la España del Dr. Sánchez como “una gran reserva moral”: espera “sea modelo para el mundo” en esta gravísima cuestión susceptible precipitar el fin de los tiempos antes de lo previsto por la divina Providencia. Qué, dicho sea de paso, como quedaría muy mal, cambió sus planes y decidió revelar la “verdad completa” (Juan 16, 13) a la inocente niña –“dejad que los niños se acerquen mí” (Marcos 10,13-16)-, «lo más semejante a Jesucristo en nuestros días» según la iglesia sueca. Greta, en vez de hacerse el sueco y dedicarse a los juegos propios de su edad, ha consagrado su vida por mandato divino a fundar lo que se llama ya piadosamente la iglesia de la Gretología. La Iglesia española, cuya vitalidad es mayor que nunca -los aspirantes a sacerdotes abarrotan los seminarios y las órdenes religiosas no pueden aceptar más vocaciones por falta de espacio- por su defensa sin miedo a los poderes de este mundo de la coherencia entre la fe y la moral, ha empezado ya a concienciar a los fieles.
Die Regierung ist Bewegung, el gobierno es movimiento, decía Hegel. Los gobernantes concienciados tendrán que moverse empezando por prohibir drásticamente toda clase de humos además de los del tabaco. Por ejemplo: todo lo que produzca ventosidades que contengan metano y todos los animales perjudican al clima. Sobre todo las vacas, cuyas bostas son muy contaminantes aún sin pisarlas, y son peor los eructos. La situación de Argentina es pavorosa: 49.000.000 de vacas, 44.000.000 millones de habitantes humanos. La única esperanza es que pierda las elecciones el capitalista Macri. Si gana, habría de declarar himno nacional “No llores por mí, Argentina”. La ONU ha tenido que recomendar se extienda la abstinencia de comer carne los viernes a todos los días de la semana, aunque el papa, que es también argentino, no se ha pronunciado todavía sobre esta cuestión. En fin, las hojas otoñales de los árboles producen también CO2, la electricidad limpia no contamina pero produce calor, se acaba de descubrir que la forma de conducir puede ser contaminante y no hace falta mencionar los plásticos y otras sustancias. Y por supuesto, menos población humana sanearía la Naturaleza, como sostienen hace tiempo los ecologistas, dispuestos muchos de ellos a suicidarse colectivamente para dar ejemplo.
La enumeración sería interminable. Se echa de menos la edición barata de un catálogo en todos los idiomas de lo que daña el medio ambiente, para que pueda tenerla a mano todo el mundo. La editorial más adecuada es la ONU.
La contaminación de las grandes ciudades es lo que nota más la gente. Pero son menudencias. Para arreglarlo, bastan alcaldesas como la que lo fue de Madrid o la de Barcelona y alcaldesos concienciados.
Lo decisivo en la guerra por la supervivencia de los españoles y el Planeta, son ministerios como el innovador para “la Transición Ecológica” creado por el Dr. Sánchez al okupar el gobierno; con la ventaja añadida de que sosegará colateralmente a ecologistas impacientes y desorganizados con empleos que disminuirán el paro existente. Acciones inmediatas fueron subir el precio de la luz y un apagón el día de “La Hora del Planeta” decretado por la ONU. En Murcia y tierras aledañas confían ya en que se revertirá el trasvase franquista Tajo-Segura por su impacto en el medio ambiente (sería un acto de justicia además de ecológico: Franco le robó la idea al socialista don Indalecio Prieto).
La ministra del asunto, Dª Teresa Ribera, que conoce muy bien los efectos del diesel por ser dueña, según los informados, de dos vehículos movidos por este combustible, cooperará sin duda estrechamente con su homólogo M. François de Rugy, ministro de la Transition Écologique et Solidaire del gran Macron, otro gran adalid contra la catástrofe climática. Aunque se la acusa de que sabe lo que no quiere, pero no sabe lo que quiere -calumnias: sabe muy bien que las respuestas al cambio climático “requieren un enfoque de género”-, podrá hacerlo mejor: en España, está todo atado y bien atado y no hay chalecos que rompan el cordón umbilical entre los dirigentes y el pueblo (fue precisamente la subida del precio del diesel lo que disparó el movimiento de los gilets jaunes). Sólo ridículos lazos amarillos, el color de luto de los chinos, que descubrieron quizá el cambio climático en tiempos remotos y luego se olvidaron al no relacionarlo con el calentamiento y el infierno.
En una guerra, es fundamental la moral de los combatientes y, como la inteligencia es la mejor arma para defender el ambiente y contra el cambio climático, sea frío, caliente o regular, los súbditos dirigidos por el Dr. Sánchez, la Dra. Calvo y sus ministras intelectualas y sus ministros intelectualos aceptarán toda clase de sacrificios y gastos, incluido el aumento que consideren necesario de los impuestos y la deuda pública. Sin embargo, los antipapistas, antisanchistas, escépticos malintencionados y por supuesto los fascistas hablan de terrorismo climático y acusan a la benemérita Sra. Ribera de haber desencadenado el caos en el mundo energético cuando apenas ha tenido tiempo de hacer algo.
Así están las cosas en el tiempo de impasse previo a las elecciones noviembre, que Pachamma quiera gane el Dr. Sánchez. Por fin un auténtico hombre de Estado al frente de la nación de naciones formada por España, Cataluña, el País Vasco y Galicia, en una lucha en la que las mejores armas son, como se acaba de señalar, las de la inteligencia. Y que, además, parece tener suerte, baraka, بركة, bendición divina, igual que Franco, su gran rival.
Para terminar esta breve exhortación a la gente de buena fe para que tome en serio el cambio climático, un modesto consejo, seguramente innecesario, pues al Dr. Sánchez no se le escapa nada. La experiencia, dicen los sabios, es la madre de la ciencia y para adquirir la que requiere la lucha contra el cambio climático y por el medio ambiente -una guerra muy distinta de las conocidas hasta ahora-, convendría empezar por domeñar al Niño del Caribe, que confunde mucha gente con un “cantaor”. Sus fechorías climatológicas son harto conocidas en España, donde distorsiona el clima y desconcierta a los meteorólogos con sus fastidiosos planes septenales presoviéticos. ¿No podrían suprimirse o reducir su duración? Los nazis redujeron a cuatro los quinquenales soviéticos y la técnica ha progresado mucho desde entonces. Tanto que el gran problema político de nuestro tiempo, la conservación del ambiente respirable, puede solucionarse con leyes, decretos, por supuesto impuestos y multas, incluso prisión -el papa ha suprimido previsoramente la pena de muerte-, que repriman también a Eolo, al sol, a la luna y a las galaxias: se sospecha son tan culpables del cambio climático como los humos y otras acciones humanas o, por lo menos, coadyuvantes. No es casual, que el Dr. Sánchez haya nombrado Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades a un astronauta: junto con la ministra Dª Isabel Celáa, es, con palabras de esta última, catedrática por cierto de Lengua y Literatura Inglesa, uno de “los dos ministros que ostentamos la educación y el conocimiento en este país”.
[1] Manifiesto “World Scientists’ Warning to Humanity: A Second Notice. BioScience, Vol. 67, 2017, https://doi.org/10.1093/b osci/bix125.
[2] Es tiempo de revelaciones. La ecologista, aceptada como milagrosa por el Vaticano (R. Cascioli, “Calentamiento Global, el Vaticano desafía a Polonia”, infovaticana.com 30. X. 2018), es progresiva, igual que la cristiana. Vid. C. Tresmontant, Le problème de la Révélation. París, Éd. du Seuil, 1969. El presidente francés Macron reveló en una reunión del G20 en Hamburgo, que «para acabar con los ataques yihadistas hay que terminar primero con el cambio climático» y la alcaldesa Hidalgo añadió, que es también la causa de la proliferación de ratas en París. Pero el mérito de ser el primero en caer en la cuenta de la relación causal entre el cambio climático y el terrorismo le corresponde a un español. Vid. P. Fernández Barbadillo, “Cambio Climático. No fue Macron, el primero fue Zapatero”. actuall.com (14. VII. 2017).
[3] Las piadosas manifestaciones contra el cambio climático le recuerdan al arzobispo de Berlín Heiner Koch, “la escena bíblica de Jesús entrando en Jerusalén”. ¿No deberían las iglesias organizar rogativas, procesiones, misas, etc.?
[4] Otros ejemplos. Th. Ferjeuex Michaud-Nérard, sin duda un fascista redomado, tuvo la desfachatez de llamar religión réchauffiste (religión “recalentista”) a las advertencias sobre el cambio climático y secta ideológica a los apóstoles de la ciencia que consumen abnegadamente su vida dedicándola a esos estudios. Vid. “Credo quia absurdum: je crois au réchauffisme parce que c’est absurde!”. dreuz.info.com (29. XII. 2018). Otro fascista, Guy Millère, arremete en esta misma revista digital (3.II.2019) contra lo que llama cínicamente “L’imposture climatique” y la fascista española Candela Sande (hay también mujeres fascistas) escribe desvergonzadamente sobre “El Cambio Climático un cuento de invierno”. actuall.com (14. I. 2018). Al en realidad nazi, puesto que es alemán, K. Hartmann, le han publicado el provocativo libro Die grüne Lüge: Weltrettung als profitables Geschäftsmodell (La mentira verde: la salvación del mundo como un modelo de negocio muy rentable). Munich, Karl Blessing Verlag 2018. Para ganar esta guerra, hay que imponer una censura global, que impida la publicación de cosas desmoralizadoras. Otorgar a Greta el Nobel de la Paz, pedido ya para ella, sería muy útil para contrarrestar la propaganda de la extrema derecha por la autoridad que da ese premio, cada año más prestigioso.
[5] ¿No será el verdadero motivo, oculto por razones de Estado, de los viajes a Roma de la vicepresidenta Greta Calvo? Le obsesiona al misericordioso papa Francisco: al regalarle un ejemplar de Laudatio si al príncipe Federico de Dinamarca, le reveló que «el medio ambiente es el reto más importante de nuestro tiempo». Y en un mensaje a la Conferencia internacional sobre la gestión del agua en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, lamentó la falta de agua potable, “una vergüenza inmensa para la humanidad” relacionada obviamente con el clima.
Imagen: TheHilaryClark
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