Todos somos homosexuales
Angel Neocelo X @pausadoL
El
día de ayer 21 de diciembre, el máximo jerarca de la Iglesia Católica,
el Papa Benedicto XVI, declaró nuevamente un duro ataque a la comunidad
homosexual pues considera que el matrimonio gay es “un ataque a la
familia tradicional”. Además añadió que este tipo de matrimonio, la
eutanasia y el aborto son “amenazas para la paz mundial”. Por si fuera
poco refrendó su opinión en Twitter diciendo que “Cuando niegas a Dios,
niegas la dignidad humana. Quien defiende a Dios, está defendiendo al
hombre” (https://twitter.com/Pontifex_es/status/282080981186383872). Esta es la segunda ocasión en una semana en la que el Papa ataca al matrimonio homosexual.
Es triste ver cómo una fecha destinada a
la unión y al amor sea usada para condenar, transgredir y violar la
libertad de los demás. La sexualidad va más allá del tema de la
reproducción. Todos contamos con una, y es que si nos vamos a los
extremos, ¿qué no también es celibato es anti natura? Ello explica los
cientos de años de abusos cometidos a los más débiles.
Históricamente la familia nunca ha sido constante, a través del tiempo ha ido modificándose para solventar las nuevas necesidades que surgen con el desarrollo de la civilización. No fue hasta esta etapa en que se consolida la familia monogámica, compuesta por padre, madre e hijos. Por lo anterior, no es de esperarse que en la actualidad el concepto de familia se esté transformando, hoy vemos familias pequeñas incluso compuestas sólo por madre o padre e hijos, o padres sin hijos. Y lo seguirá haciendo. Las nuevas necesidades van llegando y por supuesto la comunidad LGBT exige los derechos que, como personas y ciudadanos, necesitan para tener una vida plena.
Históricamente la familia nunca ha sido constante, a través del tiempo ha ido modificándose para solventar las nuevas necesidades que surgen con el desarrollo de la civilización. No fue hasta esta etapa en que se consolida la familia monogámica, compuesta por padre, madre e hijos. Por lo anterior, no es de esperarse que en la actualidad el concepto de familia se esté transformando, hoy vemos familias pequeñas incluso compuestas sólo por madre o padre e hijos, o padres sin hijos. Y lo seguirá haciendo. Las nuevas necesidades van llegando y por supuesto la comunidad LGBT exige los derechos que, como personas y ciudadanos, necesitan para tener una vida plena.
Me asalta la duda de conocer la
verdadera razón por la cual la Iglesia Católica, a través de su máximo
vocero, insiste en rechazar la diversidad sexual. Recordemos que su
mensaje fue enviado en vísperas de Navidad ante cientos de burócratas
que constituyen el Vaticano. También me pregunto cómo es que sabiendo la
enorme responsabilidad que conlleva ser Papa, Benedicto XVI, se
preocupa en dar mensajes de odio y discriminación cuando por el
contrario puede hacerlo dando amor y predicando con el ejemplo ¿Qué
acaso no fue lo que Jesucristo enseñó? Y además de jactarse de poseer la
verdad absoluta pues la Verdad (Dios) está con ellos, se ocupa más de
esparcir estos mensajes que solo incitan a más violencia y
discriminación ¿Es verdad que el matrimonio homosexual es una amenaza
para la paz mundial? Yo creí que eran las guerras, la pobreza, el hambre
y la desigualdad. ¿Es cierto que al opinar justo lo opuesto a Su
Santidad, estoy negando a Dios y a la dignidad humana? No lo sé. Lo
único que puedo pensar es que una institución tan corrompida como la
Iglesia (no importa de qué religión) pregone discursos de moral y
honradez cuando en sus propias filas hay sangre, odio, pedofilia,
avaricia, corrupción y mucha, muchas ganas de conservar un mundo ambiguo
e inmovible, al mismo tiempo incoherente y retrógrada. Como ser humano
soy incapaz de juzgar a los demás, pienso que cada quien es dueño de sí
mismo y mientras no afecte el bienestar de los demás todo está
perfecto, esa es la verdadera libertad. No sé qué es lo mejor para los
demás y por eso mismo sólo respeto y defiendo mi integridad, nada más.
¿Vamos a permitir que un anciano de más
de 80 años, que nunca ha tenido relaciones sexuales (o al menos eso
creemos), que nunca ha tenido una pareja, que nunca ha formado una
familia, que está rodeado de lujos y misterio, decida sobre ti, sobre tu
cuerpo, sobre qué debes y no debes hacer, sobre con quién puedes
acostarte? Por mi parte no, pero por la misma razón de que no conozco
qué es lo mejor para los demás, simplemente respeto y dejo ser. Todos
somos homosexuales. Todos somos humanos. Todos tenemos derechos. Soy un
pecador, pero soy un degenerado consiente de la realidad actual. Para
aquellos fanáticos que les urge clasificar todo, el amor sólo es uno.
Como creyente, Jesucristo resumió su labor diciendo “Ámense los unos a
los otros como yo les he amado”. ¿Dónde está ese amor? Ese amor al
Hombre, a la humanidad. ¿Dónde está la igualdad de razas y credos?
¿Acaso no Dios fue el máximo creador? ¿Son ellos extraterrestres? ¿Por
qué la Iglesia predica el amor al prójimo pero no dice que sólo es bueno
el heterosexual? ¿Por qué satanizar lo “diferente”? ¿Qué es normal?
Según ustedes lo que la mayoría. ¿En realidad el ser humano es tan
simplón como para que todos seamos iguales? Si amo, no puedo condicionar
mi amor. Ustedes aman lo tradicional, lo inmovible, tienen miedo al
cambio. Aman sus misterios y dogmas, darían todo por ser iguales. La
homosexualidad existe en más de 450 especies, la homofobia sólo en una.
¿Qué es lo antinatural?
Ojalá Su Santidad, el Papa Benedicto
XVI, también ofrezca discursos de odio a los múltiples pecados de su
Iglesia, que ofrezca perdón a los miles de niños ultrajados por miembros
de su institución. Ojalá ofrezca disculpas porque nunca despertarán, su
esencia es el oscurantismo y la ignorancia. Reza por que siga así.
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