Mejor dieta: la mente
Resulta que cumplir ese propósito de año nuevo de bajar unos kilitos es más fácil de lo que pensabas. Un estudio reciente publicado en PLOS ONE descubrió que la sensación de hambre está muy influenciada por factores psicológicos.El experimento, llevado a cabo por Jeffrey Brunstorm, profesor de la Universidad de Bristol, utilizó como elemento clave un plato de sopa "rellenable" y dos grupos de personas a estudiar. A todas las personas se les indicó que ingirieran la sopa que estaba en el plato; sin embargo, a una mitad se les proporcionó un plato con 300ml de sopa, y a otra, uno con 500ml.
Lo que estas personas no sabían, es que el plato tenía una serie de tubos y válvulas que les permitía a los investigadores alterar la cantidad de sopa disponible. Así, a algunas de las personas que se les indicó que bebieran 300ml de sopa, se les suministró 500ml, mientras que a otras que se les indicó que bebieran 500ml, tan sólo se les proporcionó 300ml.
Justo al terminar de comer, se les preguntó a los individuos qué tan satisfechos estaban. Aquí, la fisiología no mintió: los que efectivamente habían consumido 300ml de sopa estaban menos satisfechos que los que habían consumido 500ml (independientemente de la información que se les hubiese proporcionado).
Sin embargo, dos horas después de comer, tales nociones comenzaron a variar. Las personas que creían haber consumido 300ml comenzaron a sentir más hambre que las que creían haber consumido 500ml, independientemente de la cantidad que en verdad ingirieron.
Para Brunstorm, estos resultados demuestran que la mente es un factor muy importante a la hora de sentir apetito, y que, engañándola, se puede lograr que una persona coma más o menos de lo que en verdad necesita.
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