PRI, de la oposición a la alineación con su nuevo gobierno
Marzo 04, 2013
El PRI formalizó su reconstrucción en un partido de gobierno, gracias al cambio a sus estatutos que permitirá a los priistas apoyar las reformas hacendaria y energética que impulsará el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Las modificaciones a los documentos básicos del partido tricolor posibilitan a gobernantes y legisladores del PRI proponer y discutir el probable cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en alimentos y medicinas, así como la eventual apertura de algunas actividades del sector petrolero al capital privado.
TOCAR FONDO
Esta “cirugía” a los estatutos priistas, a tono con los compromisos y al plan de gobierno de Peña Nieto, es emblemática de que el Revolucionario Institucional deja atrás los 12 años en los que fue oposición y durante los cuales se reconstruyó para volver a ganar la Presidencia de la República.
“No fue un tiempo fácil para el PRI porque en su interior las diferentes corrientes se culpaban sobre la derrota del año 2000 y todos pensaban que se trataba de un pozo sin fondo del que nunca iban a salir.
“Hubo muchas divisiones y esto se veía en el ambiente al interior del partido y también al exterior, y esto les hizo llegar todavía más al fondo y perder posiciones en la política nacional”, consideró Moisés Sánchez Morón, historiador de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
Después de la derrota del año 2000, cuando Francisco Labastida fue su candidato a la Presidencia, el PRI hizo intentos por lograr unidad entre sus diferentes corrientes... pero el resultado fue una división mayor.
Roberto Madrazo Pintado asumió la dirigencia nacional del partido en 2002, y tres años después decidió competir por la candidatura presidencial para la elección de 2006.
Sin embargo, tenía ya tras de sí una ruptura con la dirigente sindical de los maestros, Elba Esther Gordillo, que fungía como su secretaria general en el PRI.
Además, otros priistas formaron el grupo político conocido como Tucom (Todos Unidos Contra Madrazo), para arrebatar la nominación al líder partidista y lanzar como candidato a Arturo Montiel, exgobernador del Estado de México. El Tucom estuvo integrado por el exsenador Enrique Jackson; el entonces gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, y los exmandatario estatales Tomás Yarrington, de Tamaulipas, y Enrique Martínez y Martínez, de Coahuila.
Al final, Montiel declinó a su aspiración ante las acusaciones que enfrentó por supuesto enriquecimiento ilícito durante su administración en el Edomex.
Madrazo logró convertirse en el candidato del PRI pero no repuntó en la elección, con lo cual dejó un partido en tercer lugar de los comicios presidenciales y sumido en divisiones internas.
En las votaciones de ese 2 de julio de 2006, el PRI quedó detrás en las preferencias electorales del PAN y de la coalición de izquierda, al lograr 9 millones 301,441 votos, que representó el 22.26% de la elección presidencial y sin ganar un solo estado del país.
EL REPUNTE
El partido tricolor jugó un papel fundamental en la toma de protesta de Felipe Calderón como presidente, al asistir a la sede del Congreso de la Unión y formar el quórum necesario para la atropellada sesión en la cual el panista asumió el cargo en cuestión de 5 minutos.
“El propio expresidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, reconoció en días pasados que el triunfo de Peña Nieto comenzó aquel 2006, cuando el PRI no quiso entrar en controversia a favor o en contra ni de Felipe Calderón ni de López Obrador y se limitó a cumplir a lo que le obligaba la Constitución.
“Al mostrar una postura moderada, acorde a la ley y sin buscar dividir más al país, el PRI ganó muchas simpatías que perdió en los años pasados”, señaló Sánchez Morón.
Esas simpatías fueron aprovechadas por la nueva presidencia nacional del PRI, que fue asumida en 2007 por Beatriz Paredes Rangel, con quien el tricolor comenzó a remontar en las preferencias electorales. En las elecciones de ese año, el partido logró recuperar la gubernatura de Yucatán.
Para 2009, el PRI recuperó la fracción mayoritaria en la Cámara de Diputados, con 237 de las 500 curules federales.
Hubo además elecciones en 6 entidades, 5 de las cuales ganó el PRI. Mantuvo Colima, Campeche y Nuevo León; ganó Querétaro y San Luis Potosí –que eran panistas-, y sólo perdió Sonora.
En 2010, el PRI ganó 9 de las 12 elecciones para gobernador en los estados, perdiendo sólo Oaxaca, Puebla y Sinaloa, entidades donde el PAN y el PRD se aliaron para competir contra el tricolor.
En 2011, el PRI perdió las elecciones de Baja California Sur y Guerrero; pero ganó Michoacán, Estado de México, Coahuila y Nayarit.
Una vez que concluyó la gestión de Beatriz Paredes al frente del partido, Humberto Moreira quedó en su lugar, pero tuvo que dejar el cargo a los nueve meses al ser señalado como responsable de la deuda millonaria en Coahuila, entidad en la que fue mandatario.
En su lugar entró el exsenador Pedro Joaquín Coldwell, quien condujo al partido hacia la campaña presidencial de 2012, donde Enrique Peña Nieto ganó la Presidencia de la República.
Actualmente, el PRI posee 213 de 500 curules en la Cámara de Diputados; 52 de 128 senadores; y 20 de 32 gubernaturas.
Los priistas gobiernan en 921 municipios de los 2,457 que existen en el país; y tiene 438 legisladores locales de los 1,138 que conforman los congresos de las 32 entidades federativas.
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