Cómo se sentirá el impacto del "secuestro fiscal" fuera de EE.UU.
Sábado, 6 de abril de 2013
El Congreso de Estados Unidos
redujo US$85.000 millones del presupuesto federal de aquí a fines de
septiembre. Los grupos de ayuda exterior que dependen de EE.UU. temen
ahora que los recortes devastarán a la gente que necesita
deseperadamente esa ayuda.
Cuando Jeremy Konyndyk -director de política de la agencia de ayuda global Mercy Corps- habla sobre los recortes presupuestarios en EE.UU., apenas menciona el impacto que éstos tendrán en los estadounidenses.
En enero pasado, Konyndyk visitó una aldea en la región de Ouallam, a unos 100 kilómetros de Niamey, donde se encontró con un grupo de unas 20 mujeres que habían recibido una cabra a través de un programa de seguridad alimentaria.
"Este programa por lo menos les da algunas perspectivas para llegar al final de la sequía sin ser totalmente aniquiladas", dice. Los cortes al presupuesto, afirma, harán más difícil ayudarlas a ellas y a otras mujeres en Níger.
"No es el fin del mundo"... en Washington
En Washington, funcionarios de la Casa Blanca señalan que los recortes afectarán todo, desde las giras en la residencia presidencial, que han sido canceladas, hasta los vuelos de aerolíneas dentro del país, que están sufriendo atrasos.
Sin embargo, a pesar de estas afirmaciones, algunos de los recortes presupuestarios casi no se sentirán.
"No es el fin del mundo", dice Gordon Adams, catedrático de la Universidad Americana que fue un alto funcionario durante la presidencia de Bill Clinton. "Es como un corte de cabello".
Pero las reducciones no sólo afectarán a estadounidenses, sino que su impacto se notará en todo el mundo.
Por ejemplo, funcionarios europeos podrían pasar menos tiempo en reuniones, porque sus colegas en Washington estarán haciendo menos viajes al exterior. Algunos funcionarios del Pentágono ya han cancelado viajes a Europa esta primavera.
De gobierno a gobierno
"Un millón de niños no serán vacunados"
Tom Hart, director ejecutivo en EE.UU. de la agencia ONE Campaign
EE.UU. es el mayor proveedor mundial de ayuda humanitaria, de acuerdo con el Instituto de Desarrollo de Ultramar, basado en Londres. También ofrece asistencia militar a países en Medio Oriente y otras regiones, y financia programas para la salud global, ayuda a refugiados y más.
La ley que ordenó los recortes en el presupuesto en marzo pasado redujo los fondos para éstos y otros programas en un 5%.
Más de US$2.700 millones serán sacados de operaciones en el exterior del Departamento de Estado y otros programas, según el Servicio de Investigación Congresional.
En algunos casos los recortes afectarán a instituciones gubernamentales en otros países. También se reducirá la ayuda a países como Egipto -a cuyos militares EE.UU. suministra US$1.300 millones- e Israel, que recibe unos US$3.000 millones al año.
Las reducciones presupuestarias tendrán un impacto sobre individuos, como los trabajadores humanitarios, ya que los recortes serán aplicados a programas que ya están al límite.
Las contribuciones al mantenimiento de la paz internacional, que ayuda a aplacar la violencia en países asolados por conflictos, como Mali, se reducirán en US$20 millones.
Y los fondos para programas humanitarios, que ayudan a las familias en el Cuerno de África y otros lugares en crisis, serán recortados en aproximadamente US$200 millones, tal como señaló la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Consecuencias desastrosas
"Trabajamos en programas para la gente más necesitada del planeta", afirma Tom Hart, director ejecutivo en EE.UU. de la agencia ONE Campaign, el grupo de defensa fundado por Bono, el vocalista del conjunto musical irlandés U2.
"Estas personas están viviendo al límite. Un millón de niños no serán vacunados. Un millón de mosquiteros para la prevención de la malaria quedarán sin distribuir".
Hart y otros activistas temen que las vidas de muchas personas en el exterior se harán más duras si se reducen los programas de ayuda, que incluyen proyectos de seguridad alimentaria y agrícola.
Y muchos trabajadores de ayuda humanitaria dicen que sus programas ya están en apuros económicos.
"En este momento, nos estamos enfrentando a una aguda cantidad de crisis", comenta Jeremy Kadden, un alto administrador legislativo en InterAction, un consorcio de organizaciones no gubernamentales basadas en EE.UU. "Tenemos a más personas necesitadas que nunca antes".
Konyndyk, de Mercy Corps, afirma que los recortes presupuestarios atacan los esfuerzos para ayudar a la gente en otras partes del mundo y ponen a los estadounidenses en un aprieto.
"El gobierno se enfrenta a una especie de dilema, como la decisión de Sophie", explica. "¿Qué desastre se ahorra?".
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