Los Monreal, Bisogno y las payasadas
La
tentación era mucha, pero pesó más el interés mayor: si la PGR no actúa
a tiempo, advertida por el CISEN, los sicarios que querían asesinar a
los legisladores Ricardo (diputado federal) y David (senador) Monreal
Ávila se hubieran salido con la suya, y en este momento a los
zacatecanos se los estarían cafeteando en Gayosso.
Por supuesto, la “izquierda” vio el asunto como un complot. Argumentos van y vienen sobre el particular: que se quiso “intimidar” a un diputado que no claudica a sus ideales (ajá), que se le busca “ablandar” para que cambie el sentido del voto en reformas constitucionales que son clave, que resulta “sintomático” que ocurra con alguien que es muy cercano a El Peje, etcétera.
Claro, la “izquierda” puede decir misa si quiere, pero por lo menos se evitó algo que pudo haber resultado catastrófico si se actúa con negligencia: el asesinato de los hermanos Monreal Ávila hubiera causado una crisis política en el país, pues el ataque no sólo se hubiera visto como una acción contra un contestatario al sistema actual y leal al principal opositor de México, sino al representante de un poder, el Legislativo, que es el contrapeso de un país que es eminentemente presidencialista.
La mera verdad, me parece mejor que se haya atajado una crisis interna a que ahora los de la “izquierda” mexicana estén viendo conspiraciones por todas partes. Así, los “izquierdistas” hoy pueden elucubrar todo lo que quieran, pero por lo menos se le ha ahorrado a la nación algo que hubiera alcanzado el nivel de una tragedia shakespearana.
Pero el hecho de que los hermanitos Monreal Ávila hayan salvado el pellejo no los exime de las últimas barrabasadas en las que han incurrido; no, al menos, a don Ricardo, que de manera oportunista se aprovechó de una diatriba publicada por el “cómico” Daniel Bisogno en contra de las criaditas, para lanzarse contra éste y acusarlo de “racista”.
El tipo es, ciertamente, un patán que nada aporta para mejorar la educación y la cultura de los mexicanos (se supone que el tipo es “líder de opinión”), pero su dicho no es racista, que es de lo que se aferra a cuatro uñas Ricardo La mula de otate Monreal para exigirle a Bisogno –que más bien es bisoño— que se disculpe con las mucamas, aunque también con el Poder Legislativo.
Y aquí está el meollo del asunto. Supuestamente circuló una carta, cuya autoría se adjudicaba al tal Bisogno, donde el “comediante” se burlaba de los legisladores, a los que acusa de “parásitos” y de otras lindezas que no son sino la pura verdad; en especial, en el caso de Monreal Ávila, que se la ha pasado en el trampolín de la política desde hace un buen rato.
La mentada carta de Bisogno, de la que finalmente se desentiende, refleja claramente lo que la mayoría de los mexicanos piensa de sus legisladores. Del caso particular del ex gobernador de Zacatecas, en otra ocasión aquí lo he señalado como una teibolera de la política (con perdón de las bellas, que se ganan el pan con el sudor de su traserito), práctica en que incurren algunas de las que hoy son consideradas vacas sagradas de la “izquierda”.
Qué lástima que el “comentarista” de TV Azteca se haya echado para atrás en lo de su opinión sobre los legisladores mexicanos, pero es entendible: a la televisora del no menos patán Ricardo Salinas Pliego no le conviene pelearse con los diputados federales y senadores, con los que hay posibilidades de hacer muy buenos negocitos.
A todo esto, las acciones de legisladores de México alcanzan la categoría de payasadas, pero sin ninguna gracia, es decir, ni para eso son buenos los llamados padres conscriptos. Hay que recordar lo que en una legislatura pasada les dijo el entonces líder nacional de los payasos (de los verdaderos personajes dedicados a hacer reír), que más o menos se resumía en lo siguiente:
--Ni nosotros legislamos, ni ustedes hacen payasadas.
Por supuesto, la “izquierda” vio el asunto como un complot. Argumentos van y vienen sobre el particular: que se quiso “intimidar” a un diputado que no claudica a sus ideales (ajá), que se le busca “ablandar” para que cambie el sentido del voto en reformas constitucionales que son clave, que resulta “sintomático” que ocurra con alguien que es muy cercano a El Peje, etcétera.
Claro, la “izquierda” puede decir misa si quiere, pero por lo menos se evitó algo que pudo haber resultado catastrófico si se actúa con negligencia: el asesinato de los hermanos Monreal Ávila hubiera causado una crisis política en el país, pues el ataque no sólo se hubiera visto como una acción contra un contestatario al sistema actual y leal al principal opositor de México, sino al representante de un poder, el Legislativo, que es el contrapeso de un país que es eminentemente presidencialista.
La mera verdad, me parece mejor que se haya atajado una crisis interna a que ahora los de la “izquierda” mexicana estén viendo conspiraciones por todas partes. Así, los “izquierdistas” hoy pueden elucubrar todo lo que quieran, pero por lo menos se le ha ahorrado a la nación algo que hubiera alcanzado el nivel de una tragedia shakespearana.
Pero el hecho de que los hermanitos Monreal Ávila hayan salvado el pellejo no los exime de las últimas barrabasadas en las que han incurrido; no, al menos, a don Ricardo, que de manera oportunista se aprovechó de una diatriba publicada por el “cómico” Daniel Bisogno en contra de las criaditas, para lanzarse contra éste y acusarlo de “racista”.
El tipo es, ciertamente, un patán que nada aporta para mejorar la educación y la cultura de los mexicanos (se supone que el tipo es “líder de opinión”), pero su dicho no es racista, que es de lo que se aferra a cuatro uñas Ricardo La mula de otate Monreal para exigirle a Bisogno –que más bien es bisoño— que se disculpe con las mucamas, aunque también con el Poder Legislativo.
Y aquí está el meollo del asunto. Supuestamente circuló una carta, cuya autoría se adjudicaba al tal Bisogno, donde el “comediante” se burlaba de los legisladores, a los que acusa de “parásitos” y de otras lindezas que no son sino la pura verdad; en especial, en el caso de Monreal Ávila, que se la ha pasado en el trampolín de la política desde hace un buen rato.
La mentada carta de Bisogno, de la que finalmente se desentiende, refleja claramente lo que la mayoría de los mexicanos piensa de sus legisladores. Del caso particular del ex gobernador de Zacatecas, en otra ocasión aquí lo he señalado como una teibolera de la política (con perdón de las bellas, que se ganan el pan con el sudor de su traserito), práctica en que incurren algunas de las que hoy son consideradas vacas sagradas de la “izquierda”.
Qué lástima que el “comentarista” de TV Azteca se haya echado para atrás en lo de su opinión sobre los legisladores mexicanos, pero es entendible: a la televisora del no menos patán Ricardo Salinas Pliego no le conviene pelearse con los diputados federales y senadores, con los que hay posibilidades de hacer muy buenos negocitos.
A todo esto, las acciones de legisladores de México alcanzan la categoría de payasadas, pero sin ninguna gracia, es decir, ni para eso son buenos los llamados padres conscriptos. Hay que recordar lo que en una legislatura pasada les dijo el entonces líder nacional de los payasos (de los verdaderos personajes dedicados a hacer reír), que más o menos se resumía en lo siguiente:
--Ni nosotros legislamos, ni ustedes hacen payasadas.
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