No son delincuentes los maestros, pero fue correcto el desalojo de la Autopista del Sol
Es
difícil decirlo para alguien que, como yo, participó en el bloqueo a
las principales vialidades de la Ciudad de México después del fraude
electoral de 2006. Pero creo que fue correcto que los policías federales
desalojaran a los maestros que bloqueaban la Autopista del Sol. Es mi
opinión, nada más. La expreso consciente de que puedo estar equivocado.
Pienso que no todas las protestas son iguales. Es legítimo, así veo las cosas, manifestar inconformidad, con medidas de desobediencia civil, porque se ha traicionado a la democracia. Pero no encuentro la legitimidad que justifique alterar el orden público porque ha habido un cambio, ¡para mejorar!, el sistema educativo.
Por otro lado, en 2006, en el DF, la izquierda organizó un gran plantón convencida de que había opciones para circular por sus calles; se usaron y las cosas funcionaron. Con excepción de algunos empresarios del centro de la ciudad, a nadie perjudicó la manifestación de tantos días encabezada por Andrés Manuel López Obrador. La vida en la capital mexicana no se detuvo, la gente que quiso hacerlo pudo llegar a tiempo a su trabajo. Ocurrió así porque las autoridades locales, que dirigía Alejandro Encinas, modificaron determinadas vialidades y todo se desarrolló con normalidad.
Bloquear prácticamente la única carretera para llegar a una ciudad tan importante como Acapulco, cuyos habitantes en gran medida viven de los viajeros que se trasladan por tierra, es otra cosa.
No puedo simpatizar con los maestros que insisten en aislar a un destino turístico todavía con una gran marca en el mundo, pero que ha sufrido tremendamente por la violencia del narco y al que, además, el gobierno de Felipe Calderón le quitó su principal evento anual, el Tianguis Turístico.
Menos aún se puede simpatizar con la “causa” que defienden esos maestros: que no se les evalúe como lo ordena la reforma educativa.
Desde luego, aunque se justifica el desalojo de la Autopista del Sol, el gobierno no va a convencer de que quiere hacer bien las cosas si, al mismo tiempo, los más importantes funcionarios, después de haber metido a la cárcel a Elba Esther Gordillo, se retratan con su sucesor, Juan Díaz de la Torre, un tipo que sin duda era cómplice de la corrupta “maestra”.
Menos va a convencer el gobierno si los medios cubren un evento como el retiro de la protesta de la carretera a Acapulco acusando a los maestros inconformes de delincuencia, tal como lo hizo Milenio TV.
Porque si los maestros actuaron en forma indebida al bloquear el principal acceso a un lugar turístico, ello no los convierte en delincuentes. No lo son. Simplemente han elegido métodos inadecuados de lucha.
Lo mejor que puede hacer el gobierno después del desalojo es insistir en el diálogo, no hay de otra.
Pienso que no todas las protestas son iguales. Es legítimo, así veo las cosas, manifestar inconformidad, con medidas de desobediencia civil, porque se ha traicionado a la democracia. Pero no encuentro la legitimidad que justifique alterar el orden público porque ha habido un cambio, ¡para mejorar!, el sistema educativo.
Por otro lado, en 2006, en el DF, la izquierda organizó un gran plantón convencida de que había opciones para circular por sus calles; se usaron y las cosas funcionaron. Con excepción de algunos empresarios del centro de la ciudad, a nadie perjudicó la manifestación de tantos días encabezada por Andrés Manuel López Obrador. La vida en la capital mexicana no se detuvo, la gente que quiso hacerlo pudo llegar a tiempo a su trabajo. Ocurrió así porque las autoridades locales, que dirigía Alejandro Encinas, modificaron determinadas vialidades y todo se desarrolló con normalidad.
Bloquear prácticamente la única carretera para llegar a una ciudad tan importante como Acapulco, cuyos habitantes en gran medida viven de los viajeros que se trasladan por tierra, es otra cosa.
No puedo simpatizar con los maestros que insisten en aislar a un destino turístico todavía con una gran marca en el mundo, pero que ha sufrido tremendamente por la violencia del narco y al que, además, el gobierno de Felipe Calderón le quitó su principal evento anual, el Tianguis Turístico.
Menos aún se puede simpatizar con la “causa” que defienden esos maestros: que no se les evalúe como lo ordena la reforma educativa.
Desde luego, aunque se justifica el desalojo de la Autopista del Sol, el gobierno no va a convencer de que quiere hacer bien las cosas si, al mismo tiempo, los más importantes funcionarios, después de haber metido a la cárcel a Elba Esther Gordillo, se retratan con su sucesor, Juan Díaz de la Torre, un tipo que sin duda era cómplice de la corrupta “maestra”.
Menos va a convencer el gobierno si los medios cubren un evento como el retiro de la protesta de la carretera a Acapulco acusando a los maestros inconformes de delincuencia, tal como lo hizo Milenio TV.
Porque si los maestros actuaron en forma indebida al bloquear el principal acceso a un lugar turístico, ello no los convierte en delincuentes. No lo son. Simplemente han elegido métodos inadecuados de lucha.
Lo mejor que puede hacer el gobierno después del desalojo es insistir en el diálogo, no hay de otra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario