Un México, dos tipos de hambre
Escrito por Carlos Emilio Ibarra
El día 52 de su gobierno,
Enrique Peña Nieto lanzó a través de la Secretaría de Desarrollo Social
(SEDESOL) un viejo plan de reposicionamiento gubernamental, la
sonadísima Cruzada contra el Hambre.
La severa crisis social que vive el país producto de los altos índicies
de pobreza debido al estancamiento económico y la ausencia de un
programa de desarrollo endógeno, exigían un posicionamiento activo por
parte del “renovado líder” del país. De ahí el surgimiento de esta
reciclada campaña publicitaria y su adecuación para simular la toma de
dirección del lazo de una sociedad trastocada por la marginalidad.
¿Cuál es la cifra?
Dentro de la estrategia del gobierno de
EPN, no pudo faltar el spot en el que a través de un lenguaje infantil y
falto de contenido, se engaña a las audiencias señalando que el
porcentaje de personas con hambre en México es de 7.4 millones, cifra
que de acuerdo a la estimación del Banco Mundial es mucho mayor. Esta
institución señala que hay 22 millones de mexicanos en condiciones de
sub-alternidad. Una de cada cinco personas sufre de desnutrición en el
país. Sólo se atenderá a una tercera parte de la población que estima el Coneval.
Esta situación nos sitúa en una realidad
que no sólo se vive en países Africanos (no me refiero al número, sino a
los casos que se reportan), quizá suena muy fuerte la aseveración, pero
basta con voltear la mirada a las zonas serranas o incluso a los
cinturones de pobreza que el neoliberalismo afianzado por las reformas
deslindantes del Estado mexicano en materia de seguridad social han
fortalecido, configurando ahora lo que se podría denominar como una
modernidad rupestre.
El conflicto de intereses
El análisis y el diseño de las políticas
públicas son claves para que su aplicación, tengan un impacto positivo
en la sociedad. En este caso de tanta delicadeza en el que se trata el
talón de Aquiles del contexto mexicano, como lo es la pobreza asociada
indisolublemente con el hambre; una de las primordiales condiciones que
se deben cumplir son las referentes al concurso en el que los
proveedores que abastecerán los alimentos a las comunidades necesitadas,
realmente tengan la calidad que se necesita para combatir el hambre.
Sin embargo, es más que claro que la
corrupción y la opacidad institucional en México, en este caso
específico en la SEDESOL dirigida por Rosario Robles, no es una
excepción dentro del sistema. Los casos ya registrados sobre las dos
beneficiarias de estos jugosos contratos, tal es el caso de Nestlé y
Pepsico, son muestra fehaciente de cómo los programas gubernamentales se
utilizan para lucrar y no para dar respuestas a las problemáticas que
exige la sociedad.
Para empezar, entonces, se debió
descartar a ambas empresas, que han sabido aprovechar la desinformación
que impera en la sociedad, producto de la falta de una educación íntegra
de las familias mexicanas a las que han surtido de comida chatarra. La
regulación de la calidad de esta política reaccionaria de EPN, que busca
un mayor nivel de capital político, no está siendo regida por un
estándar de calidad y en ese sentido cumple con la reglamentación
truculenta que las instituciones internacionales imponen al gobierno
mexicano, si es que este quiere gozar de los grandes prestamos y fondos
que el Banco Mundial o el Fondo Monetario ofrecen a quienes respetan la
normatividad.
Es claro que lo que importa en estas
convocatorias o licitaciones es quién ofrece a menor costo el producto
–no importa qué tan dañino sea éste– y quien es el que ofrece la mayor
tajada. Desafortunadamente en la administración pública mexicana la
corrupción es la primera condición que se debe cumplir para ingresar a
sus filas.
¿EPN líder en Latinoamérica?
Aún y con toda la crítica que ha
desatado esta cruzada contra el hambre, no solo los medios de
comunicación nacionales, sino también internacionales han hecho caso
omiso a los puntos álgidos que se deben tratar y han tomado la tangente
para promocionar lo que el gobierno priista se encuentra impulsando.
La cobertura internacional a través de
Telesur que transmite información a Colombia, Venezuela, Bolivia,
Uruguay, Chile, Argentina y Nicaragua, ha difundido dicho programa. Es
evidente que lo que se intenta a través del control mediático, es
re-posicionar la aceptación internacional de México como líder
latinoamericano frente a Brasil –que es hasta ahora el que está como
puntero- y todo lo que conlleva esto, incluyendo financiamientos e
inversión, entre muchos otros beneficios.
Combatir la pobreza o el hambre con un
programa de gobierno sin un análisis de impacto, de diseño y de
implementación, no es más que la búsqueda del ennoblecimiento del
gobierno peñista y el desperdicio de los recursos del erario público. En
última instancia lo que importa no es si la estrategia funciona o no,
sino más bien el capital político que la sociedad mexicana pueda
otorgarle al gobierno en turno.
Programas en donde se manejan inmensas
cantidades de recursos económicos provenientes de SEDESOL –la caja chica
como popularmente se le designa en la política mexicana a esta
secretaría– se prestan para cooptar votos en las futuras elecciones que
se llevarán a cabo en 14 estados de la república este año, en donde
serán elegidos mil 306 presidentes municipales y alrededor de 500
diputados. Lucrar con la pobreza no es nada nuevo en el México de la
simulación. De acuerdo a lo que el Centro de Estudios y de Finanzas
Públicas (CEFP) ha reportado que se le destinarán para este 2013 un
presupuesto de 95 mil 251.8 millones de pesos.
Será la Baja California con la elección
del Gobernador, así como Oaxaca, Tlaxcala, Zacatecas, Sinaloa, Veracruz,
Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Coahuila, Puebla, Tamaulipas
y Aguascalientes los estados que estarán bajo la mira del paternal
gobierno de EPN, ahí estará volcada la maquinaria electoral y como
elemento de la estructura seguramente, la SEDESOL trabajando al servicio del partido tricolor.
La gran pregunta aquí es ¿Quién se va a
comer el cuento de que con el presupuesto destinado a la Cruzada contra
el hambre se puede solucionar un problema histórico, en el que destaca
la ausencia de la voluntad política y social para la elaboración de un
plan de desarrollo íntegro?
Queda entendido que hay dos tipos de
hambre: la que tienen los enajenados con el poder y el dinero y aquella
que corresponde al hambre que millones de ancianos, jóvenes, adultos y
niños padecen en México y que dista mucho de ser erradicada toda vez
que las acciones emprendidas por la clase política mexicana muestran una
voluntad resolutiva casi imaginaria. Ellos van por las elecciones de
este 2013. No se trata de fatalismos ni mucho menos de resignación, más
bien es una descripción de lo que surge frente a la observación aguda
que el análisis de la realidad imperante en el país arroja.
Les dejamos un video con una propuesta “innovadora” por parte del señor Presidente.
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