La campaña de boicot contra Israel corre el riesgo de ser contraproducente, dice Noam Chomsky
Noam Chomsky sostiene que los paralelismos entre la campaña contra el Apartheid sudafricano y el BDS son engañosos
Por Ian Black, 2 de julio de 2014
Noam Chomsky, pensador y
activista político, ha dicho que los esfuerzos realizados para obligar a
un cambio de las políticas de Israel hacia los palestinos mediante
campañas de boicot, corren el riesgo de ser contraproducentes debido a
la falta de apoyo.
En un artículo publicado en The Nation,
Chomsky provoca controversia cuando argumenta que los paralelismos
entre las campañas de boicot contra Israel y las realizadas contra el Apartheid de Sudáfrica son engañosas, y que suponen una estrategia equivocada que puede dañar más las víctimas de Israel.
Chomsky se refiere al movimiento BDS
(Boicot, Desinversiones y Sanciones), que ha realizado progresos en los
últimos años. Hace un llamamiento para poner fina a la ocupación
israelí de los territorios árabes conquistados en 1967 y para que se
desmantele el muro de Cisjordania; se reconozcan los derechos de los
ciudadanos palestinos de Israel en total igualdad, y que se respeten y
promuevan los derechos de los refugiados palestinos para regresar a sus
hogares.
Chomsky dice que si bien
existe un amplio consenso internacional con respecto a las dos primeras
cuestiones, sólo hay un insignificante respaldo al movimiento BDS sobre
el regreso de los refugiados a los lugares anteriores a la ocupación de
1948, una demanda clave para los palestinos. Se insiste en que realizar
esa demanda es “prácticamente una garantía de fracaso”.
En un contexto de agrias
discusiones sobre las actividades del BDS en los campus universitarios,
Chomsky invoca el principio de la “casa de cristal”, señalando que si se
boicotea a la Universidad de Tel Aviv debido a que Israel viola los derechos humanos en el país, entonces “ ¿por qué no se boicotea a la Universidad de Harvard por las violaciones mucho mayores realizadas por Estados Unidos?”.
También cuestiona las
dudosas analogías entre las sanciones propuestas por el BDS contra
Israel y las sanciones contra el Apartheid sudafricano. En 1960 las
grandes inversiones ya habían abandonado Sudáfrica, dice Chomsky, aunque
algunos historiadores disputan sobre este asunto. Hoy, al contrario,
las inversiones de Estados Unidos siguen fluyendo hacia Israel.
“Si bien hay una
creciente oposición en Estados Unidos a los crímenes israelíes, no se
puede comparar ni remotamente con el caso de Sudáfrica. No se ha hecho
una necesaria labor educativa. Los portavoces del movimiento BDS pueden
creer que han alcanzado algo parecido a los acontecido sobre Sudáfrica,
pero está lejos de ser eso cierto. Y las tácticas para que sean eficaces
deben basarse en una evaluación realista de las circunstancias
actuales”.
Argumentos similares se han dado en contra de calificar la situación de Apartheid. “En
Israel la discriminación contra los no judías es grave. Las leyes sobre
la tierra son sólo un ejemplo extremo, pero no se trata de un Apartheid
al estilo de Sudáfrica en los territorios ocupados; la situación es
mucho peor que la de Sudáfrica, donde los nacionalistas blancos
utilizaban a la población negra como fuerza laboral del país, y resulta algo tan grotesco como los bantustanes (1), mediante los cuales el Gobierno nacionalista buscaba un reconocimiento internacional”.
“En
contraste, Israel quiere liberarse de la carga Palestina. El camino no
es hacia algo parecido a Sudáfrica, como se alega, sino hacia algo mucho
peor”.
Chomsky expresa su apoyo al boicot de los productos israelíes(
en pdf) procedentes de los territorios ocupados. Una estrategia
reforzada por un cambio en la política de la UE el año pasado, que fue
bien recibida por los activistas pro-palestinos.
La
lucha por la libertad en Sudáfrica, recuerda Chomsky, tuvo la ayuda de
los militares cubanos y un suavizamiento del poder, como Nelson Mandela
agradeció. Pero a medida que los palestinos no encuentran un amigo
salvador, concluye que “los que se dedican a la causa de Palestina
deben evitar la ilusión y pensar cuidadosamente sobre las tácticas que
emplean y el curso que siguen”.
* Este artículo fue
modificado el 3 de julio de 2014 para aclarar una observación sobre las
inversiones que abandonaron Sudáfrica, que formaba parte de la
argumentación de Noam Chomsky.
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Procedencia del artículo:
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(1). Los bantustanes del
apartheid sudafricano no sólo eran enclaves territoriales cerrados
destinados a los negros. Eran la «gran» fórmula final gracias a la cual
el apartheid esperaba sobrevivir, o sea que eran Estados independientes
destinados a los negros sudafricanos que –como ya lo habían comprendido
los estrategas blancos del apartheid– iban seguir rechazando por siempre
la permanente negación de la igualdad de derechos y del derecho al voto
que requería el mantenimiento de la supremacía blanca en Sudáfrica.
(Fuente: Voltairenet.org)
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