sábado, 12 de julio de 2014

Nuevos partidos, viejos oportunismos


Nuevos partidos, viejos oportunismosPor Enrique Pérez Quintana | Proyecto sin fin




Cuartoscuro.com/Cuartoscuro - El dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) Andrés Manuel López Obrador. Este proyecto obtuvo el registro como partido político por …más





El 30 de enero de 2014, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) solicitó su registro como partido político al Instituto Federal Electoral y seis meses después, le fue otorgado por el Instituto Nacional Electoral. Para acceder a este registro, el promotor principal ha sido Andrés Manuel López Obrador, quien ha recorrido el país en busca de las firmas de sus seguidores y simpatizantes para cumplir con los requisitos establecidos en la reglamentación correspondiente.

Es un hecho que los partidos políticos en México sirven para que grupos cerrados, integrados por familiares y amigos, lucren con los recursos financieros que les entregan las autoridades electorales. Para los dirigentes, el registro significa obtener oportunidades para acceder a puestos de elección popular como diputaciones federales y locales, senadurías, presidencias municipales, gubernaturas y la presidencia de la República.

Además del partido de López Obrador, recibirán su registro el Partido Encuentro Social (PES) y el Partido Humanista (PH). Los tres nuevos partidos contarán a partir del 1º de agosto con todos los derechos y obligaciones al que están sujetos el resto de los partidos. De inmediato, podrán participar en la mesa de plenos y disfrutar de prerrogativas en radio y televisión.

Según la reforma electoral de 2008, el monto del financiamiento de los partidos está integrado por una bolsa general de aproximadamente 4 mil millones de pesos, cantidad que se distribuye entre las organizaciones con registro, con independencia de su número. Esto impacta en 30 por ciento de las prerrogativas que se distribuyen de forma igualitaria. Cada uno de los tres nuevos partidos recibirán entre el 1º de agosto y el último día de 2014 un monto cercano a los 50 millones de pesos.

Para obtener su registro, las tres nuevas fuerzas políticas presentaron a la consideración del INE sus documentos básicos, es decir, estatutos, declaración de principios, programa de acción y su alineación a los principios constitucionales. Por su parte, la autoridad electoral llevó a cabo el cruce de padrones de afiliados con los de otros partidos para evitar duplicidades, certificó el apego de las asambleas a lo establecido en las normas, la validez del registro y número de afiliados y realizó auditorias sobre el origen y destino de los recursos para su financiamiento.

La presencia de estos tres partidos incrementa la oferta político electoral pero no la ideológica, porque MORENA será competencia directa de los partidos que se dicen de izquierda y el PES vendrá a cooptar a los militantes políticos con valores religiosos conservadores que ya no se identifican con el PAN pragmático, que incursionó en la vida pública hace 14 años al conquistar el poder y hacer a un lado los valores y principios religiosos que inspiraron su declaración inicial de principios al momento de su fundación.

2015 será un año electoral, que nos permitirá ver la penetración o no de estos tres partidos y si van a crecer haciendo acopio de su propia clientela o van a depredar a sus adversarios ideológicos, lo que parece ser el temor del PRD con la llegada a la disputa del voto ciudadano de MORENA.

Con la llegada de otros tres, sumarán diez partidos en el espectro político ideológico lo que significa una mayor oferta pero no necesariamente una mayor calidad en nuestro sistema de partidos, si consideramos que en los pasados treinta años han aparecido y desaparecido organizaciones que no resisten la prueba del voto ciudadano pero sus dirigentes íi aprovechan los recursos que el sistema les otorga para beneficiar a su grupo cerrado, que en muchos casos, es familiar.

Más partidos no significa mejor democracia. El otorgamiento del registro tendría como propósito la legitimación de los procesos previstos en la ley y el marco legal en su conjunto, pero no implica que la democracia esté llegando a nuestra vida cotidiana en forma de más y mejores decisiones que permitan elevar la calidad de vida de los ciudadanos o que éstas vayan a llegar porque los nuevos actores propondrán “el cambio verdadero”.

La polémica político ideológica de los pasados 18 meses con motivo de las reformas estructurales, no nos permite acreditar que las determinaciones de fondo estén pasando por el sentir de los ciudadanos; tampoco podemos afirmar que los partidos en el legislativo o sus dirigentes hayan actuado pensando en los intereses de los ciudadanos.

Lo que sí es posible afirmar es que sus determinaciones como partidos están vinculadas a sus intereses de grupo y sus compromisos con los grupos de poder económico empresarial. Esto vale para lo visto en la reforma en Telecomunicaciones y la reforma energética, aún en proceso.

Llegaron tres nuevos partidos para que los ciudadanos tengan más oferta y se dirá que están para que ellos voten por los que representan su forma de pensar, como si fuera cierto que las fuerzas políticas tuvieran la práctica del debate político ideológico y la población participara en estos con la información suficiente para entender los planteamientos de los candidatos.

En el evento electoral del pasado 6 de julio en Nayarit ganó el candidato que roba “pero poquito”, lo que nos habla de la escasa credibilidad de los partidos y la alta aceptación de los individuos, con la condición de que estos hablen con la verdad, aunque caiga en el cinismo.

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