No obstante, a partir de la captura del doctor José Manuel Mireles por parte de las autoridades federales que lo acusan de portación de armas reservadas para uso del ejercito, el malestar social se manifiesta y crece en Michoacán; convoca a la solidaridad de diversos personajes de la vida política, social y académica del país, así como de organizaciones políticas y gremiales que demandan su libertad. Es un tema en las redes sociales donde el lenguaje relajado acusa al gobierno federal de mantenerlo preso por razones políticas y no por faltas que antes toleró y hasta propició para que le hicieran el trabajo de persecución y combate a la delincuencia organizada, que no estuvo dispuesto a hacer.
Los seguidores de José Manuel Mireles, fundador de las autodefensas, que con el apoyo de las fuerzas federales recuperaron el control de más de la mitad de los municipios de Michoacán, ahora se dedican a manifestarse y bloquear los caminos principales de acceso a diversos poblados de la entidad para exigir la liberación de su dirigente. El secretario de Gobierno, Jaime Darío Oseguera, ha buscado convencerlos para evitar afectaciones a terceros, y les advirtió que cualquier manifestación debe darse por la vía del respeto, así como garantizar el libre tránsito. Entidades vecinas como Jalisco, Colima, Guerrero y Estado de México, están siendo afectadas en su economía por el bloqueo de sus actividades e interrupción del flujo de personas y vehículos.
Por su parte, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, durante una reunión de trabajo en Michoacán, negó la existencia de tintes políticos en la captura de José Manuel Mireles y justificó la estrategia de seguridad de las autoridades federales en la entidad. Señaló que existe el compromiso del gobierno federal de no mezclar el tema de la seguridad con lo político, no sólo en esta entidad, sino en todo el país, ya que “es criminal hacerlo, es más, es criminal tan sólo pensarlo”.
Con la intención de llamar la atención y provocar la adhesión de la opinión pública en todo el país, simpatizantes de Mireles, preso en un penal de alta seguridad en Hermosillo, Sonora, quien apareció en los medios rapado y totalmente afeitado, emprendieron una campaña en las redes sociales pidiendo su liberación, algunos aparecen rapados, tapados y destapados. Su abogada, Thalía Vázquez decidió cortar toda su cabellera y divulgó su imagen en las redes, de donde fue tomada por la prensa y la televisión.
El juez federal Primero de Distrito en Morelia, Jesús Díaz, dictó auto de formal prisión por portación de arma de fuego sin licencia y portación de armas de uso exclusivo del Ejército, a 72 de 74 integrantes de las autodefensas que acompañaban al doctor en el operativo donde fue capturado en la localidad La Mira, municipio de Lázaro Cárdenas.
El Comisionado Federal para la Paz y el Desarrollo de Michoacán, Alfredo Castillo, informó que desde que arrancó el operativo conjunto el 20 de enero de 2014, las autoridades han consignado a tres mil 802 personas y señaló que próximamente deberán construir más penales, debido al incremento de presuntos delincuentes consignados.
Para Javier Sicilia del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, la detención de José Manuel Mireles “demuestra que el gobierno federal está del lado de los delincuentes y lo único que busca con el supuesto combate al crimen organizado es armonizar y volver a controlar las redes del narcotráfico en el país“. Aseguró que el desastre que vive Michoacán se debe a que el gobierno federal ni siquiera ha investigado para castigar a las autoridades que están coludidas con el crimen organizado.
Dos frases repetidas por los viejos políticos dicen que “la forma es fondo” y que “en política lo que parece, es”. Resulta pertinente recordarlas porque los hechos indican que si lo que se deseaba con la detención era poner un alto a la acción e influencia de José Manuel Mireles, los efectos son contrarios porque el gobierno federal está creando un mártir al sacar al exvocero de las autodefensas de los caminos de Michoacán para que transite por los caminos de la nación.
Las autodefensas son empujadas a pasar de la vida pública al clandestinaje lo que garantiza que el derramamiento de sangre va a continuar y aumentar. La cárcel será un gran amplificador de su voz y la de otros que podrá alcanzar a la nación entera, rebasar sus fronteras y unir a los que estaban dispersos.
Conforme pasen los días, diferentes líderes de movimientos sociales que no encontraban espacio de expresión aprovecharán para convertirse en la palabra de Mireles y divulgar su propia causa. El problema local de Michoacán empieza a convertirse en un problema nacional y por los infinitos caminos de las redes sociales en internacional.
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