La ley de Moreno Valle para controlar a las ONGs
Por: Medio Aliado /
4 noviembre, 2014
Josué Cantorán / Lado B
(04 de noviembre, 2014).- Crear un
registro estatal de organizaciones de la sociedad civil en Puebla,
otorgar a las ONGs registradas la posibilidad de obtener recursos
públicos pero dotarlas de algunas obligaciones, como entregar un informe
anual sobre sus actividades y abstenerse de hacer proselitismo político
“a favor o en contra” de algún candidato en tiempos electorales.
Los puntos anteriores están contemplados
en la Iniciativa de Ley de Fomento a las Actividades Realizadas por
Organizaciones de la Sociedad Civil para el Estado de Puebla, turnada
por el gobierno estatal al Congreso el 15 de octubre de este año y que
se encuentra en discusión en las comisiones unidas de Gobernación y
Puntos Constitucionales y de Organizaciones No Gubernamentales.
Desde su aparición, la iniciativa ha
provocado las críticas de académicos e integrantes de organizaciones no
gubernamentales dedicadas a diversos temas, que ven en algunos de sus
puntos intentos de controlarlas y fiscalizarlas, y que lejos de fomentar
sus actividades las enreda en nuevos obstáculos burocráticos además de
los que ya deben sortear en el orden federal.
Otra de las críticas se centra en el
pronóstico de que sólo podrán ser beneficiadas las organizaciones que se
dedican a la asistencia social y no aquellas que buscan fomentar la
participación ciudadana y democrática, pues su propia acción resulta
incómoda para los gobiernos.
–(La iniciativa) va limitando el
ejercicio del uso de recursos públicos –considera Gerardo Martínez
Águila, responsable del Programa Universitario de Derechos Humanos del
Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría– y entonces sí se puede
volver discrecional. Al momento de operar, el estado va a decir “como no
cumples con esto, no tienes derecho a poder acceder a tal o cual
recurso”. Eso es algo con lo que hay que tener mucho cuidado porque al
final de cuentas esta iniciativa de fomento se puede convertir en que
sólo participen aquellas organizaciones que sean cercanas al gobierno
del estado.
Para el académico de la Universidad
Iberoamericana Puebla, la propuesta del gobierno estatal no atiende a
las realidades que viven las organizaciones, algunas mucho más pequeñas
que otras, por lo que el resultado final sería que muchas de ellas
incluso anularían cualquier tipo de relación con el estado.
–¿De qué manera el estado se relacionará
con las organizaciones de la sociedad civil si ahorita, con las
condiciones en que se está, no hay muy buena relación entre organización
civil y gobierno del estado? –cuestiona, en entrevista con Lado B.
Y otro de sus cuestionamientos es que al
ser una iniciativa turnada al Congreso del estado sin mediación o
discusión alguna con las organizaciones, desde el inicio se ignoró que
la existencia misma de la sociedad civil organizada se debe a la
voluntad de participación y diálogo.
–El problema es no reconocer la realidad
de las organizaciones civiles como un proceso ciudadano de
participación, y que al momento de que una iniciativa que tendría que ir
con una consulta entre organizaciones y gobierno del estado, no se ve
este proceso. El gobernador presenta iniciativas más con mirada de
fiscalización que de fomento o diálogo.
Para Israel Sampedro, de la Red de
Defensa de los Derechos Humanos, la iniciativa fungirá como un plan
“perverso” de cooptación del gobierno estatal a las organizaciones, e
incluso se prestará para favorecer el oportunismo de particulares que
busquen obtener recursos públicos, alentando a organizaciones surgidas
de la noche a la mañana, sin trabajo de base, y haciendo a un lado a las
dedicadas a la defensa de los derechos humanos, cuya relación con el
estado es en lo general tensa.
–Estas iniciativas –dice el defensor, en
entrevista con este portal– van encaminadas en el sentido de a ver
quién cae, quién no tiene objetivos y principios claros, y va a haber
estímulos económicos, el condicionante económico se vuelve parte de una
cuestión muy perversa de cooptación, de limitación al trabajo de
derechos humanos.
Y agrega:
–Nosotros decimos, como organización,
que no somos mediadores. Cuando hablamos de una violación a
derechos humanos es porque el Estado, en cualquiera de sus niveles,
agrede o comete un acto contrario a su normatividad que implica una
violación. Por tanto, en el momento en que nosotros nos convertimos en
defensores de derechos humanos, estamos trabajando al lado de la
victima, no mediamos, enfrentamos al aparato del estado que pretende
tener impunidad y buscar los mecanismos para evitar ser exhibido.
En realidad, la crítica de Israel
Sampedro se suma a la de otros defensores de derechos humanos que ya han
hecho público su malestar al respecto de esta iniciativa.
El activista Misraim Hernández, vocero del Contingente Puebla, dijo al portal e-consulta que
la iniciativa tiene la finalidad de “centralizar y controlar a las
organizaciones por parte del estado”. Y Brahim Zamora, vocero del
Odesyr, declaró al Periódico Central que
iniciativas como éstas, que buscan fiscalizar a las organizaciones,
además de ociosas, pues las organizaciones ya son fiscalizadas por la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público federal, terminan por “mermar
en la vida institucional y burocratizar, tender a desaparecerlas.
Inhibir la participación ciudadana a través de las ONG’s. Y generar una
serie de tramitología, vigilancia fiscal y de poner trabas
burocráticas”.
De acuerdo con la página web del
Congreso, la iniciativa debe presentarse en el tercer periodo de
sesiones, mismo que culmina el 15 de diciembre.
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