El
triunfador del 26-J ha sido el bloque abstencionista, formado por
quienes no han participado en la farsa electoral organizada por la
dictadura política en curso, constitucional, parlamentarista y
partitocrática. La abstención, en particular su sector consciente (unas
500.000 personas), ha frustrado la operación estratégica implementada en
dichas elecciones. Eso ha agravado la crisis en desarrollo del régimen.
Quienes
hemos propuesto la abstención reflexiva, responsable, moral y
consciente, que hace de ella un acto revolucionario anticapitalista,
hemos sido los vencedores el 26-J. El artículo, contenido en este blog, “No votar. Lo que más daña al sistema”, publicado en la campaña electoral, ha conectado con la voluntad de cientos de miles de personas
¿Cuál
era la línea estratégica del poder constituido en tales elecciones? La
victoria de Podemos con mayoría relativa, para que formase con el PSOE
un gobierno de izquierdas con mayoría absoluta. Esto es lo que necesita
desesperadamente el capitalismo español para llevar adelante sus planes
económicos y políticos, a imitación de los de Syriza en Grecia. Los
medios de comunicación, en particular las cadenas de televisión de la
banca y las multinacionales, se han entregado a Unidos Podemos,
invirtiendo miles de millones de euros en su publicidad. Pero hete aquí
que los acontecimientos han seguido otro rumbo.
En el 26-J casi el 20% de quienes votaron por IU y Podemos en las generales de hace seis meses se han abstenido[1].
Además, los abstencionistas son los mejores por lo general, los más
activos, los más combativos, los más conscientes. Al mismo tiempo,
ningún sector social nuevo se ha incorporado. El PP es el ganador,
cuando tenía que haber sido el segundo más votado para que ocupase la
Moncloa el bloque Podemos-IU-PSOE. A partir de aquí la inestabilidad se
apodera del régimen político español.
La cosa ha sido tan risible que quien, según la CIA, es “nuestro hombre en Madrid”,
el general Rodríguez, no ha logrado escaño. El general de la OTAN ha
quedado fuera del parlamento… Una pena, pues desde él habría mostrado
mucho mejor lo que Podemos es, como formación militarista, patriotera,
españolista e imperialista. Desde el final del franquismo la izquierda
ha sido la fuerza política principal del capital, de la que éste se ha
valido para efectuar sus operaciones políticas y económicas decisivas,
mientras que la derecha ha hecho comparsa de la izquierda. Ahora, las
arduas y difíciles operaciones política que el capital necesita sólo
pueden ser efectuadas por la izquierda en el gobierno.
Pero
los banqueros, los estrategas del ministerio de Defensa, el CNI, la CIA
y demás buenas piezas no han contado con la efectividad de la campaña
que hemos realizado en el último año para poner en evidencia al montaje
mediático-político Podemos. Son los libros publicados, los artículos
movidos en la Red, las denuncias en la calle, las movilizaciones de los
vecinos y los trabajadores, los análisis objetivos de la situación, la
propuesta de un proyecto, programa y estrategia de revolución integral,
etc. los que han permitido que en momento crítico, el 26-J, más de
1.100.000 personas se haya negado a votar de nuevo al bloque electoral
favorito de la patronal, IU-Podemos.
En
estos momentos la situación del régimen de poder es liosa. Se formará
un gobierno de la derecha que les es inútil, por lo que será inestable y
durará poco tiempo, pero ¿con qué lo sustituirá? La operación Podemos
ya ha fracasado, su futuro es la guetización creciente, las reyertas
internas, el ridículo… Ha sacado, es cierto, muy buenos resultados en el
País Vasco y en Cataluña pero eso no es estable, pues en cuanto intente
hacer política operativa ahí sus contradicciones internas estallarán.
Podemos
ha sido el tinglado utilizado por el poder para abortar las corrientes
revolucionarias que iban madurando en el 15-M. Y por un tiempo lo ha
logrado pero ahora se han vuelto las tornas y están a la defensiva,
sumidos en la perplejidad, con la estrategia chafada. Nuestro momento
político, el de quienes deseamos la revolución, ha llegado. Somos ya
actores decisivos y lo seremos más y más en el futuro.
Lo
previo es que tenemos que ser conscientes de nuestra fuerza. Con muy
pocos medios hemos convertido al 26-J en una derrota del bloque
capitalista-estatal izquierdista. ¿Por dónde seguir?
No
basta con la abstención consciente y responsable: hay que dar un paso
más, asumir el proyecto revolucionario, pensar en términos de
transformación total. No es suficiente la lucha por mejoras, hay que
proyectar la revolución, el cambio de modelo de sociedad. No basta con
las acciones sectoriales, nuestra propuesta debe ser integral. Por el
momento, los planes para imponer un programa económico a lo Syriza han
fracasado. Tenemos una temporada de respiro que sobre todo hemos de
utilizar para organizar la liquidación del actual sistema. Tenemos que
ir de la abstención consciente a la revolución en actos.
La
juventud debe quedarse, no emigrar. Vamos a hacer, unidos y desde
abajo, un sitio para los jóvenes, para que puedan llevar una vida
humana, porque vamos a reventar desde la base el actual sistema. Tenemos
que ofrecer esperanza, optimismo y acción. Ya hemos logrado mucho y si
somos conscientes de nuestra fuerza podemos lograr muchísimo más. Vamos a
imponer de facto las necesidades y aspiraciones de la juventud a
banqueros, grandes patronos, militares, jefazos de Bruselas y
politicastros de derecha e izquierda. Vamos a mandar de vuelta a casa a
los jóvenes seniles y rancios, traidores a su generación, que manejan
Podemos.
En
una situación de inestabilidad política como es la actual, cuando la
principal herramienta del capitalismo, la izquierda, está bastante
dañada, se dan condiciones muy buenas para el auge del ideal
revolucionario, de las luchas en la calle, de la consecución de logros
concretos, que el sistema se verá obligado a otorgar por la situación de
debilidad relativa en que se encuentra. Es, por tanto, el momento de
hacer grandes planes, pensar estratégicamente y proponerse metas
ambiciosas.
Tenemos
que ponernos en movimiento. Quien tenga una revista que la ponga al
servicio del ideario revolucionario. Quien se sientan con fuerza que
abra un blog, o una página. Aquél que sea más dado a la palabra que se
reúna con los amigos y las amigas para tratar del qué y cómo de la idea
revolucionaria. Allí donde se pueda desarrollar una o varias
reivindicaciones a través de la movilización, la demanda y la lucha,
dejando fuera a los partidos políticos, que se haga. Todo lo que sea
acción, conciencia, lucha, reflexión, organización, optimismo,
creatividad, dinamismo y preparación del cambio integral revolucionario
debe hacerse.
Hemos ganado la batalla del 26-J y podemos ganar las próximas.
[1]Una
causa es la cuestión de la corrupción y la integridad. Por un lado IU
“adeuda” a la banca privada varios millones de euros, que nunca ha
devuelto y nunca devolverá, porque son donaciones de los banqueros al
PCE-IU para que defiendan sus intereses, situación que existe desde
antes de la muerte de Franco. IU, además, está implicado en docenas de
asuntillos de corrupción, algunos pequeños pero otros grandes, como las
tarjetas de Bankia o los ERE de Andalucía. Podemos se ha manchado con
varios casos de pequeñas corruptelas, antesala de un enriquecimiento
ilícito a gran escala, lo que tendrá lugar en los próximos años. Aspira,
además, a aliarse con el PSOE, el partido campeón de la corrupción, el
caciquismo, la casta y la vieja política. De manera que “la regeneración democrática”, ¿en qué queda?
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