"Ni la Ciencia oficial y consagrada ni otra fe
ninguna puede hacer más que procurar que se cumpla lo previsto, que no
se haga más que lo que está hecho, y que no nos pase nada del otro
mundo". Mentiras principales, Agustín García Calvo
En estos momentos hay algunas cabezas que están
clavadas profundamente en las arenas. Han sido muchas las respuestas
despectivas a mi artículo titulado Brexit y la mente liberal enferma. Me dijeron que me había ocupado de un solo artículo publicado por un periodista de The Guardian.
Dicho artículo era el de Zoe Williams, y lo
elegí porque era muy representativo de la reacción liberal al Brexit en
los medios británicos. Podía haber elegido otros artículos de entre los
cientos que aparecen actualmente en la BBC.
Sin embargo, tanto el artículo de Williams como
los del resto de medios de comunicación, no están lanzando sus
argumentos al vacío. Después de todo, gran parte del gabinete en la
sombra del Partido Laborista ha dimitido y buena parte de sus
parlamentarios están tratando de desafiar la voluntad democrática
expresada de manera abrumadora por sus afiliados y expulsar a su líder
Jeremy Corbyn. Su crimen no ha sido el apoyar el Brexit, no se atrevió,
dada la inevitable reacción de sus diputados, sino el no haber sido un
verdadero creyente en el orden Neoliberal, que tanto acaricia la UE.
Esto es lo que uno de los organizadores de
golpe de mano, probablemente provenga de uno de los ministros del
gabinete en la sombra, ha dicho:
“El plan consiste en ponerle las cosas
difíciles a Corbyn como líder, con la esperanza de que se vea obligado a
renunciar, con una mayoría parlamentaria que se niega a formar parte
del gobierno en la sombra, revelándose en la Cámara de los Comunes,
evitando apoyarlo como Primer Ministro o seguir las políticas que
formule bajo su liderazgo”.
Este probablemente se haya dicho con una cara
seria, como si estos parlamentarios blairistas no hubiesen socavado
desde el primer día el liderazgo de Corbyn. No se trata de un nuevo
plan, sino que se han visto obligados a dar más la cara tras el voto por
la salida o permanencia del Reino Unido de la UE.
El Partido Laborista no sólo quiere expulsar a
un líder que ha obtenido el apoyo mayoritario de otros miembros del
partido. Le han paralizado desde el principio, por lo que no ha podido
contar con los parlamentarios para llevar a cabo la revolución que
proponía. Y ahora le están haciendo pagar el precio por haber mantenido
en privado una determinada posición, que como acaba de demostrar el
referéndum, tiene un apoyo mayoritario.
Aquí es donde entra la Izquierda progresista, y
por qué supone el Brexit un reto para todos nosotros. Queremos creer
que tenemos libertad, pero la verdad es que llevamos ya mucho tiempo
metidos en la prisión del Neoliberalismo. Los Partidos Conservadores y
el Partido Laborista están atados por un cordón umbilical al orden
Neoliberal. La UE es una Institución clave en el Club Neoliberal
Transnacional. Nuestra economía está estructurada para cumplir con los
principios neoliberales, que son los que dirigen el país.
Por eso, el debate sobre el Brexit nunca se
centró en valores o en principios, sólo en el Dinero. Y lo sigue
estando. Los partidarios de la permanencia han hablado sólo de la
amenaza de sus pensiones. Los partidarios de la salida de la UE hablan
sólo del papel de los inmigrantes en la bajada de los salarios. Y hay
buenas razones para ello: porque la UE está encerrada entre las paredes
de una prisión económica que se ha construido a su alrededor. Nuestras
vidas sólo hablan de Dinero, como nos lo han demostrado los rescates de
los Grandes Bancos que eran demasiado grandes como para quebrar.
Hay una diferencia clave entre ambas partes: la
mayoría de los partidarios de la permanencia (remainers) viven bajo la
creencia de que no hay tal prisión debido a que todavía disponen de
privilegios en las áreas de convivencia; los defensores de la salida, no
pueden olvidar su existencia, porque no se les permite salir de sus
pequeñas celdas.
La Izquierda no puede llamarse Izquierda y
seguir lamentándose de los privilegios perdidos, mientras que califica a
los que están atrapados dentro de sus celdas de racistas. El cambio
requiere primero reconocer esta situación, y luego tener la voluntad de
luchar por algo mejor.
Jonathan Cook es escritor
y periodista que vive en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel
y el choque de civilizaciones; Iraq, Irán y el Plan para rehacer
Oriente Medio ( Pluto Press) y La desaparición de Palestina: Israel
experimenta la desesperación en humanos (Zed Books). Visite el sitio web
de Jonathan: http://www.jkcook.net/
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