Por Carlos Ángel Arrieta Llanas
La
Comisión Nacional de Derechos Humanos se ha subido a la ruleta rusa del
conflicto magisterial en México, a sabiendas de que sus exhortos y
recomendaciones, son como llamadas a misa, al igual que lo han sido los
intentos de las autoridades de los tres niveles de gobierno, que no
logran contener ni con su diálogo, la escalada de hechos vandálicos y
perjudiciales de la CNTE hacia la población.
Como
una acción desesperada por resarcir los efectos de la Reforma Educativa
-quizás a través de un acuerdo en el que se negocie la paz-, los
bloqueos carreteros y de vías de comunicación, la retención de
vehículos, el saqueo y el apoderamiento de espacios públicos, se han
convertido en la constante de las manifestaciones magisteriales
radicalizadas en las últimas semanas.
Además
de negar otro derecho fundamental del ser humano, que es la educación,
los protagonistas de estas movilizaciones han hecho estragos en otros
sectores, como el productivo y el acceso de los pobladores a los
servicios básicos.
Entre las
entidades con mayor presencia y accionar por parte de la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación o el llamado “magisterio
democrático”, es especial el caso de Oaxaca, donde se han llegado a
registrar 20 bloqueos carreteros en las 8 regiones de dicho estado en
una sola jornada
Algunas de las
acciones han dejado secuelas desastrosas, como ocurrió en Nochixtlán el
pasado 17 de junio donde el bloqueo impidió que pasara una ambulancia en
la que era trasladada una persona y que al no recibir atención
hospitalaria perdió la vida, al igual que ocho personas más, de las
cuáles, ninguno formaba parte de la disidencia.
Las
afectaciones son incalculables. El comercio, el turismo, el acceso a
los bienes y servicios básicos también pagan los platos rotos que deja
la inconformidad magisterial.
Tan
solo en Oaxaca y Chiapas, las cámaras empresariales reportan pérdidas
que se acercan a los dos mil 700 millones de pesos; a eso se suman los 4
mdp que impactaron como pérdida al gremio artesanal.
Situación
similar se registra en Guerrero, donde maestros de la CETEG bloquean
continuamente tramos de la carretera costera que debilitan así la
afluencia de visitantes nacionales y extranjeros a sus playas, destinos
que por décadas fueron paraísos turísticos conocidos mundialmente, como
el caso de Acapulco.
En Michoacán,
jóvenes normalistas mantienen retenidas decenas de autobuses de
pasajeros, camiones repartidores de productos alimenticios y vehículos
oficiales.
Apenas la semana pasada,
los estudiantes de las Escuelas Normales bloquearon un tramo carretero
de la Meseta Purépecha e incendiaron una patrulla del municipio de
Cherán; dos días después, en Paracho se intentaría romper un récord
mundial con el mayor ensamble de guitarras que no se logró por la poca
afluencia; autoridades locales aseguraron que los actos vandálicos de
los normalistas mermaron la llegada de participantes al evento.
En
ese sentido es el llamado que este martes hizo la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos a los maestros y organizaciones sociales que
participan en las movilizaciones contra la Reforma Educativa.
En
el histórico texto que publicó a través de su página oficial fechado el
28 de junio de 2016, la CNDH “hace un llamado a que se permita el libre
tránsito de personas, vehículos y mercancías en el estado de Oaxaca, en
beneficio de la calidad y condiciones de vida de la sociedad
oaxaqueña”.
Lo anterior, según la
CNDH es con la finalidad de “prevenir que la falta de abastecimiento de
alimentos y otros bienes perjudiquen la calidad y condiciones de vida de
los oaxaqueños”, que ya de por sí el 66.8 de cada 100 habitantes de esa
entidad se encuentran en condiciones de pobreza y desigualdad, según el
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Si
bien es cierto, que es responsabilidad de todos los mexicanos, no nada
más de los maestros disidentes, respetar los derechos constitucionales,
también es obligación de las autoridades velar para que éstos no se vean
violentados por ningún grupo de personas con o sin intereses comunes;
con o sin intereses particulares, como en este caso ha evidenciado la
CNTE.
Ante esta situación y el
deterioro del sistema educativo y social, las autoridades se han quedado
cortas y necesitan una acción más contundente, pues “del tamaño del
sapo, es la pedrada”.
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