El ejército asume las funciones de la policía en Francia
Desde el año pasado el despliegue de tropas militares por las calles francesas lleva el rutilante nombre de “Operación Centinela”, pero podría llevar también el de “Operación Pitorreo” porque se sabe que no sirve para los fines previstos, sino para otros muy diferentes.
El papel de la Operación Centinela es apaciguar el frente interior para la guerra imperialista en ciernes, intimidar e impedir las manifestaciones y protestas y que la población se acostumbre a la barbarie como algo normal y cotidiano. “Es necesario para luchar contra el yihadismo”.
Al principio decían que era algo provisional, hasta el final de la Eurocopa; ahora ya es permanente y ha pasado de 7.000 a 10.000 soldados.
Dentro del pitorreo, el ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian, ha dicho que la presencia militar en las calles tiene efectos “disuasorios” y que de esa manera la población se siente más segura.
Como todo va viento en popa el ministro se ha permitido el lujo de dar un paso más y ampliar las funciones policiales del ejército. Sus palabras exactas han sido “orientar las fuerzas hacia las grandes reuniones, los flujos importantes y el refuerzo de los controles en las fronteras”. En otras palabras, control de las masas en todas partes.
En Francia ya ha habido una experiencia piloto, llamada Minerva, puesta en marcha en el mes de abril en el departamento de Isère con una unidad del 7 Batallón de Cazadores de Montaña.
“Queremos ver cómo un grupo de combate de infantería, en apoyo de gendarmes y policía judicial, podría ejercer una función útil de control del territorio”, explicó el general Denis Favier, director general de la Gendarmería, para quien un dispositivo militar resultaría más eficaz para las fuerzas armadas que las guardias estáticas y las patrulla inútiles.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha asegurado que la Operración Centinela es útil porque el incremento de nuestros efectivos implica que se mete a las personas en las escuelas antes de desplegarlas sobre el terreno.
Después Cazeneuve evocó la militarización de la población y el recurso a las reservas de voluntarios para asegurar los sitios turísticos, las playas y las grandes manifestaciones culturales y deportivas, creando patrullas dinámicas que circulen por todo el territorio nacional.
El papel de la Operación Centinela es apaciguar el frente interior para la guerra imperialista en ciernes, intimidar e impedir las manifestaciones y protestas y que la población se acostumbre a la barbarie como algo normal y cotidiano. “Es necesario para luchar contra el yihadismo”.
Al principio decían que era algo provisional, hasta el final de la Eurocopa; ahora ya es permanente y ha pasado de 7.000 a 10.000 soldados.
Dentro del pitorreo, el ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian, ha dicho que la presencia militar en las calles tiene efectos “disuasorios” y que de esa manera la población se siente más segura.
Como todo va viento en popa el ministro se ha permitido el lujo de dar un paso más y ampliar las funciones policiales del ejército. Sus palabras exactas han sido “orientar las fuerzas hacia las grandes reuniones, los flujos importantes y el refuerzo de los controles en las fronteras”. En otras palabras, control de las masas en todas partes.
En Francia ya ha habido una experiencia piloto, llamada Minerva, puesta en marcha en el mes de abril en el departamento de Isère con una unidad del 7 Batallón de Cazadores de Montaña.
“Queremos ver cómo un grupo de combate de infantería, en apoyo de gendarmes y policía judicial, podría ejercer una función útil de control del territorio”, explicó el general Denis Favier, director general de la Gendarmería, para quien un dispositivo militar resultaría más eficaz para las fuerzas armadas que las guardias estáticas y las patrulla inútiles.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha asegurado que la Operración Centinela es útil porque el incremento de nuestros efectivos implica que se mete a las personas en las escuelas antes de desplegarlas sobre el terreno.
Después Cazeneuve evocó la militarización de la población y el recurso a las reservas de voluntarios para asegurar los sitios turísticos, las playas y las grandes manifestaciones culturales y deportivas, creando patrullas dinámicas que circulen por todo el territorio nacional.
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