Unos correos electrónicos revelan el papel de Monsanto en la retractación del estudio de Séralini
Un
redactor de la revista Food and Chemical Toxicology invitó a científicos
de Monsanto para que revisaran un estudio en el que se habían
encontrado efectos tóxicos de los productos de Monsanto, según informa
el diario francés Le Monde.
En septiembre de 2012, la revista Food and Chemical Toxicology
(FCT) publicaba la investigación a largo plazo de un equipo dirigido
por el biólogo francés Gilles-Eric Séralini, en la que se habían
encontrado alteraciones en el hígado y toxicidad renal y hormonal en las
ratas alimentadas con el maíz transgénico NK603 de Monsanto y muy
pequeñas dosis del herbicida Roundup. Una observación adicional comprobó
la presencia de tumores en la mayoría de las ratas del grupo de
tratamiento que participaron en el ensayo.
En
noviembre de 2013, el editor de la revista, A. Wallace Hayes, se
retractó de la publicación del estudio, después del nombramiento de un
ex científico de Monsanto, Richard E. Goodman,
para que formase parte de la junta editorial y se realizase un proceso
no transparente de revisión durante varios meses por personas de las que
no se conoce el nombre.
¿Presionó Monsanto para que la revista Food and Chermical Toxicology
(FCT) se retractase de la publicación del estudio? El periodista
francés Stéphane Foucart aborda esta cuestión en un artículo publicado
en Le Monde.
El artículo
muestra la total subordinación de Goodman hacia Monsanto. También
revela cómo Hayes jugó un doble papel en la retractación del estudio,
actuando entre bastidores para alentar a los científicos de Monsanto
para unirse al panel de revisión, de cuya opinión dependía la decisión
de retractación.
La influencia de las Empresas Químicas en los investigadores
Foucart pudo examinar los correos electrónicos, obtenidos mediante una petición a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA)
presentada por la organización de los Estados Unidos Derecho a Saber
(USRTK). Foucart dice que los mensajes de correo electrónico “revelan la influencia de las Empresas Químicas en algunos investigadores”.
Foucart
señala que las publicaciones científicas sólo son objeto de retractación
si se comprueba fraude, plagio o un error honesto. El estudio de
Séralini no muestra ninguna de estas carencias, y ha sido el primero es
ser retirado porque sus conclusiones “no son concluyentes”. Los
partidarios de Séralini criticaron la presencia en el Comité de
Redacción de FCT, sección Biotecnológica, de Richard E. Goodman,
profesor de la Universidad de Nebraska en Lincoln (Estados Unidos) y
especializado en alérgenos alimentarios. Estuvo empleado en Monsanto
hasta el año 2004.
Una estrecha relación con Monsanto
Los correos obtenidos por USRTK muestran “una notable cercanía” entre
Goodman y su antiguo empleador. Sin embargo, como señala Foucart, la
relación entre Monsanto y Goodman no se remite a aquellos tiempos:
Goodman escribió un mensaje en el año 2012 según el cual “el 50% de su sueldo” en
realidad se trataba de un proyecto financiado por Monsanto, Bayer,
BASF, Dow, DuPont y Syngenta, que consistía en la creación de una base
de datos sobre los alérgenos alimentarios.
Este hecho, señala Foucart, señala “unas relaciones, incluso de subordinación” entre
Goodman y Monsanto. Foucart explica que esa relación de subordinación
se manifiesta en un incidente que ocurrió en mayo de 2012, antes de la
publicación del estudio de Séralini en septiembre de ese mismo año:
“Después
de la publicación de un artículo periodístico en el que se le cita,
Goodman, que todavía no forma parte de la revista FCT, es rápidamente
interpelado por un empleado de Monsanto, que le dice que su opinión debe
haber sido mal interpretada por el periodista “ya que parece sugerir
que no sabemos lo suficiente sobre las biotecnologías que estamos
empleando”. A cambio, Goodman escribió un mensaje colectivo a todos
los corresponsales de las seis empresas de Biotecnología que financian
su trabajo: “Me disculpo ante ustedes y sus Empresas”, añadiendo que fue malinterpretado por el periodista.
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La financiación de las investigaciones por parte de la Industria impone un control del investigador
Foucart
comenta que la financiación de los trabajos científicos por parte de la
Industria significa que los investigadores están sometidos a un
compromiso que va más allá de la simple obtención de más conocimientos: “Se impone un forma de control sobre el discurso público del investigador”. En
agosto de 2012, Goodman advirtió a sus patrocinadores de que iba a ser
entrevistado por la Radio Pública Nacional sobre la seguridad de los
cultivos transgénicos. “¿Estaría dispuesto a una sesión de entrenamiento ante de la entrevista?”, le
preguntó uno de los corresponsales. No se sabe si Goodman aceptó o no
esta propuesta, ya que no quiso responder a las preguntas de Le Monde.
Un mes más
tarde, en septiembre de 2012, se publicó el estudio de Gilles-Eric
Séralini. Goodman no formaba parte en ese momento del Consejo de
Redacción de la revista FCT. El 19 de septiembre, escribe Foucart,
Goodman informó a su corresponsal en Monsanto acerca de la publicación
del estudio de Séralini y que “agradecería” si la empresa le pudiera proporcionar las críticas al estudio. “Estamos revisando el documento. Le enviaré los argumentos que estamos esgrimiendo”, le
respondió el corresponsal en Monsanto. Unos días más tarde, Goodman fue
nombrado Editor Asociado de la revista FCT, por decisión del toxicólogo
Wallace Hayes, que por entonces era el Editor de la revista.
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Este
nombramiento no fue anunciado públicamente hasta febrero de 2013.
Foucart observa que la incorporación de Goodman al Consejo Editorial de
la revista fue en realidad una consecuencia directa e inmediata de la
publicación del estudio de Séralini. El 2 de noviembre de 2012, cuando
el asunto Séralini está en plena ebullición, Hayes anunció en un correo
electrónico dirigido a los empleados de Monsanto que Goodman se
encargaría de ahora en adelante de la sección de Biotecnología de la
revista:
“Mi
petición, como editor, y la del profesor Goodman, es que aquellos de
ustedes que son muy críticos con el estudio de Séralini y sus coautores
se ofrezcan como potenciales revisores”.
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Foucart
comenta que Hayes estaba invitando formalmente a los toxicólogos de
Monsanto a que evaluasen la aceptación o rechazo de los estudios sobre
los transgénicos que se enviasen a la revista para su revisión. Los
documentos consultados por Le Monde no responden a si Hayes, que no ha
atendido a las preguntas de Le Monde, limitó esta solicitud a los científicos de Monsanto.
Esto
confirma todas las críticas que se han hecho en GMWatch acerca del
nombramiento de Goodman para que formase parte del Consejo Editorial.
También demuestra que teníamos razón en la crítica a la falta de
transparencia en la segunda revisión del estudio (la primera revisión
fue la que se hizo para su publicación en la revista). Algunos
observadores nos dijeron que era algo aceptable que los revisores se
mantuvieron en el anonimato, ya que la revisión por pares se trata
generalmente de un proceso anónimo. Pero esta revisión en particular, de
un estudio que ya había pasado una primera revisión por pares, que ya
había sido publicado hace un año y que no tenía deficiencias más allá de
lo que ocurre con otros muchos estudios científicos, que no son
concluyentes en sus apreciaciones, demuestra que fue un proceso
irregular y de dudosa legitimidad desde el principio. Por lo tanto,
creemos que la identidad y los intereses de los evaluadores debían de
ser publicados.
Otro estudio crítico con los transgénicos también rechazado por la revista Food and Chemical Toxicology
Foucart
observa que no hay manera de saber con certeza si todo esto tuvo
influencia en los artículos aceptados por la revista. Pero en el año
2013, según la información recibida por el periodista, FCT rechazó el
primer estudio de toxicidad crónica de un maíz transgénico de Monsanto,
el MON810, en la Daphnia magna, un tipo de pulga de agua. El
estudio sugiere efectos nocivos en este pequeño crustáceo de agua dulce,
que se utiliza como un organismo modelo en ecotoxicología.
Fue el
propio Goodman el que informó a los autores del rechazo del estudio,
destacando los informes negativos por parte de los revisores. El estudio fue publicado
finalmente en el año 2015 en otra revista. A diferencia del estudio de
Séralini, no fue impugnado (probablemente porque, a diferencia de los
estudios de alimentación en ratas, tal estudio no lo consideran las
Agencias de Regulación como de relevancia para los seres humanos).
Goodman pregunta a Monsanto por los argumentos científicos para responder a los críticos
En algunos
casos, según las informaciones de las que dispone Foucart, Goodman
parece que solicita la asesoría para la toma de las decisiones de los
toxicólogos de Monsanto cuando hay que evaluar un estudio que contiene
aspectos que escapan a sus conocimientos. “Estoy buscando un estudio
anti (supuestamente se refiere a un estudio cuyas conclusiones sean
contrarias a los transgénicos o los pesticidas)”. Le hablan de un estudio de Sri Lanka publicado en el año 2014
en el que se establece una posible relación entre la exposición al
glifosato y la enfermedad renal crónica, así como una explicación de los
mecanismos de toxicidad. Goodman añade: “No tengo los suficientes
conocimientos en química o toxicología para entender los puntos fuertes y
los débiles de sus críticas: ¿me podrían dar algunos argumentos sólidos
acerca de lo que es plausible o no?”.
El
glifosato, ingrediente activo del herbicida Roundup, es un producto
clave de Monsanto, ya que se vende para su uso en los cultivos
transgénicos tolerantes al glifosato,que también comercializa esta
Empresa.
De acuerdo con Foucart, nada recogido en los documentos consultados por Le Monde
parece apoyar la idea de que Goodman haya jugado un papel destacado en
la retractación del estudio de Séralini, la decisión fue tomada por
Hayes. En enero de 2015, Goodman renunció a su puesto en el Consejo
Editorial de la revista, alegando falta de tiempo.
Los conflictos de interés de Hayes
Sin
embargo, Hayes sí parece haber jugado un papel clave en la retractación.
Son muchos los conflictos de interés que podrían haber influido en esta
decisión.
Hayes ha ejercido durante mucho tiempo como toxicólogo para la Industria. Es asesor científico de alto nivel en Spherix Consulting, “un equipo de experimentados asesores que proporcionan a sus clientes asesoramientos científicos sobre suplementos dietéticos, productos de consumo y a la Industria Farmacéutica para así obtener el éxito en el proceso de aprobación”.
Entre los cargos de Hayes se incluyen:
→ Vicepresidente
y toxicólogo del gigante de la alimentación Nabisco, con
responsabilidad en todos los temas de regulación y de toxicología
relacionados con la seguridad de los ingredientes y sustancias en
contacto con los alimentos y bebidas en todo el mundo.
→ Vicepresidente de Gillette Company, responsable de “la
evaluación de la seguridad y cumplimiento normativo de una amplia
variedad de productos de consumo, seguridad de la empresa,
administración ambiental y control de calidad. Mientras estuvo es
Gillette, el Dr. Hayes fue responsable de la gestión de las cuestiones
relacionadas con la reglamentación y la toxicología en
todo el mundo. Todas las sustancias de contacto utilizados en los
productos Gillette (incluidos los productos de cuidado personal) fueron
aprobados dentro de su sección”.
Los intereses de la Industria por encima de los científicos
Los
intereses de Hayes y las actuales conexiones de Goodman con Monsanto,
les debiera de haber contenido en participar en las decisiones sobre el
estudio de Séralini y otros estudios presentados a la FCT. Además, los
nombres de los revisores que aconsejaron para que Hayes tomase la
decisión de proceder a la retractación del estudio, debieran de haberse
hecho públicos, así como los conflictos de interés que planeaban sobre
dicho panel.
En cambio,
se ha producido una situación poco transparente, de modo que da la
impresión de que la Industria ha tenido prioridad sobre las
consideraciones científicas. En el proceso, la reputación de científicos
honestos se ha visto vilipendiada y la confianza pública en la ciencia
se ha visto dañada, tal vez de manera irremediable.
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Artículo: Claire Robinsonhttp://gmwatch.org/news/latest-news/17121-emails-reveal-role-of-monsanto-in-seralini-study-retraction
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