El fracaso en Turquía es una derrota estratégica para Estados Unidos
F.William Engdahl |
En una entrevista al sitio Information Clearing House publicada
esta misma mañana (*), F. William Engdahl también afirma la intervención
de la CIA en el golpe de Estado fallido contra el gobierno de Erdogan,
fruto de la “dramática evolución geopolítica” que estaba a punto de acometer el presidente turco.
Engdahl sitúa en junio de este año el comienzo del viraje de Erdogan, cuando destituyó al primer ministro Davutoglu, sustityéndolo por Yildirim. “En ese momento Erdogan simultáneamente se aleja de la estrategia anti-Assad de Washington en Siria y se acerca a Israel (que esos días estaba en conflicto geopolítico con Washington), a Rusia y ahora incluso hacia Assad en Siria”.
El analista germano-estadounidense destaca la intervención de Fettullah Gülen en la asonada militar como intermediario de la CIA en Turquía, un “gesto dramático y desesperado” en el que participó la red de oficiales bajo su mando.
Como ya expuso en su libro “The lost hegemon”, el control de la CIA sobre la red de Gülen es del cien por cien. Se trata, apunta Engdahl, de un “proyecto loco” de la CIA de orquestar un islam político como instrumento del cambio de régimen bajo la apariencia de una constelación de instituciones educativas repartidas por Oriente Medio.
En 2013 se produjeron manifestaciones y graves enfrentamientos en Estambul directamente dirigidos contra el gobierno del AKP, que Gülen aprovechó para romper con Erdogan y tratar de salvarse de la quema. Concedió entrevistas en los medios que él mismo controlaba, como Zaman, acusando a Erdogan de “tirano”.
A partir de entonces Erdogan reaccionó como es conocido, atacando a Gülen, a sus partidarios y a sus portavoces con ferocidad.
En opinión de Engdahl, los acontecimientos en Turquía no van a desencadenar una guerra civil porque en los últimos años la influencia de Gülen se ha reducido por la represión y las depuraciones. El analista considera que ahora la posición de Erdogan es mucho más fuerte que antes y que ha cogido fuerte las riendas de Turquía con ambas manos.
También compara el fracaso del golpe contra Erdogan con el éxito en Kiev, cuando en febrero de 2014 Estados Unidos logró derrocar a Yanokovich, sembrando el caos y la guerra en las fronteras de Rusia. En Turquía no lo han logrado.
Tras constatar que el ejército turco ya no es lo que era, Engdahl entra en el meollo del asunto: el realineamiento de la política exterior turca, el acercamiento a Rusia y la reapertura de las negociaciones para el tendido del gasoducto Turkish Stream, la reanudación de las buenas relaciones con Israel, el cese del apoyo al yihadismo y los intentos de derrocar a Bashar Al-Assad.
“Es una enorme derrota geopolítica para Obama, probablemente el presidente más incompetente de la historia de Estados Unidos”, asegura Engdahl. A pesar de la derrota, Estados Unidos necesita a Turquía y la necesita dentro de la OTAN por lo que, inmediatamente después del fracaso, inició la típica política de “minimización de los daños” y las felicitaciones al “buen amigo” Erdogan, de cara a la galería, por el fracaso del golpe.
Engdahl sitúa en junio de este año el comienzo del viraje de Erdogan, cuando destituyó al primer ministro Davutoglu, sustityéndolo por Yildirim. “En ese momento Erdogan simultáneamente se aleja de la estrategia anti-Assad de Washington en Siria y se acerca a Israel (que esos días estaba en conflicto geopolítico con Washington), a Rusia y ahora incluso hacia Assad en Siria”.
El analista germano-estadounidense destaca la intervención de Fettullah Gülen en la asonada militar como intermediario de la CIA en Turquía, un “gesto dramático y desesperado” en el que participó la red de oficiales bajo su mando.
Como ya expuso en su libro “The lost hegemon”, el control de la CIA sobre la red de Gülen es del cien por cien. Se trata, apunta Engdahl, de un “proyecto loco” de la CIA de orquestar un islam político como instrumento del cambio de régimen bajo la apariencia de una constelación de instituciones educativas repartidas por Oriente Medio.
En 2013 se produjeron manifestaciones y graves enfrentamientos en Estambul directamente dirigidos contra el gobierno del AKP, que Gülen aprovechó para romper con Erdogan y tratar de salvarse de la quema. Concedió entrevistas en los medios que él mismo controlaba, como Zaman, acusando a Erdogan de “tirano”.
A partir de entonces Erdogan reaccionó como es conocido, atacando a Gülen, a sus partidarios y a sus portavoces con ferocidad.
En opinión de Engdahl, los acontecimientos en Turquía no van a desencadenar una guerra civil porque en los últimos años la influencia de Gülen se ha reducido por la represión y las depuraciones. El analista considera que ahora la posición de Erdogan es mucho más fuerte que antes y que ha cogido fuerte las riendas de Turquía con ambas manos.
También compara el fracaso del golpe contra Erdogan con el éxito en Kiev, cuando en febrero de 2014 Estados Unidos logró derrocar a Yanokovich, sembrando el caos y la guerra en las fronteras de Rusia. En Turquía no lo han logrado.
Tras constatar que el ejército turco ya no es lo que era, Engdahl entra en el meollo del asunto: el realineamiento de la política exterior turca, el acercamiento a Rusia y la reapertura de las negociaciones para el tendido del gasoducto Turkish Stream, la reanudación de las buenas relaciones con Israel, el cese del apoyo al yihadismo y los intentos de derrocar a Bashar Al-Assad.
“Es una enorme derrota geopolítica para Obama, probablemente el presidente más incompetente de la historia de Estados Unidos”, asegura Engdahl. A pesar de la derrota, Estados Unidos necesita a Turquía y la necesita dentro de la OTAN por lo que, inmediatamente después del fracaso, inició la típica política de “minimización de los daños” y las felicitaciones al “buen amigo” Erdogan, de cara a la galería, por el fracaso del golpe.
(*) http://www.informationclearinghouse.info/article45135.htm
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