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jueves, 15 de diciembre de 2016
EL ACERCAMIENTO ENTRE RUSIA Y CHINA RECONFIGURA LA POLÍTICA INTERNACIONAL (una reflexión de Rakesh Krishnan Simha*)
EL ACERCAMIENTO ENTRE RUSIA Y CHINA RECONFIGURA LA POLÍTICA INTERNACIONAL (una reflexión de Rakesh Krishnan Simha*)
Rusia cuenta con el apoyo de China en asuntos como Ucrania y Siria. Por su parte, Moscú mantiene la neutralidad en las disputas del mar del sur de China. El acercamiento hace que los países del sudeste asiático, una de las zonas más vibrantes del mundo a nivel económico, reconsideren sus relaciones con Moscú.
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El pasado 6 de diciembre Rusia y China vetaron conjuntamente una resolución de la ONU que promovía una tregua en Alepo. Un par de meses antes China se abstuvo en una votación similar.
El voto de la semana pasada supone el sexto bloqueo de Rusia a una resolución del Consejo de Seguridad sobre Siria desde que comenzó el conflicto en marzo del 2011. Es el quinto veto de China.
Ambos países están implicados en el típico quid pro quo. Pekín apoya a Rusia en Siria e Ucrania y a cambio espera el apoyo de Moscú en sus múltiples disputas en el mar del sur de China. Como mínimo espera que Rusia se mantenga neutral en sus disputas en Asia.
Ejercicios militares conjuntos
En mayo de 2014 Rusia y China realizaron por primera vez ejercicios conjuntos en aguas europeas, lo que supuso una muestra de solidaridad tras la reunificación de Crimea.
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En septiembre de este año se han realizado ejercicios militares conjuntos en el mar del sur de China, el epicentro de las disputas territoriales, que sorprendieron a más de uno.
El veto en Alepo deja claro que ambos países actúan al unísono en todos los lugares calientes del mundo. Si antes había ambigüedad respecto a la naturaleza de una “semialianza”, ahora todas las dudas se han disipado.
El resultado de esta situación es que los países asiáticos tendrán que reconsiderar sus lazos con Moscú.
La sensación que va ganando peso regionalmente es que el giro de Rusia hacia Asia es en realidad un giro hacia China. Moscú acepta el liderazgo de Pekín para poder sacudirse la presión de EE UU en Siria y Ucrania.
Este acercamiento afecta a toda la región pero tiene un impacto directo sobre Vietnam, Malasia e Indonesia, que no por casualidad son unos de los mayores compradores de armamento ruso. Estos tres países necesitan algún tipo de demostración de Moscú de que no serán abandonados ante Pekín.
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Sin embargo, la nueva neutralidad de Rusia, forzada por el síndrome chino, no es especialmente atractiva para estos tres países, ya que Moscú se veía como una fuerza que hacía equilibrio entre la rivalidad chino-estadounidense en la región.
La postura rusa en el mar del sur de China es que debería respetarse la convención de la ONU en Derecho del Mar.
Al mismo tiempo, no apoya la internacionalización de la disputa. La postura de Moscú se basa en que los países no sean costeros (EE UU) deberían quedarse fuera de la mediación de las disputas que no han sentado bien en ASEAN.
La ASEAN está integrada por Malasia, Indonesia, Brunéi, Vietnam, Camboya, Laos, Birmania, Singapur, Tailandia y Filipinas. Con 600 millones de habitantes, el bloque regional registra un producto interno bruto (PIB) combinado que asciende a dos billones y medio de dólares.
Sentimiento de vulnerabilidad
Vietnam es el mejor ejemplo de las consecuencias que supone el giro hacia Asia de Rusia. Los vietnamitas no están encantados con el acercamiento a China, pero es indudable que son los únicos amigos verdaderos de Rusia en la región del sudeste asiático.
El apoyo de Moscú a Vietnam del Norte durante la guerra contra EE UU todavía hace proliferar las relaciones bilaterales.
Tras los movimientos de acercamiento a China, los vietnamitas también cambian su postura. Sintiendo que puede haber una apertura, EE.UU. ha levantado en embargo sobre el armamento que ha mantenido durante décadas y ha lanzado una “ofensiva de amabilidad”.
De modo que Vietnam no se encuentra encasillado en ningún campo. “Vietnam, de manera similar a India, comprende que la mejor manera de mantener una estrategia autónoma consiste en seguir una auténtica estrategia multivectorial en política exterior”, opina el experto Robert Shines.
Hay otros miembros de ASEAN también tendrían una visión similar sobre la conexión chino-rusa.
Una región vibrante económicamente
Quizá porque Rusia llegó hace poco a la región y no tiene un pasado colonial — como EE UU, China y Japón— se veía como un centro de poder que podía ayudar a mantener un cierto equilibrio.
“Esa era la lógica que había detrás de la invitación a Rusia junto a EE UU a la cumbre del Este Asiático en 2010”, opina Ekaterina Koldunova, profesora en el Instituto de Moscú de Relaciones Internacionales.
“Hasta ahora Rusia trata de mantenerse neutral en todos los casos en los que las contradicciones entre EE UU y China conllevan problemas regionales”.
Según Koldunova, “Rusia es un país que apoya más el orden regional existente que un país que trate de cambiarlo”.
Actualmente las compañías rusas de armamento están interesadas en una región llena de dinero. Las armas rusas son ideales para el ámbito marítimo del sudeste asiático y la región es uno de los lugares del mundo de más vibrantes a nivel económico. Los países asiáticos están modernizando sus fuerzas armadas.
Sin embargo, la neutralidad de Rusia será bien considerada solamente si China se mantiene en una posición pacífica.
Si el gigante asiático comenzara a comportarse de manera agresiva, a movilizar barcos y aviones y a construir emplazamientos ilegales en las islas en disputa, Moscú será visto como un cómplice. Pero por el momento, la neutralidad es la única opción para Moscú.
NOTA.– Rakesh Krishnan Simha es un analista indio de asuntos internacionales radicado en Nueva Zelanda, especialista en temas de defensa e historia militar.
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