Corea del Norte o el fin del mito del Nuevo Orden Multilateral
Después de las
sanciones de la ONU a Corea, la impresión (por no decir la certeza) es
que Rusia y sobre todo China se han plegado al chantaje estadounidense
Por Alberto Cruz
El último artículo publicado en este centro de estudios sobre Corea del
Norte, en el mes de mayo, terminaba diciendo que la resolución que diese
China, sobre todo, al conflicto sería determinante para comprobar si se
había iniciado un nuevo mundo multipolar, tal y como venía predicando
con su “consenso de Beijing”, o se estaba en más de lo mismo (1).
Ahora ya se puede decir con toda certeza que estamos en más de lo mismo
porque la crisis de Corea del Norte (o la crisis geopolítica con Corea
del Norte como excusa) ha supuesto el fin del mito del Nuevo Orden
Multilateral. La imposición de sanciones a este país por unanimidad del
Consejo de Seguridad de la ONU, el 7 de agosto de este año, ha puesto de
manifiesto la confluencia de intereses entre la actual potencia
hegemónica, EEUU, y los de las potencias que -hasta ahora- hacían
bandera de un Nuevo Orden Multilateral diferente del actual. Es el caso
de China y de Rusia.
Estos dos países han venido dando pasos para la creación de un nuevo
mundo que gustaban en denominar "más justo", sustentado en la
multilateralidad, la diplomacia y respetuoso con las políticas y las
decisiones del resto de países evitando la injerencia en los mismos.
Gustaban de contraponerlo a la tradicional forma de actuación del
imperialismo estadounidense y occidental, siempre amenazante e
injerencista, y plantearlo como el estilo sobre el que iba a pivotar una
política exterior diferente a la occidental y en la que la hegemonía
giraría de Occidente hacia Eurasia (2).
Entre esos pasos hay que contar con la creación de una bolsa petrolera
propia (China), al igual que una bolsa de oro propia (China) o de
sistemas de pago internacionales (China y Rusia) alejados de la
tradicional forma de extorsión occidental a los pueblos que no se
pliegan a sus intereses (como el SWIFT) y que son en el caso chino el
CIPS y en el caso ruso el MIR.
A ello hay que añadir la firma de tratados preferenciales en ámbitos
comerciales y la decisión, política, de que muchos de esos intercambios
comerciales se realicen en las monedas respectivas de los países que han
suscrito esos acuerdos (China y Rusia ya realizan un porcentaje,
pequeño aún, de ese comercio en sus propias monedas, al igual que hacen
por separado con India o Brasil, por mencionar solo unos casos). Esto
supone un claro desafío a la predominancia del dólar -y del euro- en las
transacciones financieras internacionales y, por lo tanto, a la
hegemonía de Occidente.
En un lapso de tiempo de ocho-nueve años, tanto China como Rusia han
dado pasos que, en teoría y en algunos aspectos prácticos, ponían al
mundo fuera de la influencia estadounidense y occidental con iniciativas
como la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de
Shanghai (ahora en una pequeña crisis con el enfrentamiento casi
militar entre China e India), el Banco Asiático de Inversión en
Infraestructuras o la Nueva Ruta de la Seda. Incluso con iniciativas
como la de los BRICS y su Nuevo Banco de Desarrollo, ya recuperados
ambos tras el golpe en Brasil contra Dilma Rousseff.
Sin embargo, y de forma sorprendente para algunos, cuando lo tenían todo
a su favor para dar el golpe de gracia definitivo al imperialismo
estadounidense China y Rusia han optado por ir de la mano con él contra
Corea del Norte. Los dos países se han plegado a la imposición de las
sanciones más duras que la ONU haya impuesto jamás a un país, con la
excepción del Irak de Saddam Hussein. El desconcierto ha sido tremendo
en mucha gente y en muchos países puesto que al ir de la mano de EEUU
tanto China como Rusia han visibilizado que se pliegan a los intereses
de EEUU y en un contexto en el que permite a EEUU recuperar iniciativa
en el ámbito geopolítico en unos momentos en los que su declive es
patente y su hegemonía cuestionada y cuestionable incluso dentro de los
propios EEUU (3).
No obstante, esta sorpresa debería haberse matizado si se hubiese tenido
en cuenta que ya China había manifestado que su política exterior,
basada en el famoso "consenso de Beijing", quedaba en entredicho y se
parecía, como una como una gota de agua a otra, a un comportamiento
típicamente imperialista al amenazar de forma clara a Corea del Norte si
se oponía a los "estados poderosos". A quien correspondió el "honor" de
arrojar a la cuneta los valores del "consenso de Beijing" y, con ellos,
el Nuevo Orden Multilateral tan pretendidamente buscado fue a Fu Ying,
presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional del
Pueblo, en el mes de abril tras una durísima crítica norcoreana al
ultimátum presentado por China ya entonces y que anunciaba un
endurecimiento de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de
la ONU, como así ha sido. Fu Ying dijo textualmente: "los estados
poderosos pueden tener una mayor influencia sobre la situación
internacional y deben también soportar las consecuencias de lo que dicen
o hacen; los estados más pequeños o más débiles pueden contrarrestar o
responder a las presiones de los estados poderosos, pero hay que pagar
un precio por ello" (4).
Si además se tiene en cuenta que las sanciones a Corea del Norte se
imponen cuando EEUU acaba de sancionar de forma unilateral a Rusia, otra
vez, y que amenaza con sancionar a China por su práctica comercial, la
impresión (por no decir la certeza) es que ambos países se han plegado
al chantaje estadounidense. Que estos dos países, uno de ellos ya
claramente superpotencia, hayan hecho eso pone de manifiesto que aquello
del Nuevo Orden Multilateral no es otra cosa que literatura porque
viene a ser más de lo mismo del existente hasta ahora.
Lento, muy lento
Siendo pragmático, se podría considerar que la realidad geopolítica es
mucho más compleja de lo que indican unos cuantos movimientos, como los
relatados más arriba, hacia esa nueva y pretendida multilateralidad.
Pero siendo también pragmático, la realidad indica que tanto China como
Rusia lanzan más humo que fuego y que al adoptar las sanciones contra
Corea del Norte, impulsadas por EEUU, están mostrando de forma
implacable que lo que intentan es -en el mejor de los casos- reformar de
manera gradual y lenta ese orden mundial ya en declive sin molestar a
EEUU más de lo necesario. En pocas palabras: no quieren cambiar de forma
radical el orden mundial existente, como hasta ahora daban a entender.
En su justificación, si es que es tal, no quieren que ese cambio sea
"caótico". ¿Y para ello lanzan a todo el pueblo norcoreano a una crisis
económica de incalculables consecuencias? Porque conviene recordar que
las sanciones que la ONU impuso a Irak tuvieron como consecuencia la
muerte de más de un millón y medio de niños menores de cinco años, como
mucho más tarde tuvo que reconocer la propia ONU. Tal vez por ello, las
sanciones adoptadas contra Corea del Norte se quedan a un nivel un poco
más bajo que contra Irak, pero solo un poco más bajo porque afecta a los
principales rubros de exportación del país con lo que se dificulta
hasta el extremo la entrada de divisas y el consiguiente desarrollo.
Las justificaciones dadas por China y Rusia para su voto favorable a las
sanciones llegan a hablar de lo que es moralmente correcto y lo que no
lo es (5), dando a entender que su postura no es moralmente correcta -a
fin de cuentas se perjudica de forma notable a la población norcoreana-
pero que "no había otro remedio". Es un argumento cínico porque siempre
hay otro remedio, lo que no hay es voluntad para ponerlo en marcha. Por
eso llevan casi dos semanas intentando apaciguar a su gente (China, en
los prolegómenos de un crucial XIX Congreso del Partido Comunista, a su
ala izquierda; Rusia a quienes defienden la necesidad de ampliar las
relaciones que mantenía la Unión Soviética con Corea del Norte, sobre
todo en temas de infraestructuras y de extracción de minerales)
repitiendo el mismo soniquete: "la resolución del CSONU tiene una doble
vertiente, la que obliga a Corea del Norte y la que obliga a EEUU; es
ahora a EEUU a quien le compete su cumplimiento y eso significa
establecer un diálogo con Corea del Norte".
Sin embargo eso no es más que un burdo brindis al sol puesto que EEUU,
en plena euforia por haber logrado doblegar a China y Rusia, ni se
plantea tal posibilidad. El voto unánime en el CSONU ha envalentonado a
EEUU hasta el extremo de enviar nuevos buques al Mar Meridional de
China, ha sancionado a un banco ruso (otra vez, dos sanciones contra
Rusia en menos de un mes) por realizar operaciones con Irán y Siria y le
ha expulsado del sistema SWIFT, y ha dicho que entre los días 21 y 31
de agosto se van a realizar unas macro maniobras militares por tierra,
mar y aire en Corea del Sur "para hacer frente a la amenaza norcoreana".
Los chinos han protestado calificando el envío de barcos como
"provocación", pero no han dicho ni hecho nada más aun cuando es la
tercera vez desde que Trump es presidente que EEUU envía barcos y/o
aviones al Mar Meridional de China. Los rusos han afirmado que la
expulsión del banco del SWIFT es "inaceptable", pero no han hecho nada
más. Corea del Sur no ha dicho que esas maniobras tienen que suspenderse
porque sería una clara provocación a Corea del Norte.
Es decir, que las protestas están dentro del guión pero son ineficaces y
solo constatan que EEUU ha recuperado fuelle geopolítico, que no tiene
ningún reparo en lanzar a la incertidumbre al mundo, que no tiene ningún
reparo en desestabilizar a sus rivales violentando el derecho
internacional y que no tiene ningún reparo en desarrollar la teoría del
caos. Es como si dijese, dos mil años después, lo que dijo Roma cuando
otros le hicieron el trabajo sucio: "Roma no paga traidores".
Y, desde luego, China y Rusia también han demostrado que tampoco tienen
ningún reparo en anteponer sus intereses estratégicos a la cimentación
del Nuevo Orden Multilateral que dicen (decían) querer construir. Por lo
tanto el "pago" que están recibiendo de EEUU (sanciones en el caso de
Rusia, provocaciones militares en el caso de China) es más que merecido.
Entre esos intereses estratégicos de China y de Rusia está el no aceptar
la nuclearización de Corea del Norte argumentando que ello no
contribuye a la estabilidad, sino a la inestabilidad internacional. Lo
que subyace a este argumento es que no quieren que se incremente el
selecto club nuclear (EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, India,
Pakistán, Israel) porque ello significa una merma, por pequeña que sea,
de su poder nuclear. Por lo tanto, lo que están haciendo es reforzar el
mundo existente, con los intereses existentes y los poderes existentes.
Especialmente, nucleares.
China y Rusia han argumentado así su voto en el CSONU. Sotto voce,
afirman que las pruebas de misiles de Corea del Norte y sus ensayos
nucleares han creado el pretexto necesario para que EEUU justifique el
despliegue de sus misiles THAAD en Corea del Sur y que no va dirigido a
Corea del Norte, sino a ellos. Pero aquí se puede volver por pasiva la
oración, puesto que Corea del Norte nunca se ha negado a negociar su
programa nuclear y ha sido EEUU quien, por el contrario, siempre ha
rechazado el diálogo. Fue George W. Bush quien, en 2002, rompió el
acuerdo previo que había entre los dos países y la razón por la que
Corea del Norte retomó su programa nuclear. Tan es así que en 2015 Corea
del Norte y China acordaron proponer a EEUU y Corea del Sur la "doble
suspensión", renuncia a las pruebas de misiles a cambio de no realizar
maniobras militares a gran escala, y lo volvieron a reiterar en marzo de
este año 2017, ya con Trump en la presidencia. EEUU siempre ha
rechazado esta propuesta, así que ¿por qué razón la va a aceptar ahora,
cuando ha logrado un indudable éxito diplomático en la ONU y China y
Rusia han sido cooperadores necesarios del mismo?
Luego aquí de forma clara, con luz y taquígrafos, tanto China como Rusia
han invertido la carga de la prueba y han responsabilizado al débil por
los incumplimientos y negativas del fuerte. Es decir, que su
comportamiento refuerza al fuerte y penaliza al débil. Eso no es un
Nuevo Orden Multilateral, sino un reforzamiento del viejo. EEUU se ha
dado perfecta cuenta de ello y ahora está respirando mucho más
profundamente porque ya no tiene tanto que temer de sus dos antagonistas
y su lento camino hacia ese hipotético y ya idílico mundo multipolar.
En buena lid, tras la imposición de las sanciones a Corea del Norte,
tanto China como Rusia tendrían una baza que jugar a la hora de negociar
y mejorar sus relaciones con EEUU, pero EEUU lo ve como una victoria
indudable -como así ha sido- y no considera necesario negociar nada. Y
de eso son conscientes, de forma especial China cuando reconoce que "no
va a ser fácil romper la arrogancia moral" de EEUU. Por lo tanto, no se
entiende el voto en el CSONU, un voto a cambio de nada. Gratis total y
un perjuicio evidente para sus intereses.
La compra de Rusia por China
Pero China y Rusia, aunque han votado lo mismo, lo han hecho por razones
diferentes. En primer lugar, porque Rusia fue quien se resistió a votar
a favor de las sanciones hasta el último momento y tuvo que ser
convencida, o comprada, por China para que lo hiciese. Rusia no quería
dar esa satisfacción a EEUU y menos una semana después de que Washington
volviese a imponer sanciones a Rusia con la pretensión de impedir o
dificultar la construcción del gasoducto Corriente del Norte 2 (North
Stream 2) junto a Alemania.
El relato de lo ocurrido (6) es lo suficientemente expresivo como para
sostener esta afirmación de compra de su voto por parte de China, por
dura que parezca. El 3 de agosto el embajador ruso en la ONU, Vasili
Nebenzia, fue muy explícito afirmando que después de la aprobación de
sanciones por parte de EEUU contra su país "Rusia puede no subirse a
bordo [de las sanciones a Corea del Norte], incluso aunque cuente con el
consenso de China".
Esas declaraciones hicieron que rápidamente el embajador chino en la
ONU, Liu Jieyi, mantuviese una reunión de urgencia con el ruso para
"explicar en profundidad" el contenido de las sanciones. Está claro que
fue algo más que una "explicación" y que lo que allí se alcanzó fue un
compromiso: China ha afirmado que está dispuesta a negociar un Tratado
de Inversión Bilateral con Rusia en virtud del cual las empresas chinas y
rusas tendrían un estatus legal en cada país y recibirían un estatus de
"política preferencial". China, en este contexto, ha ofrecido a Rusia
su apoyo y colaboración para los planes en el Ártico, donde Moscú tiene
un interés preferencial. Esto fue también el mismo día 3. Dos días
después, el 5 de agosto, ambos países votaban junto a EEUU la imposición
de sanciones a Corea del Norte.
La reunión de sus dos embajadores en la ONU sirvió para que China se
postulase como el garante de Rusia frente a las sanciones impuestas por
EEUU a ese país. Viene a decir que con el apoyo chino, esas sanciones
son poco menos que irrelevantes. Y esto se certificó en Manila
(Filipinas) el día 7 de agosto durante el encuentro formal que
sostuvieron los ministros de Asuntos Exteriores de China y de Rusia en
el marco de la reunión de los países de la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (ASEAN). Tanto Wang Yi como Sergei Lavrov coincideron
casi en las mismas palabras con las que sancionaron el acuerdo que ya es
estratégico entre los dos países: "China y Rusia construirán confianza
entre ambos, fortalecerán su cooperación bilateral y se apoyarán
mutuamente con independencia de la situación global" (Wang Yi); "Rusia y
China se han comprometido a seguir considerándose mutuamente como
socios internacionales de alta prioridad sin importar la situación del
mundo, profundizar la cooperación estratégica, fortalecer la confianza
mutua, el apoyo y la cooperación integral" (Sergei Lavrov).
Así que se puede decir que los únicos que han sacado tajada de toda esta
situación han sido EEUU, indudablemente, y Rusia, que ha sabido sacar
rendimiento a su voto en favor de las sanciones.
China emerge como claro perdedor no sólo en su histórica relación con Corea del Norte sino como referente mundial e impulsor de otra forma de hacer política exterior. Si hace unos años se hablaba del "socialimperialismo" de la URSS, ahora hay que hablar de "socialimperialismo" de China y su comportamiento está haciendo saltar por los aires cualquier atisbo de alternativa al orden mundial existente.
Lo que hay detrás de todo ello
Con su voto en la ONU a favor de las sanciones, China ha roto la
política de equidad y acuerdos mutuos que mantenía con Corea del Norte
desde 1961, en virtud del Tratado de Amistad, Ayuda Mutua y Cooperación
firmado ese año. Es un hecho y es seguro que China no lo renovará cuando
expire, formalmente dentro de tres años (hasta ahora se renovaba
automáticamente). Corea del Norte ya lleva tiempo recriminando a China
el incumplimento del mismo, especialmente desde que China votó en 2016 a
favor de las dos tandas de sanciones que se impusieron a los
norcoreanos ya ese año y acertó cuando dijo, en una crítica entonces
inusual y ahora ya reiterada, que "China toma medidas inhumanas como el
bloqueo total del comercio exterior" y que "labrándose el camino como
una gran potencia, está bailando con la música de los EEUU".
Corea del Norte tiene toda la razón en su crítica, porque es lo que ha
ocurrido. Pero ¿por qué y qué hay detrás de este cambio de postura? No
es fácil descubrir la razón, aunque puede que haya tenido mucho que ver
la constatación de que Corea del Norte es una potencia minera. Ya era
conocido que el país tiene inmensas riquezas naturales como hierro,
carbón, oro, magnesita, cinc, cobre, piedra caliza, titanio, vanadio,
molibdeno, grafito... pero lo que ha generado la situación actual es el
reciente descubrimiento de que el país es uno de los escasos en el mundo
que cuentan con unas impresionantes reservas de tierras raras y eso
amenaza directamente a la hegemonía que en este comercio tiene
actualmente China puesto que el 80% de todo el comercio mundial de
tierras raras está en sus manos.
Las tierras raras se denominan así porque tienen elementos químicos como
el escandio, el itrio, el lantano, el cerio y así hasta otros 13
elementos más imprescindibles para el desarrollo de la vida actual en
muchos aspectos, sobre todo tecnológicos. Aunque desde Pyongyang se
mantiene un absoluto secreto sobre las reservas que pueda haber,
comprobadas o probables, sus vecinos llevan un tiempo con los ojos
puestos en estas inmensas riquezas que Corea del Sur estima en un
montante que va entre los 6 y los 10 billones de dólares. Es decir,
suficiente para costear el precio de una reunificación dirigida por Seúl
tras una guerra en la que se aniquilaría al Norte y se destruiría su
sistema político y económico. El Ministerio de Tierras, Infraestructura y
Transporte de Corea del Sur ya en el mes de mayo invitó a las empresas
del sector a presentar ofertas sobre proyectos relacionados con el
sector minero del Norte (7).
Pero no es solo Corea del Sur quien aspira al tesoro, sino EEUU (en 2014
el Servicio Geológico de EEUU ya emitió un informe al respecto y
recomendaba que se impusiesen sanciones económicas sobre la minería
norcoreana para evitar el desarrollo del comercio de estas tierras
raras) y, por supuesto, China y Rusia.
China es el principal cliente, exportador e importador, de Corea del
Norte. Especialmente, de los productos mineros. Si el montante total del
comercio exterior de Corea del Norte con China es del 92%, de esa
cantidad el 54% se corresponde al sector minero, especialmente del
carbón (el 40% del total). Las sanciones aprobadas por la ONU van
dirigidas al sector minero, con lo que deja a Corea del Norte sin
posibilidad alguna de comercio exterior en este campo (afectando de
rebote a la propia China, con lo que se ha dado un tiro en el pie de
forma voluntaria).
En 2012 China invirtió unos 8.000 millones de euros en un proyecto de
infraestructura en la zona fronteriza entre los dos países para
facilitar el acceso a su territorio de estos recursos minerales. Desde
entonces ha estado a pleno rendimiento hasta el año 2016, cuando Corea
del Norte comenzó a restringir la exportación de ciertos metales a China
como represalia por el voto chino en la ONU favorable a las sanciones.
Pero restringir no es suspender, porque el comercio entre ambos continuó
y a buen ritmo puesto que se incrementó un 37,4% sobre todo en hierro y
carbón.
Sin embargo, China nunca ha visto con buenos ojos que Corea del Norte
explotase y comercializase sus tierras raras sin contar con ella. Y lo
mismo vale para el resto de países involucrados, sobre todo EEUU. Ya en
las sanciones que la ONU impuso en marzo del año 2016 (y son siete las
impuestas en total, a cada cual más dura, desde que inició el proceso de
sanciones en 2006) se prohibía la exportación de oro, vanadio, titanio y
"metales de tierras raras". Esto era lo que había pedido de forma
expresa el Servicio Geológico de EEUU. Con las sanciones de ahora se da
una nueva vuelta de tuerca y hace imposible en la práctica el desarrollo
y comercio de esta industria.
Pero en toda regla hay una excepción, y esa puede ser Rusia. Aunque ha
votado a favor de las sanciones, bajo presión china, desde 2014 viene
desarrollando planes para reformar la red ferroviaria norcoreana a
cambio del acceso a los recursos minerales del país y sólo está a la
espera del visto bueno de Pyongyang para el inicio de las obras. Aunque
son unos escasos 18 los kilómetros la frontera que comparten, se pueden
convertir en vitales para esta industria dado que Pyongyang será muy
generoso a la hora de recompensar a quienes han estado a su lado o han
mostrado mayor comprensión hacia sus posturas.
Las sanciones de la ONU, aprobadas con el voto chino y ruso, se han
producido en un momento dulce para la economía de Corea del Norte, que
ha reforzado de forma considerable el liderazgo de Kim Jong-un y del
propio Partido del Trabajo. Esto ha supuesto una mayor independencia
respecto a China que este país no ha visto con buenos ojos. Al utilizar
la amenaza y las represalias -porque eso es lo que ha sucedido con las
sanciones- Beijing demuestra que su comportamiento difiere poco del
tradicional del imperialismo clásico y que mientras no haya un cambio de
rumbo (y eso implica el dar marcha atrás con Corea del Norte) las
pretensiones de un Nuevo Orden Multilateral serán más quimera que
realidad.
----
Notas:
(1) Alberto Cruz, "El modelo de política exterior de China queda tocado con la crisis de Corea del Norte", http://lahaine.org/fG24
(2) Alberto Cruz, “Corea del Norte como ejemplo de la fase final del colapso del imperialismo”, http://lahaine.org/fF6S
(5) Oriental Review, 14 de agosto de 2017.
CEPRID
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