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Trump contradice a Trump en cuestión de horas
El
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró ayer que es tiempo
de sanar las heridas que dividen a la sociedad, apenas horas después de
pronunciar otro discurso incendiario, en el que ratificó su apoyo a
manifestantes supremacistas blancos y atacó a los medios, y que terminó
con escenas de represión en las calles.
En un tono más calmo y con un discurso más medido, Trump habló frente a la convención de la Legión Americana, la mayor organización estadounidense de veteranos de guerra, en la ciudad de Reno, estado de Nevada. “Es tiempo de sanar las heridas que nos dividen y buscar una nueva unidad basada en los valores comunes que nos unen”, aseguró un Trump más conciliador y menos vehemente de lo que se vio el martes por la noche en Phoenix, Arizona. La visita de ayer en Reno buscó ser una contracara de lo que sucedió el martes en el sur del país.
En vez de protestas y un clima tenso, en las calles lo recibieron simpatizantes en medio de una atmósfera de alegría. El lenguaje incendiario del mandatario se vio reflejado el martes fuera del Centro de Convenciones de Phoenix, en las calles, en los gases lacrimógenos que lanzó la Policía contra un grupo pequeño de manifestantes opositores, que se quedó hasta entrada la noche allí, para repudiar lo que consideraron fue una nueva reivindicación de grupos supremacistas blancos por parte de Trump. La Policía reprimió con gases y balas de goma, según denunciaron los manifestantes y mostraron las cámaras de la cadena de noticias CNN.
Por otro lado, en vez de un discurso combativo, el mandatario ofreció ayer un mensaje de unidad nacional y reivindicación de un sector social que la mayoría de los estadounidenses apoyan, los veteranos de guerra. “Si los patriotas estadounidenses pudieron asegurar nuestra independencia, construir un hogar en el bosque y liberar a millones de la opresión en todo el mundo, ese mismo sentido de patriotismo, valentía y amor puede ayudarnos a crear un futuro mejor para nuestro pueblo hoy”, aseguró el mandatario.
Trump apeló a un patriotismo representado en en una única y gran bandera –en contraposición a la bandera confederada que quedó en el centro del debate nacional sobre racismo– y destacó que los estadounidenses no se definen ni por el salario ni por la ideología ni por el partido político al que pertenecen, sino por la humanidad y la ciudadanía que comparten. El mandatario reivindicó su nueva estrategia militar para Afganistán y otras de sus iniciativas políticas, como un aumento dramático del gasto de Defensa, pero evitó la polémica y las expresiones políticamente incorrectas, que generaron tanto rechazo en los últimos días. En cambio, eligió recordar todas las medidas que tomó en favor de los veteranos y, allí mismo, sobre el escenario, firmó un decreto para modernizar el sistema de apelaciones de los militares retirados y ex soldados para achicar el tiempo de espera de las resoluciones de cualquier reclamo.
Pero, pese al cambio de tono de Trump, es difícil pronosticar un giro importante de su gobierno. Unas horas antes de hablar frente a la Legión Americana, el mandatario había vuelto a reivindicar vía la red social Twitter su apoyo a los grupos supremacistas blancos que marcharon en Charlottesville, Virginia, hace unas semanas, en uno de los peores episodios de violencia racial de los últimos años. “Anoche en Phoenix leí mis declaraciones sobre Charlottesville que los falsos medios de noticias no cubrieron de forma justa. ¡La gente lo entendió!”, tuiteó.
Su discurso en Phoenix fue interpretado por la oposición y analistas críticos como una continuidad de su conferencia de prensa de la semana pasada, en la que afirmó que entre los grupos supremacistas blancos había gente muy buena y responsabilizó de la violencia a los manifestantes anti racistas que se habían movilizado para repudiar su presencia en Charlottesville.
El martes, frente a un auditorio de simpatizantes, el mandatario habló de todo, pero se detuvo en la violencia racial de Charlottesville y su apoyo a grupos neonazis, una posición que desató críticas de líderes de su propio partido y el rechazo del mundo de los negocios, e incluso renuncias en sus consejos asesores de empresarios, que se vio obligado a disolver. “Lo que pasó en Charlottesville golpea al corazón de Estados Unidos”, dijo antes de sacar del bolsillo unos apuntes en los que tenía recopiladas varias de sus declaraciones al respecto, con los que trató de convencer a sus simpatizantes de que condenó la violencia racial desde principio. “Les di a los neonazis. Les di con todo. Cité a los supremacistas blancos, a los neonazis. Los cité a todos, veamos. El Ku Klux Klan, tenemos al Ku Klux Klan”, recordó Trump, que acusó a los medios de comunicación de ignorar estas condenas y de citar comentarios selectivos para hacerlo quedar mal y ahondar en la división del país.
Gran parte de sus palabras tuvieron como trasfondo los hechos en los que un joven blanco que participaba de la marcha de supremacistas y neonazis mató a una manifestante anti racista, atropellándola con su auto. Trump no aludió a sus comentarios que desataron la ola de críticas, en los que acusó por igual a “los dos bandos” –antifascistas y neonazis– de la violencia que terminó con el asesinato de la mujer.
El ex director de Inteligencia Nacional, James Clapper, calificó el discurso del mandatario como francamente aterrador y perturbador, y puso en duda que el multimillonario esté capacitado para dirigir la Casa Blanca. Clapper criticó ayer con dureza las palabras de Trump durante una nueva entrevista con CNN y dijo que tras trabajar para cada presidente desde John F. Kennedy hasta Barack Obama, no sabe si escuchó o vio algo como esto viniendo de un presidente que sea más inquietante. Al ser cuestionado sobre las aptitudes de Trump para el cargo, respondió: “Realmente cuestiono su aptitud para estar en esta oficina”.
Empujado por el fervor de su público más cercano, Trump también vaticinó el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), cuyas renegociaciones apenas empezaron la semana pasada. “Debo ser honesto, personalmente no creo que podamos alcanzar un acuerdo, porque se han aprovechado de nosotros de mala manera. Ellos han hecho grandes negocios, los dos países pero especialmente México, no creo que podamos alcanzar un acuerdo”, dijo Trump. “Creo -continuó- que probablemente terminaremos con el Nafta en algún momento”, insistió (ver recuadro).
Luego adelantó que piensa otorgar un indulto al sheriff Joe Arpaio, emblema del racismo contra los inmigrantes en Arizona, condenado por desacato el pasado mes de julio por una jueza federal tras negarse a cumplir una sentencia en la que otro juez lo obligaba a dejar de detener personas por el color de su piel para ver si son inmigrantes irregulares. “¿A quién le gusta el sheriff Joe aquí?”, preguntó ante el público que aplaudía una tras otra sus intervenciones, para concluir que al sheriff lo condenaron por hacer su trabajo. “Pero creo que le va a ir bien. No lo puedo decir esta noche porque no quiero crear polémica”, aseguró.
En un tono más calmo y con un discurso más medido, Trump habló frente a la convención de la Legión Americana, la mayor organización estadounidense de veteranos de guerra, en la ciudad de Reno, estado de Nevada. “Es tiempo de sanar las heridas que nos dividen y buscar una nueva unidad basada en los valores comunes que nos unen”, aseguró un Trump más conciliador y menos vehemente de lo que se vio el martes por la noche en Phoenix, Arizona. La visita de ayer en Reno buscó ser una contracara de lo que sucedió el martes en el sur del país.
En vez de protestas y un clima tenso, en las calles lo recibieron simpatizantes en medio de una atmósfera de alegría. El lenguaje incendiario del mandatario se vio reflejado el martes fuera del Centro de Convenciones de Phoenix, en las calles, en los gases lacrimógenos que lanzó la Policía contra un grupo pequeño de manifestantes opositores, que se quedó hasta entrada la noche allí, para repudiar lo que consideraron fue una nueva reivindicación de grupos supremacistas blancos por parte de Trump. La Policía reprimió con gases y balas de goma, según denunciaron los manifestantes y mostraron las cámaras de la cadena de noticias CNN.
Por otro lado, en vez de un discurso combativo, el mandatario ofreció ayer un mensaje de unidad nacional y reivindicación de un sector social que la mayoría de los estadounidenses apoyan, los veteranos de guerra. “Si los patriotas estadounidenses pudieron asegurar nuestra independencia, construir un hogar en el bosque y liberar a millones de la opresión en todo el mundo, ese mismo sentido de patriotismo, valentía y amor puede ayudarnos a crear un futuro mejor para nuestro pueblo hoy”, aseguró el mandatario.
Trump apeló a un patriotismo representado en en una única y gran bandera –en contraposición a la bandera confederada que quedó en el centro del debate nacional sobre racismo– y destacó que los estadounidenses no se definen ni por el salario ni por la ideología ni por el partido político al que pertenecen, sino por la humanidad y la ciudadanía que comparten. El mandatario reivindicó su nueva estrategia militar para Afganistán y otras de sus iniciativas políticas, como un aumento dramático del gasto de Defensa, pero evitó la polémica y las expresiones políticamente incorrectas, que generaron tanto rechazo en los últimos días. En cambio, eligió recordar todas las medidas que tomó en favor de los veteranos y, allí mismo, sobre el escenario, firmó un decreto para modernizar el sistema de apelaciones de los militares retirados y ex soldados para achicar el tiempo de espera de las resoluciones de cualquier reclamo.
Pero, pese al cambio de tono de Trump, es difícil pronosticar un giro importante de su gobierno. Unas horas antes de hablar frente a la Legión Americana, el mandatario había vuelto a reivindicar vía la red social Twitter su apoyo a los grupos supremacistas blancos que marcharon en Charlottesville, Virginia, hace unas semanas, en uno de los peores episodios de violencia racial de los últimos años. “Anoche en Phoenix leí mis declaraciones sobre Charlottesville que los falsos medios de noticias no cubrieron de forma justa. ¡La gente lo entendió!”, tuiteó.
Su discurso en Phoenix fue interpretado por la oposición y analistas críticos como una continuidad de su conferencia de prensa de la semana pasada, en la que afirmó que entre los grupos supremacistas blancos había gente muy buena y responsabilizó de la violencia a los manifestantes anti racistas que se habían movilizado para repudiar su presencia en Charlottesville.
El martes, frente a un auditorio de simpatizantes, el mandatario habló de todo, pero se detuvo en la violencia racial de Charlottesville y su apoyo a grupos neonazis, una posición que desató críticas de líderes de su propio partido y el rechazo del mundo de los negocios, e incluso renuncias en sus consejos asesores de empresarios, que se vio obligado a disolver. “Lo que pasó en Charlottesville golpea al corazón de Estados Unidos”, dijo antes de sacar del bolsillo unos apuntes en los que tenía recopiladas varias de sus declaraciones al respecto, con los que trató de convencer a sus simpatizantes de que condenó la violencia racial desde principio. “Les di a los neonazis. Les di con todo. Cité a los supremacistas blancos, a los neonazis. Los cité a todos, veamos. El Ku Klux Klan, tenemos al Ku Klux Klan”, recordó Trump, que acusó a los medios de comunicación de ignorar estas condenas y de citar comentarios selectivos para hacerlo quedar mal y ahondar en la división del país.
Gran parte de sus palabras tuvieron como trasfondo los hechos en los que un joven blanco que participaba de la marcha de supremacistas y neonazis mató a una manifestante anti racista, atropellándola con su auto. Trump no aludió a sus comentarios que desataron la ola de críticas, en los que acusó por igual a “los dos bandos” –antifascistas y neonazis– de la violencia que terminó con el asesinato de la mujer.
El ex director de Inteligencia Nacional, James Clapper, calificó el discurso del mandatario como francamente aterrador y perturbador, y puso en duda que el multimillonario esté capacitado para dirigir la Casa Blanca. Clapper criticó ayer con dureza las palabras de Trump durante una nueva entrevista con CNN y dijo que tras trabajar para cada presidente desde John F. Kennedy hasta Barack Obama, no sabe si escuchó o vio algo como esto viniendo de un presidente que sea más inquietante. Al ser cuestionado sobre las aptitudes de Trump para el cargo, respondió: “Realmente cuestiono su aptitud para estar en esta oficina”.
Empujado por el fervor de su público más cercano, Trump también vaticinó el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), cuyas renegociaciones apenas empezaron la semana pasada. “Debo ser honesto, personalmente no creo que podamos alcanzar un acuerdo, porque se han aprovechado de nosotros de mala manera. Ellos han hecho grandes negocios, los dos países pero especialmente México, no creo que podamos alcanzar un acuerdo”, dijo Trump. “Creo -continuó- que probablemente terminaremos con el Nafta en algún momento”, insistió (ver recuadro).
Luego adelantó que piensa otorgar un indulto al sheriff Joe Arpaio, emblema del racismo contra los inmigrantes en Arizona, condenado por desacato el pasado mes de julio por una jueza federal tras negarse a cumplir una sentencia en la que otro juez lo obligaba a dejar de detener personas por el color de su piel para ver si son inmigrantes irregulares. “¿A quién le gusta el sheriff Joe aquí?”, preguntó ante el público que aplaudía una tras otra sus intervenciones, para concluir que al sheriff lo condenaron por hacer su trabajo. “Pero creo que le va a ir bien. No lo puedo decir esta noche porque no quiero crear polémica”, aseguró.
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