La
biografía del ex policía Óscar Naranjo es la de uno que hizo carrera en
base a negocios con narcotraficantes, políticos y paramilitares.
De más está decir que esta acusación, presentada por primera vez por The Wall Street Journal, no ha sido acompañada de evidencias sustanciales, sino de una constante campaña de goteo y rumores, que ni siquiera tiene una foto de un solo decomiso de drogas de este presunto cartel del narcotráfico del chavismo. Y no las tiene porque extrañamente el Cartel de Los Soles es la única organización narcotraficante sin un solo decomiso de drogas.
Sin embargo, mucho menos se hace creíble cuando quien vuelve a reeditarla es un hombre como Naranjo, cuya biografía se encuentra signada por dos procesos judiciales donde se le acusa de haber tenido vínculos con poderosos narcotraficantes y miembros de grupos paramilitares, además de haber participado en operaciones policiales en conjunto con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
En esa tarea, Naranjo coordinó acciones con los denominados Los Pepes, otro grupo paralelo conformado por las Autodefensas Unidas de Colombia y el Cartel de Cali, destinado a perseguir y exterminar al círculo cercano de Pablo Escobar del Cartel de Medellín. Innumerables asesinatos selectivos y violaciones a los derechos humanos se cuentan a partir de la acción de este grupo con el que Naranjo trabajó codo a codo.
A partir de esta tarea se convirtió en parte del grupo de tareas de la Policía Nacional que a mediados de los 90 negoció la entrega de los miembros del Cartel de Cali como una forma de limpiar la imagen del ex presidente Ernesto Samper, acusado de ser financiado por este grupo del crimen organizado. En ese episodio, Naranjo, junto a su por entonces jefe Rosso Serrano, se robó del erario público el dinero ofrecido como "recompensa" para capturar a estos capos, según el libro El General Serrucho del periodista Manuel Vicente Peña.
La última parte de su carrera, antes de saltar a la política, estuvo signada por haberse desempeñado como Director de la Policía Nacional de Colombia durante la puesta en marcha de la denominada Seguridad Democrática, programa ordenado por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez. A raíz de este plan, se registraron innumerables violaciones a los derechos humanos como masacres, torturas y desapariciones forzadas, que hicieron de la era de Uribe un periodo con mayor asesinatos políticos que la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
Premiado por esta tarea con el ascenso a general de cuatro estrellas, Naranjo se convirtió en una figura internacional de la denominada "Guerra contra las Drogas" de Estados Unidos de tal manera que terminó por ser asesor en seguridad nacional en la primera parte de la presidencia del mexicano Enrique Peña Nieto, un poco antes de volver a la escena política colombiana como negociador plenipotenciario por parte del gobierno colombiano en los diálogos de paz de La Habana, realizados con las FARC.
Incluso, la revista mexicana Proceso lo involucra a una investigación de la DEA que comprobaría esta afirmación al sostener la tesis de que Naranjo "acudió al paramilitarismo para luchar contra el crimen organizado". Acusación que, además, fue soportada por el ex jefe paramilitar Daniel Rendón Herrea, alias Don Mario, quien en 2004 afirmó haberse reunido con él para conversaciones relacionadas al asesinato de un coronel de la policía.
Sin embargo, todos estos indicios de cercanía con el narcotráfico se vuelven mucho más claros cuando se tiene en cuenta que el hermano de Naranjo fue detenido en Alemania intentando venderle 35 kilogramos de cocaína a dos policías encubiertos. Al parecer, hacer la vista gorda y recibir dinero del narcotráfico es una modalidad de familia para este personaje político que acusa al chavismo de conformar una organización criminal.
El ejemplo más emblemático es el de la denominada Operación Félix de 2008, donde en conjunto con la CIA, Colombia bombardeó un campamento de las FARC en Sucumbíos, Ecuador, para asesinar a Raúl Reyes. Por ese caso, Naranjo se hizo cargo de todo el montaje relacionado al caso, como el supuesto computador de Reyes, de tal forma que un juez ecuatoriano llegó a emitir una orden de captura en su contra por asesinato.
En este lapso participó junto a su jefe Rosso José Serrano de un acercamiento con el senador norteamericano Benjamin Gilman, quien "utilizó a este general para conseguir jugosas comisiones de la empresa Sikorsky, productora de los famosos helicópteros Black Hawk (halcones negros)", de acuerdo a Carlos Fazio.
Todos estos antecedentes enfocan su perfil al de un criminal con relaciones cercanas a organizaciones e instituciones bien interesadas en utilizar la acusación de narcotráfico contra Venezuela para criminalizar a tono con la campaña internacional contra el país. Bajo la lógica policial de dispare primero y pregunte después, para la cual se supone que fue formado.
La acusación y el prontuario que lo contradice
Este lunes, el actual vicepresidente de Colombia afirmó que en Venezuela existen "indicios" de que la alta dirección del chavismo se encuentra relacionada al Cartel de Los Soles. Una construcción narrativa armada por los sectores más ultras de Estados Unidos para demonizar la figura del dirigente Diosdado Cabello, supuestamente líder de dicho grupo del crimen organizado.De más está decir que esta acusación, presentada por primera vez por The Wall Street Journal, no ha sido acompañada de evidencias sustanciales, sino de una constante campaña de goteo y rumores, que ni siquiera tiene una foto de un solo decomiso de drogas de este presunto cartel del narcotráfico del chavismo. Y no las tiene porque extrañamente el Cartel de Los Soles es la única organización narcotraficante sin un solo decomiso de drogas.
Sin embargo, mucho menos se hace creíble cuando quien vuelve a reeditarla es un hombre como Naranjo, cuya biografía se encuentra signada por dos procesos judiciales donde se le acusa de haber tenido vínculos con poderosos narcotraficantes y miembros de grupos paramilitares, además de haber participado en operaciones policiales en conjunto con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
Una breve historia sobre su vida
Según un trabajo del investigador Carlos Fazio, Naranjo ascendió en la Policía Nacional de Colombia a partir de su relación con el general Rosso José Serrano, dentro del grupo de contrainteligencia de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin). Desde este puesto participó en lo que a principios de los años 90 se denominó el Bloque de Búsquedas, conformado en conjunto con la DEA y la CIA para atrapar al narcotraficante Pablo Escobar.En esa tarea, Naranjo coordinó acciones con los denominados Los Pepes, otro grupo paralelo conformado por las Autodefensas Unidas de Colombia y el Cartel de Cali, destinado a perseguir y exterminar al círculo cercano de Pablo Escobar del Cartel de Medellín. Innumerables asesinatos selectivos y violaciones a los derechos humanos se cuentan a partir de la acción de este grupo con el que Naranjo trabajó codo a codo.
A partir de esta tarea se convirtió en parte del grupo de tareas de la Policía Nacional que a mediados de los 90 negoció la entrega de los miembros del Cartel de Cali como una forma de limpiar la imagen del ex presidente Ernesto Samper, acusado de ser financiado por este grupo del crimen organizado. En ese episodio, Naranjo, junto a su por entonces jefe Rosso Serrano, se robó del erario público el dinero ofrecido como "recompensa" para capturar a estos capos, según el libro El General Serrucho del periodista Manuel Vicente Peña.
La última parte de su carrera, antes de saltar a la política, estuvo signada por haberse desempeñado como Director de la Policía Nacional de Colombia durante la puesta en marcha de la denominada Seguridad Democrática, programa ordenado por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez. A raíz de este plan, se registraron innumerables violaciones a los derechos humanos como masacres, torturas y desapariciones forzadas, que hicieron de la era de Uribe un periodo con mayor asesinatos políticos que la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
Premiado por esta tarea con el ascenso a general de cuatro estrellas, Naranjo se convirtió en una figura internacional de la denominada "Guerra contra las Drogas" de Estados Unidos de tal manera que terminó por ser asesor en seguridad nacional en la primera parte de la presidencia del mexicano Enrique Peña Nieto, un poco antes de volver a la escena política colombiana como negociador plenipotenciario por parte del gobierno colombiano en los diálogos de paz de La Habana, realizados con las FARC.
Un prontuario con nexos narcotraficantes y paramilitares
Todo este lapso de la vida de Naranjo se encuentra caracterizado por haber sido investigado por un fiscal antimafia debido a sus presuntas relaciones con Wilmer Jabón, ex jefe del Cartel del Valle Norte asesinado en Mérida, Venezuela. Sin embargo, esta no fue la única acusación en su contra porque en Estados Unidos, los ex jefes de la AUC, Salvatore Mancuso y Carlos María Jiménez, lo señalaron de haber estado vinculado al difunto líder de esta organización paramilitar, Carlos Castaño.Incluso, la revista mexicana Proceso lo involucra a una investigación de la DEA que comprobaría esta afirmación al sostener la tesis de que Naranjo "acudió al paramilitarismo para luchar contra el crimen organizado". Acusación que, además, fue soportada por el ex jefe paramilitar Daniel Rendón Herrea, alias Don Mario, quien en 2004 afirmó haberse reunido con él para conversaciones relacionadas al asesinato de un coronel de la policía.
Sin embargo, todos estos indicios de cercanía con el narcotráfico se vuelven mucho más claros cuando se tiene en cuenta que el hermano de Naranjo fue detenido en Alemania intentando venderle 35 kilogramos de cocaína a dos policías encubiertos. Al parecer, hacer la vista gorda y recibir dinero del narcotráfico es una modalidad de familia para este personaje político que acusa al chavismo de conformar una organización criminal.
Las violaciones a los derechos humanos y su relación con el complejo militar-industrial
Es ampliamente conocido que el aparato de seguridad de Colombia se vio estrechamente relacionado con el narcotráfico y el paramilitarismo como una forma de delegar la denominada guerra sucia a grupos irregulares, según lo precisó en una entrevista el ex integrante de las AUC, Salvatore Mancuso. La biografía de Naranjo establece varios puntos en común que muestran esta realidad, donde es evidente su relación con la DEA, la CIA, el Pentágono y la embajada estadounidense en Colombia.El ejemplo más emblemático es el de la denominada Operación Félix de 2008, donde en conjunto con la CIA, Colombia bombardeó un campamento de las FARC en Sucumbíos, Ecuador, para asesinar a Raúl Reyes. Por ese caso, Naranjo se hizo cargo de todo el montaje relacionado al caso, como el supuesto computador de Reyes, de tal forma que un juez ecuatoriano llegó a emitir una orden de captura en su contra por asesinato.
En este lapso participó junto a su jefe Rosso José Serrano de un acercamiento con el senador norteamericano Benjamin Gilman, quien "utilizó a este general para conseguir jugosas comisiones de la empresa Sikorsky, productora de los famosos helicópteros Black Hawk (halcones negros)", de acuerdo a Carlos Fazio.
Todos estos antecedentes enfocan su perfil al de un criminal con relaciones cercanas a organizaciones e instituciones bien interesadas en utilizar la acusación de narcotráfico contra Venezuela para criminalizar a tono con la campaña internacional contra el país. Bajo la lógica policial de dispare primero y pregunte después, para la cual se supone que fue formado.
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