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Además de las bombas, ¿también tendremos misiles nucleares estadounidenses en Italia?, por Manlio Dinucci
Manlio Dinucci
- Elisabetta Trenta
La primera unidad de producción de ese armamento nuclear entrará en funcionamiento en marzo de 2020, iniciándose así la fabricación en serie de 500 bombas. A partir de ese momento, o sea en año y medio, Estados Unidos comenzará a desplegar en Italia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y probablemente también en otros países europeos, la primera bomba nuclear con direccionamiento de precisión del arsenal estadounidense, artefacto con capacidad penetrante para destruir los búnkeres de puestos de mando.
Como Italia y otros países europeos violan el Tratado de No Proliferación Nuclear al poner a la disposición de Estados Unidos bases, pilotos y aviones para el despliegue del nuevo artefacto atómico, Europa se convertirá en la primera línea de la creciente confrontación nuclear con Rusia.
Pero también volveremos a una situación todavía más peligrosa: el regreso de los euromisiles, o sea de misiles nucleares similares a los que Estados Unidos desplegó en Europa en los años 1980, con el pretexto oficial de defender a los europeos de los misiles soviéticos.
Esta categoría de misiles nucleares terrestres de alcance intermedio (entre 500 y 5 500 kilómetros) fue eliminada por el Tratado INF [1] de 1987.
Pero en 2014, la administración Obama acusó a Rusia de haber puesto a prueba un misil crucero (identificado como 9M729) de la categoría prohibida por el Tratado INF. Moscú niega que ese misil violara el Tratado INF y a su vez acusa a Washington de haber instalado en Polonia y Rumania rampas de lanzamiento de misiles interceptores (los misiles del «escudo antimisiles»), rampas que pueden ser utilizadas para lanzar también misiles crucero con cargas nucleares.
La acusación que Washington lanza contra Moscú, sin pruebas que la sostengan, sirve de pretexto a Estados Unidos para iniciar un plan tendiente a desplegar nuevamente en Europa sus misiles nucleares terrestres de alcance intermedio. La administración Obama ya había anunciado en 2015 que «ante la violación del Tratado INF por parte de Rusia, Estados Unidos está considerando el despliegue de misiles terrestres en Europa».
Ese plan ha sido confirmado por la administración Trump. Para el año fiscal 2018, el Congreso estadounidense autorizó el financiamiento de «un programa de investigación y desarrollo de un misil crucero lanzado desde el suelo a partir de una plataforma móvil [capaz de circular] por carretera».
Los aliados europeos de la OTAN respaldan ese plan. En el reciente Consejo del Atlántico Norte, los ministros de Defensa de la OTAN, entre ellos la italiana Elisabetta Trenta (Movimiento 5 Estrellas), declararon que «el Tratado INF está en peligro por causa de las acciones de Rusia», país acusado de desplegar «un sistema de misiles desestabilizador que constituye un serio peligro para nuestra seguridad». De ahí la necesidad de que «la OTAN mantenga fuerzas nucleares seguras, confiables y eficaces» –lo cual explica por qué los países miembros de la alianza atlántica rechazaron en bloque el Tratado de la ONU para la Prohibición de las Armas Nucleares.
Así se prepara el terreno para el despliegue en Europa, a las puertas del territorio ruso, de misiles nucleares terrestres estadounidenses de alcance intermedio. Es como si Rusia desplegara misiles nucleares en México.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] Siglas en inglés de Intermediate-Range Nuclear Forces.
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