Uno
de los proyectos más alarmantes de la llamada Cuarta Transformación que
anuncia el próximo gobierno es el instituto de formación política que
creará, a partir de enero próximo, Morena (que lo escriben con
minúsculas, pues ello “representa la igualdad sin jerarquías”).
Piensan canalizar la mitad de los mil 440 millones de pesos que tendrá ese partido como presupuesto para su instituto en 2019, que estará dedicado a “formar políticamente tanto a la militancia como a la ciudadanía para facilitar una transformación y una liberación de las conciencias dentro de la sociedad, paralela al cambio institucional que tendrá lugar dentro del Estado”.
Quienes dirigirán este proyecto son algunos de los más radicales partidarios del próximo presidente, como John Ackerman, Paco Ignacio Taibo II, Pedro Miguel, y será presidido por el caricaturista Rafael Barajas (a)
El Fisgón, todos ellos fanáticos comunistas de viejo cuño.
A Ackerman, quien se hará cargo de la propaganda para lavar cerebros de los mexicanos en el extranjero en favor de su causa, lo conozco pues pasó un semestre de visita en American University cuando yo era profesor de Economía Internacional, y me consta que es un demagogo panfletario radical.
Según él, “las elites neoliberales han destruido el tejido social. Nos toca recomponerlo. Debemos elevar el nivel del debate. Ya trabajamos casa por casa. Ahora toca trabajar cabeza por cabeza”, lo que se traduce como que hay que llevar su propaganda a un segmento inculto e indefenso de la población.
Pero no termina allí la historia. Se trata también que las universidades “patito” que pretende crear su líder se dediquen a educar políticamente a los jóvenes, con cargo ya no a Morena, sino al presupuesto de los estados gobernados por su partido y el proyecto lo coordinará la Secretaría de Educación Pública.
Lo que afirma Ackerman, como lo señaló la periodista Beatriz Pagés —a quien nadie puede acusar de derechista—, “es que se pretende instaurar en México y en las comunidades de mexicanos en el extranjero, un aparato de propaganda de Estado como lo hicieron con pavoroso éxito Stalin, Hitler y Mussolini”.
Al igual que en el sistema propagandístico montado en la antigua Unión Soviética, un ingrediente básico de lo que planea hacer Morena es denigrar al “neoliberalismo” y pintarlo como un dogma de “pensamiento único”, lo que es falso por completo pero, justamente, eso es lo que ellos pretenden lograr.
La esencia del liberalismo es respetar la diversidad de opiniones y puntos de vista y defender la libertad de expresión, justo lo opuesto a imponer dogmas como los que quiere divulgar Morena con sus planes de propaganda, que modestamente quiere llevar a todos los mexicanos dentro y fuera de del país.
Hay que recordar que durante la gestión presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-40) se adoptó la educación socialista y se crearon las escuelas Normales Rurales, atinadamente tildadas “semillero de guerrilleros”, como la tristemente célebre Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.
Dentro de la formación política interna de las Normales Rurales se creó un órgano que aglutina a sus alumnos, la Federación de Estudiantes Campesinos de México (FECSM), y sus planteles siguieron operando después de Cárdenas, a pesar de que se suprimió de la Constitución la educación socialista obligatoria.
La FECSM es una organización nacida en 1935 y conformada por los alumnos de las escuelas Normales Rurales del país, cuyo principal objetivo ha sido “dar educación a los hijos de campesinos y defender los derechos del pueblo, siguiendo la línea Marxista Leninista,” según lo define la propia Federación.
Con Morena en el Ejecutivo y con su abrumadora mayoría en el Congreso, no habrá frenos ni contrapesos para resistir la brutal campaña de adoctrinamiento que se nos viene.
Piensan canalizar la mitad de los mil 440 millones de pesos que tendrá ese partido como presupuesto para su instituto en 2019, que estará dedicado a “formar políticamente tanto a la militancia como a la ciudadanía para facilitar una transformación y una liberación de las conciencias dentro de la sociedad, paralela al cambio institucional que tendrá lugar dentro del Estado”.
Quienes dirigirán este proyecto son algunos de los más radicales partidarios del próximo presidente, como John Ackerman, Paco Ignacio Taibo II, Pedro Miguel, y será presidido por el caricaturista Rafael Barajas (a)
El Fisgón, todos ellos fanáticos comunistas de viejo cuño.
A Ackerman, quien se hará cargo de la propaganda para lavar cerebros de los mexicanos en el extranjero en favor de su causa, lo conozco pues pasó un semestre de visita en American University cuando yo era profesor de Economía Internacional, y me consta que es un demagogo panfletario radical.
Según él, “las elites neoliberales han destruido el tejido social. Nos toca recomponerlo. Debemos elevar el nivel del debate. Ya trabajamos casa por casa. Ahora toca trabajar cabeza por cabeza”, lo que se traduce como que hay que llevar su propaganda a un segmento inculto e indefenso de la población.
Pero no termina allí la historia. Se trata también que las universidades “patito” que pretende crear su líder se dediquen a educar políticamente a los jóvenes, con cargo ya no a Morena, sino al presupuesto de los estados gobernados por su partido y el proyecto lo coordinará la Secretaría de Educación Pública.
Lo que afirma Ackerman, como lo señaló la periodista Beatriz Pagés —a quien nadie puede acusar de derechista—, “es que se pretende instaurar en México y en las comunidades de mexicanos en el extranjero, un aparato de propaganda de Estado como lo hicieron con pavoroso éxito Stalin, Hitler y Mussolini”.
Al igual que en el sistema propagandístico montado en la antigua Unión Soviética, un ingrediente básico de lo que planea hacer Morena es denigrar al “neoliberalismo” y pintarlo como un dogma de “pensamiento único”, lo que es falso por completo pero, justamente, eso es lo que ellos pretenden lograr.
La esencia del liberalismo es respetar la diversidad de opiniones y puntos de vista y defender la libertad de expresión, justo lo opuesto a imponer dogmas como los que quiere divulgar Morena con sus planes de propaganda, que modestamente quiere llevar a todos los mexicanos dentro y fuera de del país.
Hay que recordar que durante la gestión presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-40) se adoptó la educación socialista y se crearon las escuelas Normales Rurales, atinadamente tildadas “semillero de guerrilleros”, como la tristemente célebre Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.
Dentro de la formación política interna de las Normales Rurales se creó un órgano que aglutina a sus alumnos, la Federación de Estudiantes Campesinos de México (FECSM), y sus planteles siguieron operando después de Cárdenas, a pesar de que se suprimió de la Constitución la educación socialista obligatoria.
La FECSM es una organización nacida en 1935 y conformada por los alumnos de las escuelas Normales Rurales del país, cuyo principal objetivo ha sido “dar educación a los hijos de campesinos y defender los derechos del pueblo, siguiendo la línea Marxista Leninista,” según lo define la propia Federación.
Con Morena en el Ejecutivo y con su abrumadora mayoría en el Congreso, no habrá frenos ni contrapesos para resistir la brutal campaña de adoctrinamiento que se nos viene.
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