martes, 20 de noviembre de 2018

Traición o transformación


sinembargo.mx

Traición o transformación

General Gallardo


“La Guardia Nacional será un cuerpo que pasará a formar parte de las fuerzas armadas y que en los próximos años incorporará a 50 mil nuevos elementos con formación militar”. Foto: Saúl López, Cuartoscuro
En 2006 Andrés Manuel López Obrador denunció que el panista Felipe Calderón Hinojosa, había declarado la guerra contra el crimen organizado como una maniobra para procurarse la legitimidad política que no le dieron las urnas. Por eso sacó al Ejército a las calles.
Una de las propuestas para ganar la presidencia, fue cambiar la fallida estrategia de seguridad y, en específico, sacar al Ejército de las calles. AMLO, lo dijo una y otra vez. Hacía sentido: la estrategia prohibicionista contra las drogas, la guerra y la militarización es un rotundo fracaso. “Cero tolerancia, Cero resultados”. Hoy el Presidente electo ha retrocedido.
¿Qué pretende o qué busca ahora López Obrador con su propuesta de militarizar la seguridad pública con la creación de la Guardia Nacional?  Con esta propuesta, la cuarta transformación de la República, se encamina a la cuarta militarización del país, Zedillo, Fox, Calderón, y AMLO pero ahora refinada y fortalecida con una intervención militar mucha más abierta, activa, entrometida y cobijada constitucionalmente, lo que nunca pudieron hacer sus antecesores.
Si prospera la iniciativa de reforma constitucional anunciada por López Obrador recientemente, y es confirmada por los legisladores de morena, un Gobierno supuestamente progresista y de izquierda, habrá logrado lo que no consiguieron los gobiernos de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), la mafia del poder: entregar abiertamente la seguridad pública a los militares y con esto, avanzar en el proceso de militarización de la vida pública nacional. ¿A quién le conviene este entuerto? ¡Al pueblo, claro que no!
Hace décadas que la sociedad mexicana lucha contra el proceso de militarización, impulsado por los sucesivos gobiernos de todas las afiliaciones partidistas, con el pretexto de entregarles las tareas de seguridad pública a las fuerzas armadas, “porque la policía es corrupta, porque es incompetente”, ahora la militarización morenista, reviste mayor gravedad, ya que se declaró enésimas veces,  adalid del cambio a la democracia y del regreso de los militares a sus cuarteles.
Después de un repudio social, de las organizaciones defensoras de derechos humanos y de las declaraciones de las instancias internacionales, por la aprobación de la Ley de Seguridad Interior en 2017, con la que los militares pretendían encubrir sus actuaciones y violaciones a los derechos humanos, una ley de impunidad, “a regañadientes” los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dictaminaron la inconstitucionalidad de la Ley, lo que  parecía coronar dos décadas de luchas y esfuerzos de la sociedad para regresar a los militares a los cuarteles y dejar las tareas de seguridad pública en cuerpos totalmente civiles, facultad única y exclusiva de las autoridades civiles, según lo sanciona el artículo 21 de la Constitución.
Ironía de la historia, unas horas antes de que los ministros de la Corte fallaran contundentemente contra el uso de los militares en labores que corresponden a cuerpos civiles, el Presidente electo y los integrantes de su gabinete, presentaron el Plan de Paz y Seguridad Nacional 2018-2014, y anunciaron la creación de una Guardia Nacional, que se integrará por la Policía Federal, la Policía Militar y la Policía Naval. La Guardia Nacional será un cuerpo que pasará a formar parte de las fuerzas armadas y que en los próximos años incorporará a 50 mil nuevos elementos con formación militar.
Lo que constituye una afrenta a la proclama social de cambio de régimen, es un fraude a la Ley,  y una conspiración para romper el orden Constitucional del Estado. Sin rodeos, ¡Traición a la Patria!
Este nuevo cuerpo armado será el encargado de la seguridad pública del país y en ese cuerpo se depositan las esperanzas y estrategias del próximo Gobierno morenista para pacificar a México.
La Constitución, en el artículo 129 previene el principio de civilidad del Estado, el cual  prohíbe expresamente a los militares desempeñar labores fuera de sus cuarteles. Por eso entre otras cosas el Secretario de la Defensa debe ser de procedencia civil y porque la defensa nacional, una función asignada al Estado, es de carácter ejecutiva no militar. La Ley anulada por inconstitucional, pretendía dar ese marco legal, pero los ministros la rechazaron.
Ahora desde el poder Legislativo, morena pretende enmendar la plana a la Corte. El partido de López Obrador, la Cámara de Diputados a manos de un economista educado en Inglaterra, se apresta a modificar la Constitución mediante una iniciativa que será presentada el próximo martes 20 de noviembre día en que se conmemora la Revolución, es decir cuando el pueblo en armas convocado por Venustiano Carranza, después de un golpe de Estado, la Guardia Nacional, derrota a los golpistas, y a un régimen dictatorial. Esa reforma permitiría que la Guardia Nacional realice tareas de prevención del delito y además, podría fungir como auxiliar del Ministerio Público, a contrario sensu de lo señalado por la Constitución. Fracción III, Art. 31.
Paradoja, “Tal cual como si una madre el día del cumple años de su hijo, le escupiera la cara, y le dijera que reniega haberlo parido”.
El espíritu de la Guardia Nacional, es recogido desde la Constitución de 1812. Capítulo II, De las Milicias Nacionales. Artículo 362.- Habrá en cada provincia cuerpos de milicias nacionales, compuestas de habitantes de cada una de ellas, con proporción a su población y circunstancia. ¡No menciona a los militares o a las Tropas de Continuo Servicio! Lo replica la Constitución de 1857 y se vuelve asentar por el Constituyente de 1917.
No es casual que el anuncio del Plan de Paz y Seguridad de quien asume la presidencia en dos semanas haya sido ampliamente cuestionado en la sociedad, entre ellos muchos de quienes votaron por el abanderado de morena, y en distintos colectivos de derechos humanos del país y del extranjero.
“El involucramiento de las fuerzas militares en la seguridad pública legaliza la militarización del país y subordina a las instituciones civiles que deben ser garantes de un sistema de justicia democrático, acentuando con ello los altos niveles de violencia que sufre la sociedad mexicana”. “El nuevo Gobierno debería romper el paradigma militar de seguridad y establecer un nuevo modelo”. “Deberían ser las instituciones civiles las responsables de la seguridad en el país y deben mantener el control de las operaciones”.
“La propuesta del Presidente electo de continuar la militarización debería ser enmendada para enfocarse en el fortalecimiento y profesionalización de las policías civiles”. “El nuevo Gobierno hereda una catástrofe de derechos humanos que ha sido causada, en gran medida, por la militarización de la seguridad pública en el país”. “Los dos últimos presidentes utilizaron a los militares en tareas de seguridad no solo con resultados ineficaces, sino desastrosos en materia de derechos humanos”. “Las Fuerzas Armadas del país están hechas para la guerra, no para la seguridad pública, y han cometido gravísimos abusos contra civiles, con generalizada impunidad”. “El Plan de Paz y Seguridad de López Obrador es una noticia terrible si nos atenemos a las estadísticas de personas torturadas por los distintos cuerpos armados”. ¡El desbordamiento militar sobre la sociedad desarmada e inerme!
Y agrego, la reforma para crear la Guardia Nacional de AMLO, pasa por alto la resolución de la SCJN, de las proclamas sociales y de las recomendaciones de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, y supera las ambiciones fallidas de sus antecesores de militarizar al país. Lo que rompe el principio civilista propia de un Estado democrático, la supremacía del poder civil sobre el poder militar.
Fue la manera de resolver “el vacío legal” sobre la participación de las fuerzas armadas en labores de policía, afirmó el futuro Secretario de Seguridad Pública. ¡O sea que la Constitución ha estado con vacíos legales durante 101 años! Bordamos en la estupidez del Constituyente durante más de un siglo. ¡Wow!   “La historia nos dirá por quién doblan las campanas”.
¿QUÉ ES LA GUARDIA NACIONAL?
La Guardia Nacional (GN) es una de las dos fuerzas armadas que contempla nuestra Constitución para defender la integridad, la independencia y soberanía de la nación. Otra como complemento, lo es el Ejército permanente o las tropas de continuo servicio.
Frente a la grave situación que padecemos los mexicanos, ante el colapso del Estado, la inoperancia del Gobierno y una crisis humanitaria que agrava a las mentes más reservadas. Es necesario apelar a una PLANEACIÓN ESTRATÉGICA NACIONAL, que incluya la reestructuración del Estado, la creación de nuevos mecanismos para llegar al poder, un cambio de régimen, el fortalecimiento del orden institucional, y romper rituales y parámetros que simbolizan a un Estado autoritario.
El objetivo principal de la estrategia está en restablecer la potestad del Estado en el uso de la violencia legítima; desmilitarizar a la sociedad y los espacios públicos exclusivos del ámbito civil; y el empoderamiento de los ciudadanos en sus derechos.
¡Cómo! ¿Quién podrá hacer tal cosa? ¿Quién podrá destrabar el acuerdo de impunidad y corrupción? ¡El pueblo, en quien reside la soberanía!, y los poderes de la Unión establecidos a través de los que el pueblo ejerce su soberanía: deben de dar la legislación y el avituallamiento para que los ciudadanos estén en posibilidad de defender el honor y los intereses de la Patria.
Entre varias de las formas a considerar para reestructurar al Estado mexicano, como el sistema federal, y la creación de un sistema de inteligencia de Estado, igual denostado por  morena, está la reactivación de la Guardia Nacional, que únicamente se debe actualizar su Reglamento que data de 1822 y la Ley Orgánica de 1848, curiosamente está ley es propuesta e impulsada por el presidente José Joaquín de Herrera en julio de 1848, luego de que seis meses antes, el dos de febrero del mismo año, México cediera a los Estados Unidos más de la mitad del territorio nacional, la Guardia Nacional, sería  un intento para terminar de tajo con la violencia y la inseguridad que tiene postrado a nuestro país en la orfandad.
Veamos: El concepto del individuo que defiende su terruño, junto con sus paisanos, es la base que sostiene la existencia de la GN. Así lo previene la Constitución en el artículo 31.- Son obligación    es de los mexicanos: “Asistir en los días y horas designados por el Ayuntamiento del lugar en que residan, para recibir instrucción cívica y militar que los mantenga aptos en el ejercicio de los derechos de ciudadano, diestros en el manejo de las armas, y conocedores de la disciplina militar; Alistarse y servir en la Guardia Nacional, conforme a la ley orgánica respectiva, para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la Patria, así como la tranquilidad y el orden interior”.
Artículo 35.- Son derechos del ciudadano: Tomar las armas en el Ejército o Guardia Nacional, para la defensa de la República y de sus instituciones, en los términos que prescriben las leyes. NO HAY LEY. Artículo 36. Son obligaciones del ciudadano de la República: Alistarse en la Guardia Nacional. ¡Dice, ciudadano! No militar.
Como se puede apreciar las misiones asignadas constitucionalmente a la Guardia Nacional, al pueblo en armas, para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la Patria, así como la tranquilidad y el orden interior. Son misiones, que la Constitución se las confía única y exclusivamente al pueblo en quien reside esencial y originariamente la soberanía. No se las da al Ejército, ni a ninguna otra autoridad o poder, ni a nadie, más que al propio pueblo.
Estos derechos y obligaciones de los ciudadanos han sido negados históricamente por el Estado mexicano, a conveniencia de los grupos de poder, de la oligarquía e intereses ajenos a la  nación. Lo que reviste mayor gravedad cuando el derecho de defender a la Patria, es negado por un poder que se instaura legítimamente emanado de las urnas.  ¡Traición a los principios éticos más elementales!
No hay cosa más humillante para una norma jurídica que por más de un siglo, sea tratada como “letra muerta”; México es un fiel generador de este tipo de leyes que sólo adornan el cuerpo jurídico nacional, porque en la mayoría de las ocasiones, la realidad es totalmente diferente a lo previsto por el legislador.
No obstante que la GN tiene larga data, es un claro ejemplo de ello, partiendo desde su concepción, su penoso desarrollo, heroico pasado, hasta llegar al actual olvido, comprensible, no aceptable desde el punto de vista político; ahora está en riesgo de desaparecer del mapa constitucional, a manos de un Gobierno que fue electo con la esperanza de un cambio y de restituir la vigencia de la Constitución ultrajada sistemáticamente a la fecha con más de 600 cambios.
El estudio de la Guardia Nacional.-  Primero, parte de sus antecedentes, su existencia milenaria se identifica desde el macehualtin o gente del pueblo, del Calpulli, gentes que viven en una localidad ligadas por el parentesco, poseen un territorio común, habitaban en un mismo barrio y realizan conjuntamente una serie de funciones de carácter socio económico, religioso  militar y político; los españoles toman de este tipo de organización comunitaria, formando las milicias provinciales de la Nueva España 1764, lo retoma el inicio de la Revolución Francesa 1789,  y el concepto estadounidense de milicia, el derecho y la obligación del pueblo para contribuir a la defensa de la nación, temeroso de un Ejército permanente demasiado fuerte y desorbitado, el ciudadano-soldado se convierte en el depositario del sagrado deber de defender a la patria, de esta idea nace la 2ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, aprobada en 1791 “siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo de poseer y portar armas”. (El Federalista)
Frente a un Ejército poderoso que intentara tiranizar a la sociedad, como sucede en muchas partes, se opondrá una milicia de millones de ciudadanos armados, dirigidos por hombres seleccionados entre ellos, que lucharan por sus libertades comunes, unidos y dirigidos por gobiernos que poseen su afecto y confianza, ¿puede dudarse con razón de que una milicia así organizada pueda ser vencida?, pues forma contra las acometidas de la ambición una barrera infranqueable.
Estas apreciaciones y conceptos difieren totalmente del Cuerpo militar que quiere formar AMLO y sus corifeos.
Segundo, cuando asume su carácter de milicia local durante la primera etapa del México independiente; Tercero, cuando se conoce con su nombre distintivo que corresponde a su actuación estelar en la época juarista, y finalmente lo que sucede en el siglo XX cuando llega al olvido y desfiguración, no obstante la visión antimilitarista de Venustiano Carranza.  Cuarto, con el temor fundado de empoderar al pueblo en sus derechos de defender a la Patria, la decisión de su total denostación y desaparición del texto Constitucional a manos del Gobierno morenista, que se dice progresista y de izquierda.
A Juárez y Carranza no les tembló la mano para decretar la desaparición de las fuerzas armadas existentes en su tiempo.  Tenían razones poderosas para actuar de esa manera, pero principalmente coincidían: los ejércitos que disolvieron, a través del pueblo en armas,   eran el soporte de los regímenes que derrotaron.
Igualmente en julio pasado, la voluntad popular sometió a un Ejército que apunta sus armas al pueblo, que ha sostenido un sistema oligárquico depredador y a una clase política traidora a la Patria.    
Sin embargo, a pesar de que la milicia de la nación, la GN, es un baluarte natural y en cualquier circunstancia estará a la altura de la defensa de la patria, siempre es necesario contar con un Ejército permanente, ad hoc a las necesidades del país, pequeño y muy profesional que se aboque a la defensa de guarniciones y fronteras; pues cuando un Ejército se convierte en una carga para la sociedad debe desaparecer. (Sun Tzu, S-IV a C.)
A la luz de lo anterior, se pueden establecer varias conclusiones: es responsabilidad de los ciudadanos la defensa de la patria, luego siendo el pueblo la esencia del Estado, es el primer interesado en salvaguárdalo, lógico, para que los ciudadanos estén en condición de cumplir con su deber, tienen derecho a recibir instrucción cívica y militar y a poseer  armas; la GN no es una institución permanente, si bien todos sus integrantes deben estar perfectamente instruidos en el manejo de las armas y tácticas militares; sólo se constituye cuando las circunstancias así lo requieran en asamblea, instrucción, servicio o campaña (ámbito federal).
El Ejército profesional es complemento para defender con éxito a la patria; sólo debe ser lo indispensable para cubrir las necesidades del servicio de guarnición, quedando a la milicia  GN, el papel de formar el grueso en la contingencia.  Remarca a la GN su condición de local cuando forma parte de cada uno de los Estados de la federación, independiente y solamente unida por los lineamientos generales de organización, disciplina y armamento que dicta el poder federal (Congreso); el nombramiento de sus oficiales es libre, y hecha por los propios milicianos quienes los eligen dentro de sus filas, ellos actúan de acuerdo al poder estatal y sólo se subordinan  a la Unión en caso de revueltas o invasiones.
Se trata de una institución claramente republicada, netamente federal, local decíamos, no permanente, temporal, no profesional pues nace del sistema político que respeta las autonomías del orden federal y por último es democrática, puesto que en ella participan en condiciones de igual todos los ciudadanos. Características estas, que desmiembra la propuesta obradorista.
La posibilidad de que exista la GN está claramente contemplada en la Constitución General: “Alistarse y servir en la Guardia Nacional, conforme a la ley orgánica respectiva, para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la Patria, así como la tranquilidad y el orden interior”. (Art. 31 Fr. III). Como asenté, históricamente la obligación de defender a la patria, ha sido negada a todos los mexicanos por los  poderes públicos. Ahora será negada por AMLO.
En este orden de ideas, no se trata de que los Estados posean ejércitos particulares; es una garantía para que cuenten con elementos de carácter militar suficientes para solventar sus necesidades internas, y los ciudadanos podamos cumplir con el mandato de defender la independencia, el honor de la república y resguardar la tranquilidad y el orden interior.
Naturalmente, el establecimiento de la GN increpa al estado actual de las fuerzas armadas permanentes, la existencia inconstitucional del Estado Mayor Presidencial, el gasto de defensa y las intenciones de crear la Gendarmería Nacional, el Mando Único y las ocurrencias de formar super secretarias e instituciones ilegales para combatir la inseguridad que campea en todo el territorio nacional.  Estos planteamientos, como la institución del ombudsman militar, constituyen la seguridad del Estado; una solución al colapso de seguridad que padece México.
En la Constitución, la Guardia Nacional es una organización compuesta por civiles. La responsabilidad la tienen los gobernadores, es independiente del Ejército y se constituye en el esfuerzo principal de la defensa de la Patria. Fue el contrapeso que el Constituyente opuso al Ejército por si quería intentar un golpe de Estado o presionar a las autoridades civiles.
La prohibición de la participación militar para estructurar la Guardia Nacional, es absoluta, por tanto no admite salvedades. Donde la Ley no distingue, no debemos distinguir, dispone el principio general de derecho.
Pregunto: Buena fe, ignorancia, terquedad o traición.

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