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La trampa del desastre del avión de Irán: ¿Fue una guerra electrónica lo que estuvo en juego?
Traducido por el equipo de Sott.net en español
El video de 19 segundos publicado por el New York Times la semana pasada que muestra el momento en que un misil iraní impactó contra un avión de pasajeros ha suscitado mucho escepticismo en los medios sociales.
Surgen preguntas sobre el momento y las circunstancias improbables del registro del instante preciso en que el avión fue impactado.
El periódico publicó la nota sensacionalista el 9 de enero, el día después de que un avión ucraniano fuera derribado cerca de Teherán. El titular era: "Video muestra un avión ucraniano siendo derribado sobre Irán". Las 176 personas a bordo fueron asesinadas. Dos días después, el ejército iraní admitió que una de sus unidades de defensa aérea había disparado contra el avión pensando erróneamente que se trataba de un misil de crucero enemigo que se aproximaba.
"Evidencia irrefutable" fue como el periodista del NY Times Christiaan Triebert describió el video en un tuit. Triebert trabaja en el equipo de investigación visual del periódico. En el mismo tuit, agradeció ("un gran reconocimiento") a un ciudadano iraní de nombre Nariman Gharib "que le proporcionara [el video] al NY Times, y al camarógrafo, que preferiría permanecer en el anonimato".
Pero la gran pregunta que se hace mucha gente en los medios sociales es: ¿por qué este "videógrafo" estaba de pie en una zona industrial abandonada en las afueras de Teherán alrededor de las seis de la mañana con una cámara de teléfono móvil filmando en un ángulo fijo hacia el cielo oscuro? El avión apenas es visible, pero la persona que estaba observando el cielo tiene la cámara apuntando y lista para filmar un evento muy dramático, segundos antes de que ocurriera. Esto sugiere fuertemente un conocimiento previo.
Puesto que se acababa de presenciar algo horrible, resulta aún más extraño que la persona que sostiene la cámara permanezca tranquila e inquieta. No hay ninguna expresión audible de conmoción ni la más mínima inquietud.
Resulta que Nariman Gharib, el tipo que recibió el video y al que el NY Times dio crédito por haberlo presentado, es un vociferante antiiraní opositor al gobierno que no vive en Irán. Él promueve ardientemente el cambio de régimen en sus publicaciones en los medios sociales.
Christiaan Triebert, el experto en vídeos del NY Times, que colaboró estrechamente con Gharib para sacar la historia a las pocas horas del incidente, trabajó previamente como investigador sénior en Bellingcat. Bellingcat se autodenomina un proyecto independiente de periodismo de investigación en línea, pero numerosos críticos lo acusan de ser un medio asociado a la inteligencia militar occidental. Bellingcat ha sido un gran defensor de las narrativas de los medios de comunicación que difaman a los gobiernos ruso y sirio por el derribo del MH17 en Ucrania en 2014 y los ataques con armas químicas.
En el último derribo del avión sobre Teherán, la estrecha relación entre un videógrafo anónimo sospechosamente situado en el suelo y un disidente iraní expatriado que luego recibe la pronta y generosa atención técnica del NY Times sugiere un nivel de orquestación, y no, como se nos hace creer, una entrega casual. Y lo que es más siniestro, el fatídico incidente fue una trampa.
Parece razonable especular que en la madrugada del 8 de enero se ideó un incidente calamitoso. El derribo ocurrió sólo cuatro horas después de que Irán atacara dos bases militares estadounidenses en Irak. Esos ataques fueron en venganza por el asesinato con drones del principal comandante militar de Irán, el comandante general Qassem Soleimani, el 3 de enero, por parte de EE.UU.
Posteriormente, los sistemas de defensa aérea iraníes estuvieron en alerta máxima por un posible contraataque de las fuerzas estadounidenses. Varios informes indican que los radares de defensa iraníes estaban detectando advertencias sobre la llegada de aviones de guerra y misiles de crucero enemigos en la mañana del 8 de enero. Parece extraño que las autoridades iraníes no cancelaran todos los vuelos comerciales que salían de Teherán durante ese período. Tal vez sea porque los aviones civiles normalmente pueden ser diferenciados por los radares y otras señales de objetos militares.
Sin embargo, con la tecnología de guerra electrónica (Electronic Warfare, en inglés) que Estados Unidos ha desarrollado en los últimos años es totalmente factible que los radares militares enemigos sean " engañados" por objetos fantasmas. Una de estas [tecnologías de] guerra electrónica desarrolladas por el Pentágono es el señuelo miniatura lanzado desde el aire (MALD) que puede crear señales engañosas de ojivas entrantes en los sistemas de radar del enemigo.
Por lo tanto, lo que sostenemos es lo siguiente: Estados Unidos aprovechó un escenario de guerra en el que anticipó que los sistemas de defensa aérea iraníes estaban en pie de guerra. Sumemos a esta tensión un asalto por medio de la guerra electrónica a los radares militares iraníes en el que sería técnicamente factible distorsionar los datos de un avión civil como objetivo ofensivo. El ejército iraní ha afirmado que esta fue la naturaleza del error del derribo. Parece plausible dada la guerra electrónica existente utilizada por el Pentágono.
Aunque es una posibilidad nefasta, también sería razonable suponer que las rutas de salida de Teherán fueron puestas deliberadamente en una posición extremadamente peligrosa por el asalto malicioso de la guerra electrónica estadounidense. Así, un hombre ubicado en tierra, que examinara las trayectorias de vuelo de salida (horarios que están a disposición del público) estaría a mano para captar el disparo de misil provocado y descarriado.
El montaje del derribo explicaría por qué los servicios de inteligencia occidentales se apresuraron a afirmar con confianza lo sucedido, contradiciendo las afirmaciones iniciales de Irán de una falla técnica a bordo del avión.
El desastre ha socavado gravemente al gobierno iraní, tanto en el país como en el mundo. Han estallado protestas en Irán denunciando a las autoridades y al Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos por "mentir" sobre el accidente. La mayoría de las 176 víctimas eran ciudadanos iraníes. La ira en las calles está siendo alimentada por los comentarios públicos de líderes occidentales como Donald Trump, que sin duda ven el clamor y las recriminaciones como una oportunidad para presionar con más fuerza por un cambio de régimen en Irán.
El video de 19 segundos publicado por el New York Times la semana pasada que muestra el momento en que un misil iraní impactó contra un avión de pasajeros ha suscitado mucho escepticismo en los medios sociales.
Surgen preguntas sobre el momento y las circunstancias improbables del registro del instante preciso en que el avión fue impactado.
El periódico publicó la nota sensacionalista el 9 de enero, el día después de que un avión ucraniano fuera derribado cerca de Teherán. El titular era: "Video muestra un avión ucraniano siendo derribado sobre Irán". Las 176 personas a bordo fueron asesinadas. Dos días después, el ejército iraní admitió que una de sus unidades de defensa aérea había disparado contra el avión pensando erróneamente que se trataba de un misil de crucero enemigo que se aproximaba.
"Evidencia irrefutable" fue como el periodista del NY Times Christiaan Triebert describió el video en un tuit. Triebert trabaja en el equipo de investigación visual del periódico. En el mismo tuit, agradeció ("un gran reconocimiento") a un ciudadano iraní de nombre Nariman Gharib "que le proporcionara [el video] al NY Times, y al camarógrafo, que preferiría permanecer en el anonimato".
Nariman: Las imágenes que he obtenido de una fuente - el momento en que el misil golpeó el #Vuelo752. ¡Todavía no he podido verificar el video! Pero por favor, avísenme si encuentran algo. Estoy en contacto con la persona que envió este video para ver si puedo conseguir una versión del video que tenga metadatos.El camarógrafo anónimo es la persona que captó el clip de 19 segundos que muestra un misil impactando contra el vuelo PS752 poco después de despegar del aeropuerto Imam Khomenei de Teherán alrededor de las 06.15 horas. Esta persona, que permanece en silencio durante la filmación mientras fuma un cigarrillo (el humo pasa brevemente por la pantalla), está de pie en el suburbio de Parand mirando hacia el noroeste. Su ubicación fue verificada por el NY Times utilizando datos de satélite. La rapidez con la que se reunieron los recursos técnicos del periódico plantea una pregunta curiosa sobre cómo un vídeo aparentemente aleatorio recibió una atención tan puntillosa.
Pero la gran pregunta que se hace mucha gente en los medios sociales es: ¿por qué este "videógrafo" estaba de pie en una zona industrial abandonada en las afueras de Teherán alrededor de las seis de la mañana con una cámara de teléfono móvil filmando en un ángulo fijo hacia el cielo oscuro? El avión apenas es visible, pero la persona que estaba observando el cielo tiene la cámara apuntando y lista para filmar un evento muy dramático, segundos antes de que ocurriera. Esto sugiere fuertemente un conocimiento previo.
Puesto que se acababa de presenciar algo horrible, resulta aún más extraño que la persona que sostiene la cámara permanezca tranquila e inquieta. No hay ninguna expresión audible de conmoción ni la más mínima inquietud.
Resulta que Nariman Gharib, el tipo que recibió el video y al que el NY Times dio crédito por haberlo presentado, es un vociferante antiiraní opositor al gobierno que no vive en Irán. Él promueve ardientemente el cambio de régimen en sus publicaciones en los medios sociales.
Christiaan Triebert, el experto en vídeos del NY Times, que colaboró estrechamente con Gharib para sacar la historia a las pocas horas del incidente, trabajó previamente como investigador sénior en Bellingcat. Bellingcat se autodenomina un proyecto independiente de periodismo de investigación en línea, pero numerosos críticos lo acusan de ser un medio asociado a la inteligencia militar occidental. Bellingcat ha sido un gran defensor de las narrativas de los medios de comunicación que difaman a los gobiernos ruso y sirio por el derribo del MH17 en Ucrania en 2014 y los ataques con armas químicas.
En el último derribo del avión sobre Teherán, la estrecha relación entre un videógrafo anónimo sospechosamente situado en el suelo y un disidente iraní expatriado que luego recibe la pronta y generosa atención técnica del NY Times sugiere un nivel de orquestación, y no, como se nos hace creer, una entrega casual. Y lo que es más siniestro, el fatídico incidente fue una trampa.
Parece razonable especular que en la madrugada del 8 de enero se ideó un incidente calamitoso. El derribo ocurrió sólo cuatro horas después de que Irán atacara dos bases militares estadounidenses en Irak. Esos ataques fueron en venganza por el asesinato con drones del principal comandante militar de Irán, el comandante general Qassem Soleimani, el 3 de enero, por parte de EE.UU.
Posteriormente, los sistemas de defensa aérea iraníes estuvieron en alerta máxima por un posible contraataque de las fuerzas estadounidenses. Varios informes indican que los radares de defensa iraníes estaban detectando advertencias sobre la llegada de aviones de guerra y misiles de crucero enemigos en la mañana del 8 de enero. Parece extraño que las autoridades iraníes no cancelaran todos los vuelos comerciales que salían de Teherán durante ese período. Tal vez sea porque los aviones civiles normalmente pueden ser diferenciados por los radares y otras señales de objetos militares.
Sin embargo, con la tecnología de guerra electrónica (Electronic Warfare, en inglés) que Estados Unidos ha desarrollado en los últimos años es totalmente factible que los radares militares enemigos sean " engañados" por objetos fantasmas. Una de estas [tecnologías de] guerra electrónica desarrolladas por el Pentágono es el señuelo miniatura lanzado desde el aire (MALD) que puede crear señales engañosas de ojivas entrantes en los sistemas de radar del enemigo.
Por lo tanto, lo que sostenemos es lo siguiente: Estados Unidos aprovechó un escenario de guerra en el que anticipó que los sistemas de defensa aérea iraníes estaban en pie de guerra. Sumemos a esta tensión un asalto por medio de la guerra electrónica a los radares militares iraníes en el que sería técnicamente factible distorsionar los datos de un avión civil como objetivo ofensivo. El ejército iraní ha afirmado que esta fue la naturaleza del error del derribo. Parece plausible dada la guerra electrónica existente utilizada por el Pentágono.
Aunque es una posibilidad nefasta, también sería razonable suponer que las rutas de salida de Teherán fueron puestas deliberadamente en una posición extremadamente peligrosa por el asalto malicioso de la guerra electrónica estadounidense. Así, un hombre ubicado en tierra, que examinara las trayectorias de vuelo de salida (horarios que están a disposición del público) estaría a mano para captar el disparo de misil provocado y descarriado.
El montaje del derribo explicaría por qué los servicios de inteligencia occidentales se apresuraron a afirmar con confianza lo sucedido, contradiciendo las afirmaciones iniciales de Irán de una falla técnica a bordo del avión.
El desastre ha socavado gravemente al gobierno iraní, tanto en el país como en el mundo. Han estallado protestas en Irán denunciando a las autoridades y al Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos por "mentir" sobre el accidente. La mayoría de las 176 víctimas eran ciudadanos iraníes. La ira en las calles está siendo alimentada por los comentarios públicos de líderes occidentales como Donald Trump, que sin duda ven el clamor y las recriminaciones como una oportunidad para presionar con más fuerza por un cambio de régimen en Irán.
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