miércoles, 2 de enero de 2013

La cruda realidad; buscan cómo curar la resaca

La cruda realidad; buscan cómo curar la resaca

El primer día del año, los capitalinos salieron a los restoranes para consumir comida pesada y bebidas frías que les apagaran el fuego de la fiesta

Arturo Páramo
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de enero.- Un “vuelve a la vida” era la mejor manera de arrancar el primer día del año y terminar con la resaca que arrastraba de la fiesta de Año Nuevo, y Ricardo se dirigió a Polanco para buscar uno de esos platillos en un restorán de la calle Torcuato Tasso.
El sitio estaba desolado, apenas abría y ningún comensal había ingresado. Lo que quería era seguir la fiesta. La música a todo volumen aún retumbaba en su cabeza, el antojo de un “aguachile” era tan poderoso como la necesidad de seguir escuchando barullo y un mariachi.
Y es que en la primera mañana del año Polanco estaba casi desierto. Sólo cafeterías que servían desayunos acompañados de café, sin ese picor y grasa de una buena birria que también se le atravesó en el pensamiento.
También se le ocurrió a Ulises hacia el amanecer porque ya no quería seguir probando las secas carnes del pavo y el picadillo de res con que estaba rellena el ave.
La borrachera que comenzaba a disiparse le exigía algo más picoso, caldoso, tortillas y mucho aguacate, que le salvara de esa comida tan extraña para él y que suelen servir en su casa los fines de año.
“Nada como algo picoso, grasosito, un caldito para bajar un poco la peda y seguirle un ratito más con un roncito”, dijo Ulises, para quien aplicó con rigor el dicho de “evitar la cruda manteniéndose borracho”.
Uno de sus hijos, menos alcoholizado que él, condujo por las desiertas calles de Horacio, Masaryk y Ejército Nacional: todo cerrado. La necesidad lo llevó a unas cuadras de Polanco.
Luis era otro de esos capitalinos que, con el rostro enrojecido por el alcohol, llegó a una de las más famosas birrierías de la ciudad tras haber recorrido los desolados barrios de Polanco y La Condesa, donde los restoranes y bares que tuvieron cena de Año Nuevo permanecían cerrados.
“Sólo había lugares para desayunar huevos, chilaquiles o hot cakes y yo lo que quería era algo así, picoso, y una bola de (cerveza) oscura michelada”, dijo Luis mientras vaciaba cebolla y chile serrano picado sobre su plato lleno hasta el borde de caldo y  carne.
De acuerdo con los remedios más socorridos para eliminar la resaca están el ingerir líquidos para recuperar los electrolitos que el cuerpo desechó durante la borrachera.
Beber alcohol en pequeñas cantidades permite al cuerpo mantener el estado de embriaguez, que mezclado con la comida caliente da una sensación de bienestar y disipa el dolor de cabeza, coincidieron los tres entrevistados.
El local de la Colonia San Rafael donde Ricardo, Ulises y Luis apagan los efectos de “la cruda” estaba atestado desde mediodía en sus tres niveles y cuatro salones, los mariachis y los grupos norteños, en contraste con las calles vacías de la ciudad.
Mientras la ciudad despierta de su fiesta de fin de año, y los niveles de contaminación se elevan, dentro del restorán los parroquianos llegan en oleadas hasta saturarlo en busca de los productos que hagan más llevadero el primer día de 2013.
“A partir de mañana a trabajar”, dijo Ricardo, lamentándose del fin de sus vacaciones. “Después de esto a dormir y a recuperarse para mañana”, terció Ulises mientras daba un trago a su enorme bola de cerveza.
2013-01-02 01:23:00

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