“Lodazal de miles de millones de pesos” de @m_ebrard; ¿ataca Marcelo a EPN en Guerrero?
Ebrard,
antes de seguir con sus grillas, debería recordar que su paso por el
GDF le dejó la cola manchada. Eso, dirían los juristas, significa la
presunción de uno o varios delitos. Así que lo mejor que puede hacer es
bajarle.
Lo del “lodazal” lo dice el conocido periodista Pablo
Hiriart, cercano a Carlos Salinas de Gortari, lo que le resta prestigio y
objetividad. Pero, recordémoslo, Hiriart es también no solo uno de los
comunicadores que con más simpatía ve al actual jefe de gobierno del
Distrito Federal, sino alguien que ha probado poseer la mejor
información acerca de lo que pasa en el círculo íntimo de Miguel Ángel
Mancera, lo que en este caso le aporta una elevada dosis de
credibilidad.HIriart, en La Razón, ha expresado que en “la construcción de la línea 12 del metro hay un lodazal de miles de millones de pesos y faltas de orden penal y administrativo que es necesario aclarar cuanto antes”.
¿Lodazal? “Si es verdad el sobreprecio de casi cuatro mil millones de pesos en la construcción de la línea, estamos ante un ‘error de cálculo’ mayúsculo que tiene repercusiones legales extremas”, dice Hiriart.
Y no es todo: se cuenta que el “director del Proyecto Metro contrató a la empresa de la cual su hermano es vicepresidente ejecutivo”, lo que significa que “estamos ante la figura jurídica de tráfico de influencias”.
Para justificar tamañas irregularidades, opina Hiriart, “la única reacción del ex jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, ha sido que se le está atacando porque está contra el Pacto por México”, lo que es ridículo.
¿Qué va a pasar con Ebrard?
Si el río suena, agua lleva. Un columnista de El Universal, Ricardo Alemán, anticipa que vienen tiempos malos para el ex jefe de gobierno capitalino: “Sigue saliendo a flote el cochinero del gobierno de Marcelo. Y en una de esas se le aparece la bruja”.
Ebrard está en riesgo no por su “cochinero” ni por el “lodazal de miles de millones de pesos” que no logra explicar, sino por andar jugando las contras, recurriendo a acciones mafiosas, al presidente Enrique Peña Nieto. Al menos, es el análisis que hace Alemán, que publica en el diario presidido por un empresario normalmente muy bien informado, Juan Francisco Ealy Ortiz, un editor al que no se le va una y que no permite que en su medio se publiquen especulaciones sin fundamento.
Según Ricardo Alemán, es en Guerrero, usando al gobernador Ángel Aguirre, donde Ebrard ha decidido dinamitar el proyecto político que más rendimiento le ha dado a Peña Nieto, el Pacto por México.
Alemán afirma que el gobernador Aguirre le ha dado un “golpazo” al presidente Peña Nieto no solo al haber “pactado con los vándalos de la CNTE”, sino también por “intentar revertir desde el Congreso local en manos del propio Aguirre, la reforma constitucional en materia de educación”.
Para Alemán no hay duda de que Ángel Aguirre, “por la vía de los hechos, y con la complicidad de la banda mafiosa de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, echará abajo esa reforma en el estado de Guerrero”. Y, pronostica el columnista, después de Guerrero pasará lo mismo en Oaxaca, Michoacán y Chiapas. Se trata, dice Ricardo Alemán, de “una feroz batalla lanzada contra el gobierno de Peña Nieto y que tiene como objetivo tirar el Pacto por México”.
¿De quién es la mano que mece la cuna? Alemán responde: De Marcelo Ebrard. Cito al columnista: “Basta con recordar que el político preferido de la señora Elba Esther Gordillo y a quien siempre apostó para convertirlo en candidato presidencial, se llama Marcelo Ebrard. Basta saber que el político y gobernante al que Ángel Aguirre le debe ser el candidato y gobernador de Guerrero, se llama Marcelo Ebrard. Basta saber que durante los últimos seis años, el gobernante que permitió que la mafia de la CNTE hiciera a placer en el DF, se llama Marcelo Ebrard. Y basta saber que el segundo feudo de poder para el grupo político de Marcelo Ebrard, es el estado de Chiapas, justamente el estado en donde Marcelo arrancó su proselitismo contra Peña Nieto y a favor del asalto al PRD”.
La guerra de Ebrard no es solo contra Peña Nieto, sino también “contra Miguel Mancera y contra el propio AMLO”. ¿Ha enloquecido Marcelo? No sería raro. Perder el poder enferma, y Ebrard lo perdió.
Y, lo peor para Marcelo, no encuentra dónde seguir jugando a la política. En el GDF el actual gobernante, Mancera, le cierra espacios; en el PRD, los chuchos ya le dijeron que solo lo apoyarán para ser presidente del partido si se calma, y está lo más doloroso para Ebrard: saber que no es él, sino Andrés Manuel López Obrador el verdadero líder de la izquierda mexicana.
No es raro que los políticos enloquezcan cuando dejan el poder. En mi anterior columna mencioné el caso de Javier Lozano, que participó en el equipo de Calderón el sexenio pasado. Senador en la actualidad, Lozano se siente con fuerza suficiente como para echar abajo la reforma a las telecomunicaciones. No lo hará, por supuesto, pero si insiste en dar lata otros políticos más poderosos que él lo pondrán en su lugar. Sí, como a Ebrard.
Bien dice Ricardo Alemán que, por más que lo ignoren Marcelo Ebrard y Ángel Aguirre, “Peña Nieto no está manco, y un golpe bolado los puede mandar a dormir, pero tras las rejas. Por eso la prisa, entre otras cosas, de eliminar el fuero”.
Ebrard, antes de seguir con sus grillas, debería recordar que su paso por el GDF le dejó la cola manchada. Eso, dirían los juristas, significa la presunción de uno o varios delitos. Así que lo mejor que puede hacer es bajarle.
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