Washington,
11 may (PL) El socorrido argumento del gobierno de Estados Unidos sobre
el uso de armas de destrucción masiva para alentar intervenciones
militares, como la de Irak en 2003, cobra fuerza hoy respecto a Siria.
Así lo confirman declaraciones del secretario norteamericano de Estado,
John Kerry, quien dijo ayer en una conferencia organizada por Google
que existen "sólidas evidencias" sobre el supuesto uso de armas químicas
por parte del gobierno del presidente sirio Bashar al Assad.
Para algunos expertos, las palabras del jefe de la diplomacia
estadounidense siguen un guión similar al presentado por Washington
antes del detonante de la invasión a Irak hace más de 10 años.
La aventura bélica sobre territorio iraquí fue ordenada por el entonces
presidente George W. Bush para "desarmar a Irak de armas de destrucción
masiva", las cuales nunca llegaron a encontrarse, ni su existencia fue
demostrada.
Kerry ya había pedido esta semana en Roma, Italia,
que el gobernante de la nación levantina abandone el poder como
requisito para una eventual solución política al conflicto en Siria y
ahora aseguró que Damasco ha aplicado armas químicas contra los grupos
irregulares, tópico principal de la polémica en la comunidad
internacional.
Sin embargo, el lunes la Comisión de
Investigación de la Organización de las Naciones Unidas sobre Siria negó
que haya evidencias concluyentes de que alguna de las partes en guerra
haya usado este tipo de armamento.
Las declaraciones ocurren
después que Kerry y su homólogo ruso, el canciller Serguéi Lavrov,
acordaron en Moscú celebrar una conferencia en Ginebra sobre Siria, en
la cual pretenden sentar en la mesa de negociaciones a gobierno y
oposición, pero afloran dudas acerca de si Estados Unidos busca en
realidad una solución.
En inicio propusieron que la reunión se
realizara a finales de mayo, pero este sábado trascendió que se descarta
la fecha por divergencias.
La propaganda sobre el presunto uso
de armas sirias por parte de Damasco se ha arreciado en la últimas
semanas, y expertos opinan que el presidente estadounidense, Barack
Obama, podría estar ahora ante una encrucijada, atrapado en medio de las
presiones de partidarios y críticos de una posible intervención militar
en esa nación.
Este asunto avivó el debate en Estados Unidos,
donde el Congreso presiona para que la Casa Blanca acentúe su papel en
el conflicto pues hasta el momento Obama ha autorizado la denominada
ayuda no letal.
El gobernante demócrata amenazó al gobierno de
Damasco de que un supuesto uso de armas químicas sería la "línea roja"
que le haría reconsiderar la opción militar, aunque poco después pidió
cautela.
En correspondencia con la postura del mandatario, el
secretario de Defensa, Charles Hagel, planteó que antes de tomar algún
tipo de acción, el gobierno de Obama aún está evaluando las cuestiones
de "cuándo, quién y cómo" utilizó las armas químicas que se han empleado
en Siria.
Por su parte, el vicepresidente Joseph Biden dijo en
una entrevista publicada el jueves que la Casa Blanca trata el tema de
Siria con sumo cuidado para evitar errores del pasado, como aquellos que
provocaron la invasión de Irak.
Las autoridades de la nación
levantina niegan de forma reiterada y rotunda que hayan utilizado dichas
sustancias contra los que tachan de terroristas y acusa a Washington y
sus aliados de equipar, entrenar y financiar a las bandas armadas que
tratan de derrocar por la fuerza a Al Assad.
Localizado en el
corazón del Medio Oriente, el país árabe, en conflicto desde marzo de
2011, comparte fronteras con el Líbano, Jordania, Israel, Iraq y
Turquía, por lo que su situación geográfica lo convierten prácticamente
en péndulo de la balanza política en la convulsa región.
nm/dfm |
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