Ríos Montt pasa su primer día en prisión
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GUATEMALA (AP) -- El ex dictador José Efraín Ríos Montt pasó el
sábado su primer día preso, en una celda de unos cuatro metros por
cinco, pintada de gris y azul, con una pequeña cama, un baño y una
ventana, después de ser condenado a 80 años de prisión por genocidio y
crímenes contra la humanidad.
Fue una caída
estrepitosa para Ríos Montt, de 86 años, el otrora hombre fuerte que
gobernó Guatemala entre marzo de 1982 y agosto de 1983, durante el
apogeo de una brutal guerra civil que mató a 200.000 personas, en su
mayoría indígenas.
El tribunal falló el
viernes que el militar sabía de la masacre de por lo menos 1.771 mayas
ixiles en el altiplano occidental de Guatemala y no la detuvo, lo que
provocó la primera condena por genocidio a un gobernante latinoamericano
en su propio país.
El ex general fue trasladado a la prisión esa noche.
"No
tiene comodidad, pero como buen soldado está acostumbrado a eso", dijo
el abogado de Ríos Montt, Francisco Palomo, quien espera conseguir que
el ex general sea trasladado a un hospital o que cumpla su sentencia en
detención domiciliaria.
Ríos Montt fue
encarcelado en el Cuartel de Matamoros, donde se formó como militar.
Allí funciona una prisión a la que ingresan presos que por su calidad de
figura pública podrían estar en riesgo.
Las
autoridades penales explicaron que el ex dictador tiene derecho a dos
horas diarias para recibir sol al aire libre, pero siempre bajo la
custodia y reglas del Servicio Penitenciario. Tiene derecho a tres
comidas diarias, aunque sus familiares también pueden llevarle
alimentos.
La mayoría de los guatemaltecos
sienten que la sentencia representa un triunfo luego de una larga
batalla en un país que todavía se recupera de los 36 años de guerra
civil que terminaron con los acuerdos de paz de 1996.
"Tiene
una validez para las víctimas, es totalmente reparador y dignificador",
dijo la activista a favor de los derechos humanos Helen Mack.
Las
masacres ocurrieron antes y después del gobierno del ex general, "pero
la mayor parte de las matanzas ocurrieron bajo Ríos Montt", dijo
Victoria Sanford, una antropóloga de la Universidad de la Ciudad de
Nueva York- Lehman College que pasó 50 meses en excavaciones en los
lugares de al menos ocho masacres.
La larga
sentencia fue un mensaje, dijeron activistas, en el sentido de que las
brutales estructuras militares, otrora intocables, deben rendir cuentas.
Ríos Montt fue condenado el viernes a 50 años por genocidio y a 30 años
por delitos contra los deberes de la humanidad. La ley penal
guatemalteca dice, no obstante, que la máxima pena de prisión es de 50
años, lo que da a los 80 años un carácter simbólico.
El
panel de tres jueces también ordenó a los fiscales continuar
investigando para que todos los responsables de abusos respondan ante la
justicia. Hasta ahora, sólo los funcionarios de nivel bajo o medio
habían sido procesados ??por atrocidades de la guerra.
El
lunes, el mismo tribunal se reunirá para discutir la indemnización de
las víctimas. La sentencia completa se leerá el 17 de mayo.
Indígenas
y activistas aplaudieron y algunos lloraron después de escuchar el
fallo del viernes. Pero algunos se preguntan si Ríos Montt podría apelar
con éxito.
A sus preocupaciones se suma el
hecho de que el actual presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina,
todavía se niega a reconocer que el genocidio ocurrió.
"Para
los que están en estado de negación es doloroso, pero necesario para la
sanación de este país", dijo Mack. "Aún no ha terminado".
El
nombre de Pérez Molina emergió durante el juicio, cuando un ex militar
lo acusó de ordenar ejecuciones durante sus años en el ejército, bajo el
régimen de Ríos Montt.
El mandatario aseguró que esos testimonios eran mentiras.
En
una entrevista el viernes en la noche, Pérez Molina dijo al canal CNN
en español que no hubo genocidio, a pesar de que la decisión sea vista
como el primer reconocimiento oficial del país de que sí ocurrió.
"Cuando
yo dije que no ha habido genocidio en Guatemala, lo vuelvo a repetir
ahora después de que ha habido un fallo", dijo Pérez Molina. "El fallo
de hoy no está en firme... la sentencia quedará en firme hasta el
momento en que se agoten las otras instancias".
El abogado defensor Palomo prometió apelar el fallo, alegando que era injusto.
Ríos Montt ha insistido en que nunca conoció u ordenó masacres mientras estuvo en el poder.
Comenzó
su carrera en el ejército guatemalteco en 1946 como cadete. Tomó el
poder en marzo de 1982 a través de un golpe militar, y lo mantuvo
durante 18 meses, hasta que fue derrocado.
Ricardo Méndez Ruiz, empresario guatemalteco e hijo de un oficial del ejército, calificó el juicio como sesgado.
"Hemos
conocido hasta hoy, la verdad del lado ixil, pero no toda la verdad",
dijo. "Hemos planificado una protesta para mostrarle al mundo que en
Guatemala no es una decisión que todo el mundo aplauda".
En
el juicio de Ríos Montt, decenas de mayas ixiles dieron testimonio de
atrocidades, como violaciones en masa y asesinatos de niños por las
fuerzas armadas. Pérez Molina dijo que el ejército no tuvo la culpa.
"Fue
un conflicto armado en interno. No fue el ejército el que provocó este
enfrentamiento armado interno. No fue el ejército el que llevó la guerra
a los lugares como los Ixiles, esto fue la guerrilla", dijo.
Las
ofensivas militares formaban parte de una brutal contrainsurgencia de
décadas contra un levantamiento izquierdista que llevó las masacres al
corazón del territorio maya donde estaban las guerrillas. Una comisión
de la verdad de la ONU dijo que entre las fuerzas del Estado y los
grupos paramilitares afines fueron responsables del 93% de los
asesinatos y violaciones de derechos humanos que documentó, en su
mayoría contra indígenas mayas.
La Premio
Nobel de la Paz guatemalteca Rigoberta Menchú dijo que el momento de
Guatemala fortalece a los desvalidos del mundo. Los mayas ixiles, dijo,
pueden enseñar a otros grupos oprimidos de todo el planeta exigir sus
derechos, y no descansar hasta que los tiranos sean castigados por la
ley.
""Es el primer Tribunal nacional que
juzga genocidio y delitos contra deberes de humanidad, no hay otro
precedente en el planeta que dentro del país se haya juzgado este tipo
de crímenes. Ojala que aquí sea el inicio de la concordia y que sea el
fin del odio", dijo Menchú.
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Olga R. Rodriguez y John Rice contribuyeron a este despacho desde Ciudad de México.
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