Astillero
La bola mexicana
Hartazgo acumulado
Tesoritos del PAN
¿En cuál cantina?
Hartazgo acumulado
Tesoritos del PAN
¿En cuál cantina?
Julio Hernández López
EN FAVOR DE LOS ANIMALES. Organizaciones defensoras de animales
marcharon del Ángel de la Independencia al Zócalo, con motivo del día
que conmemora los derechos de la fauna en el DF; exigieron a la Asamblea
Legislativa nuevas leyesFoto Cristina Rodríguez
L
a pelota también rueda
en México. Cruza campos secos, entre árbitros y autoridades vendidas,
con todo arreglado para que pierdan unos, los muchos, y ganen otros que
son pocos, los de siempre. Casi nadie logra escuchar ni entender el
lenguaje de esa bola que va creciendo, ni en los análisis y comentarios
confeccionados al mejor postor, ni en las pantallas o las páginas de los
medios acomodaticios, ni en palacios, residencias, oficinas
burocráticas o espacios de cualquiera de los muchos poderes que oprimen y
violentan de manera institucional, permanente, implacable, y luego se
asustan y vociferan ante las todavía escasas manifestaciones públicas de
hartazgo sin salida política ni electoral, de ansiedad rupturista sin
líder ni programa, del no concertado talión desde abajo que en las
calles y las plazas va rodando como balón lleno de enigmas.
El uno de diciembre del año pasado y el diez de junio del presente
han sido asomos de ese sonar de alertas que en Brasil ahora se ha
manifestado en forma apabullante. Allí están parte de los grupos de
jóvenes que mediante las redes sociales comparten conocimientos de
combate callejero, cruzan mensajes y convocatorias y se aparecen en las
manifestaciones masivas para acelerarlas en puntos arquitectónicos
simbólicos del poder o ante las fuerzas del ordenque repelen esos grupos en los que, sin duda, hay infiltrados y provocadores, pero también importantes y mayoritarias dosis genuinas de enojo, resentimiento, inviabilidad y revanchismo ante un sistema que les ha cerrado las puertas y los mantiene en una marginalidad casi seguramente insuperable.
Esos grupos minoritarios y violentos son una explicable radiografía de nuestra sociedad actual, junto a segmentos mayoritarios deseosos de ser escuchados en sus demandas (y no sólo democracia o temas electorales: la inseguridad pública cada vez más triunfante, la desatención crónica de los intereses populares ante cualquier gestión o solicitud, sea ante una agencia del ministerio público o una compañía telefónica), agresivamente cansados de presenciar el banquete de los poderosos (funcionarios ejecutivos, juzgadores, legisladores, partidos, candidatos, policías, casi todo aquel que tiene un poco de mando sobre los demás, peor entre más sea ese poder), acechantes a pesar de las frustraciones y decepciones de cuanto movimiento social y electoral hasta ahora ha aparecido en ese escaparate que sigue siendo oficialista aún en cuanto a oposiciones.
Indignación y hartazgo que marchan por las calles mexicanas y llevan sus pancartas y proclamas y corean consignas y levantan puños pero que bien saben que ningún cambio así se logrará, que todo quedará en la bitácora gubernamental de la sordera y la ceguera, que los grandes medios, sobre todo los televisivos, preferirán el teleobjetivo (el zoom, en el inglés fotográfico) al gran angular, para así centrar la atención en la violencia focalizada de pequeños grupos juveniles anarquistas, o como sea que deseen ser llamados, y no en las grandes causas de esa violencia que al poder y sus aliados mediáticos les conviene simular que es inexplicable, irracional, sin sentido.
Esta sociedad, en particular su élite, ha producido los
presuntos monstruos de los que ahora se espanta: la violencia desbordada
del crimen organizado como consecuencia de políticas sociales
inexistentes o pervertidas, de la profunda corrupción de los aparatos
encargados del uso de las armas y la
Los panistas, antes orgullosamente portadores de la etiqueta de la
En el flanco perredista, el dirigente Jesús Zambrano acusa a Marcelo Ebrard de ser una especie de borracho de cantina que anda bajo las mesas buscando quién lo ve feo para reñir. La ruda respuesta del presidente de un partido hacia uno de sus cuadros importantes (Ebrard fue jefe del gobierno capitalino y aspirante a la candidatura presidencial, y busca dirigir el sol azteca como primer paso rumbo a un segundo intento por la máxima postulación) se produjo cuando éste lanzó una invitación pública a Enrique Peña Nieto para debatir este martes a las ocho de la noche y, entre otras cosas, mencionó el papel cuando menos
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
justicia, de la insatisfacción social sin salida y de los procesos económicos cuyas ganancias desembocan solamente en las chequeras de las alturas piramidales. Y la violencia política encapuchada como respuesta a la violencia institucional, al espectáculo de los políticos ladrones peleando por sus privilegios ofensivos, de los grandes jefes planeando los negocios del sexenio de los que se llevarán su religiosa comisión, del país de las revistas de sociales mostrando excesos en un país lleno de miseria, del uso sedativo del futbol profesional, las telenovelas y los noticieros facturados. Acá, como allá, la bola rueda.
Los panistas, antes orgullosamente portadores de la etiqueta de la
decencia, muchos de sus líderes provenientes de la rancia tradición de la abogacía (antes del arribo del pragmatismo empresarial, sobre todo la oleada nacida contra los excesos del lopezportillismo, los llamados
Bárbaros del norte), ahora ven a sus más distinguidos personajes metidos en asuntos de virtual barandilla, peleando sin pudor por el control de las chequeras senatoriales y por demostrar, uno, y ocultar, otros, las múltiples pillerías cometidas en función de cargos legislativos. Ernesto Cordero es despojado del control de los dineros y luego hace nombrar a un tesorero, que toma posesión de las oficinas clave, acompañado de policías, aunque luego aparecen los anticorderistas, con notario público, para recuperar la oficina de la discordia. Dinero, cochino dinero, aunque lo pinten del blanco y azul presuntamente virginal.
En el flanco perredista, el dirigente Jesús Zambrano acusa a Marcelo Ebrard de ser una especie de borracho de cantina que anda bajo las mesas buscando quién lo ve feo para reñir. La ruda respuesta del presidente de un partido hacia uno de sus cuadros importantes (Ebrard fue jefe del gobierno capitalino y aspirante a la candidatura presidencial, y busca dirigir el sol azteca como primer paso rumbo a un segundo intento por la máxima postulación) se produjo cuando éste lanzó una invitación pública a Enrique Peña Nieto para debatir este martes a las ocho de la noche y, entre otras cosas, mencionó el papel cuando menos
ambiguoque ha asumido Zambrano en el tema de la
desexpropiaciónpetrolera anunciada por el ocupante de Los Pinos en Londres. Zambrano recordó el pasado salinista de Ebrard, lo atacó como hasta ahora no había hecho ni con adversarios ajenos al PRD y se ofreció para ser él quien debatiera sobre privatizaciones petroleras con Ebrard, aunque no precisó debajo de cuál mesa de cantina. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario