Turquía en un callejón sin salida
Fotо: EPA
En la noche del domingo tuvo lugar otro
encontronazo de la policía con los participantes en la manifestación, en
la plaza Kizilay de Ankará. La policía utilizó nuevamente gases
lacrimógenos y cañones de agua para dispersar la multitud. Según las
agencias de prensa, fueron detenidas cuatro personas, entre ellos un
iraní. En la zona Sultangazi de Estambul se reunieron cerca de
doscientas personas, que erigieron barricadas de tachos de basura y una
parada de autobús. Alrededor de la 1:30 de la madrugada, los
manifestantes fueron dispersados con gases lacrimógenos.
En
la noche del domingo se celebró un mitin en la plaza Taksim de
Estambul. En ella participaron la Confederación de los Sindicatos de los
funcionarios estatales, la Cámara de los médicos de Estambul, la Unión
de Cámaras de los ingenieros y los arquitectos, la Confederación de las
Uniones de los Trabajadores Revolucionarios y otros partidos. La policía
no llevó a cabo intento alguno por dispersar estas demostraciones.
“La
lucha por cinco árboles se convirtió en la lucha de amplios sectores de
la sociedad por la democracia. Si ustedes aman este país, detengan la
crueldad policial. Somos el pueblo, estamos aquí y no nos iremos de
aquí, hasta que nuestros reclamos no sean satisfechos”, declaró durante
el mitin la presidenta de la Cámara de los Arquitectos de Estambul,
Mudzella Japidsi.
En vísperas, los representantes de la
organización ecologista Plataforma Taksim expusieron sus exigencias: la
inmediata detención de la reconstrucción del parque, la liberación a
todos los detenidos, la dimisión de los gobernadores y jefes de
servicios de seguridad de Estambul, Ankará y Hatay.
El
domingo, el primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdoğan participó
en seis mítines, cuatro de los cuales tuvieron lugar en Ankará, y los
restantes en Adan y Mersina.
La retórica del primer
ministro mantiene su tono en extremo agresivo. El llamó a los
manifestantes del parque Gezi a abandonarlo, de lo contrario “tendría
que decirlo en un idioma que entenderían”, y además amenazó a los
participantes de las manifestaciones de que “pagarían las cuentas”.
“El
problema no reside en la tala de quince árboles. Están protestando
aquellos que no pudieron vencer en las elecciones al Partido de la
Justicia y el Desarrollo (PJD)”, declaró Erdoğan.
Se
crea la impresión de que el primer ministro se las quiere jugar todas,
ya que cualquier debilidad de su parte puede ser aprovechada en contra
por las fuerzas opositoras del país; el gobierno se ve en la obligación
de mantener una línea dura. Y esto genera protestas, resultando un
círculo vicioso.
Los medios de prensa advierten cada
vez más a menudo sobre la polarización cada vez mayor de la sociedad, lo
cual solo puede llevar a un empeoramiento de la situación. El cronista
del periódico Hurriiet, Gulse Birsel, llamó al sentido común:
–No
es una discusión entre representantes de diversas etnias, entre los que
votaron o no por el PJD, entre los que acuden o no al parque Gezi,
entre los religiosos y los que no, entre los que beben alcohol o los que
no. Todas estas personas son familiares, amigos, vecinos, incluso
cónyugues. Turquía solo puede ser dividida en dos grupos: una mayoría
diversa y pacífica, y una minoría agresiva, que siembra el odio. No se
junten a aquellos que nos dividen en “nosotros” y “ellos”. Somos un todo
único.
Uno de los lemas más pintorescos de los
partidarios de Erdoğan reza que el primer ministro no será entregado a
ninguna fuerza que lo quiera ajusticiar.
Al reprimir
cruelmente la primera protesta contra la tala de los árboles el 30 y el
31 de mayo, el gobierno turco abrió la caja de Pandora. Aparte de
quienes realizaban la manifestación pacífica, se despertaron otras
fuerzas radicales, que estaban en estado latente y ahora sienten que
llegó su hora.
También existe la suposición de que
esta ola de protestas fue iniciada por el PJD. Teifur Erdogdu considera
que de ser cierta esta suposición, el PJD obtendrá provecho de esto, al
medir en vísperas de las elecciones cuáles son los ánimos mejor que por
medio de cualquier investigación sociológica.
En este
momento, la situación parece estar abocada a un callejón sin salida.
Erdoğan llama a buscar una vía civilizada de los conflictos políticos,
por medio de elecciones. En 2014 serán elegidos los jefes de las
administraciones locales y el presidente, en 2015, los Majlis o
parlamento. Erdoğan llamó a esperar siete meses antes de las elecciones
venideras y no continuar acudiendo a los parques Gezi y Kugulu.
−En
siete meses nos encontraremos ante las urnas. Si hablan de democracia,
libertades, derechos, no pueden pretender alcanzarlas por medio de la
violencia, solo pueden alcanzarlas dentro de los marcos legales. En este
país el tiempo de las bandas y las mafias ya se acabó, señaló el primer ministro.
En
el peor de los casos, en el país tendrá lugar una polarización cada vez
mayor de la sociedad, la inclusión cada vez mayor de actores internos y
externos, que continuarán trabajando por lograr un desbalance mayor de
la situación, lo que puede conllevar a consecuencias lamentables.
En
el mejor, el gobierno, haciendo acopio de sus fuerzas, logrará reducir
la ola de protestas, y considerando los estados de ánimo que han
desbordado las calles, modificar el curso político del país.
fs/kg/er
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