Kosovo 98: El chantaje de la OTAN y las provocaciones del ELK
Foto: EPA
A su vez, el consejero presidencial para la
seguridad nacional, Samuel Berger, en una entrevista a la compañía de
televisión ABC declaró “nosotros no estamos satisfechos de cómo se va
cumpliendo con el acuerdo, Milosevic todavía no ha llevado de vuelta a
los cuarteles a sus tropas, como había prometido”. Según sus palabras,
al comandante en jefe de la OTAN en Europa, el general americano Wesley
Clark, se le había otorgado toda la autoridad para asestar un golpe
militar y él “está listo para hacerlo”.
LA OTAN, al
tomar la decisión de usar la fuerza militar en Yugoslavia, de hecho, se
encontró en un callejón sin salida. El Ministerio de Exteriores de Rusia
advirtió a la OTAN que para usar la fuerza militar no había ninguna
base en general, y tampoco jurídica, ya que el Consejo de Seguridad de
la ONU, a pesar de la presión ejercida por los franceses y los
británicos, no dio la orden de aplicar acciones de fuerza y solo aprobó
la realización de las operaciones de la OSCE en Kosovo. El viceministro
Alexánder Avdéyev en una entrevista a Interfax señaló el 26 de octubre
del año 1998 que “el mantenimiento de la resolución sobre la actuación
de las fuerzas militares no otorga la autoridad a la OTAN”.
El
comandante de la OTAN en Europa, Wesley Clark, voló a Belgrado un día
después y amenazó con bombardear a Belgrado. Hacia finales de octubre
del año 1998 la OTAN se había salido claramente del ámbito de sus
funciones establecidas en los estatutos. Esta organización había sido
creada para la defensa de sus países miembros y estaba ampliando sus
actividades a un país que no lo era.
Al mismo tiempo,
Bill Clinton nombró a Richard Holbrooke para el puesto de representante
permanente de EEUU ante la ONU. En la Casa Blanca, en aquel entonces,
todo se planificaba con antelación: “A Milosevic lo dejaremos tranquilo
por ahora. Después celebraremos otra ronda de conversaciones en
Rambouillet, las haremos fallar y después de eso comenzaremos el
bombardeo a Yugoslavia”. La experiencia y la presión de Holbrooke eran
necesarias para EEUU en la primavera del año 1999 cuando el “ángel de la
misericordia” estaba preparado al 100 %.
Los estrategas
de la OTAN, en el otoño del año 1998, no tenían mapas precisos de todos
los objetivos militares de Yugoslavia, los aviones de espionaje
norteamericanos U-2 sobrevolaban constantemente el país, recopilando
información veraz sobre Yugoslavia. Cuando los U-2 no podían cumplir con
la tarea, se añadían los drones equipados para tomar fotografías.
El
Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) ayudaba a sus protectores
occidentales como podía. El director del Departamento de Información y
Prensa del Ministerio de Exteriores de Yugoslavia, Rade Drobac, me ha
explicado detalladamente la situación: “Los grupos terroristas de
separatistas albanos se fueron a la clandestinidad y constantemente
están haciendo provocaciones a pesar de que Belgrado ha preparado todos
sus documentos y ha creado la comisión gubernamental para las
negociaciones con los líderes del ELK. En la región hay todavía bastante
gente deseosa de coger las armas, incluso ahora que Belgrado ha
retirado sus tropas. Los terroristas continúan provocando incidentes.
Hay algunos que mantienen los deseos de reavivar la “hoguera de Kosovo”
para después tratar de apagarla con la ayuda de la OTAN. Belgrado no
tiene nada que esconder. Nosotros estamos a favor de un diálogo abierto,
por resolver los problemas de la región autónoma, pero no por la salida
de Kosovo de la composición de Yugoslavia”.
Otro
detalle no menos importante, hacia finales de octubre del año 1998, la
última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Kosovo no
aprobaba la aplicación de la fuerza militar, los diplomáticos de la OTAN
aseguraron a todo el mundo que, desde el punto de vista jurídico, a
ellos les bastaba con el consenso de todos los miembros de la alianza.
La repetida negación de la ONU a encabezar los bombardeos creó a la OTAN
un malestar legal. Además, en Bruselas, entonces se temía que ellos
fueran a jugar el papel de una especie de Fuerzas Aéreas del Ejército de
Liberación de Kosovo. A pesar de todos los esfuerzos de los medios de
comunicación y del acelerado lavado de cerebro a los habitantes de
Europa y de EEUU, la opinión pública no estaba lista para apoyar los
bombardeos a Yugoslavia. En Bruselas se dieron una pausa hasta el 23 de
marzo del año 1999.
ovm/lj/sm
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