miércoles, 17 de julio de 2013

Kosovo 98: El chantaje de la OTAN y las provocaciones del ELK

Kosovo 98: El chantaje de la OTAN y las provocaciones del ELK

Косово 98. Натовский шантаж и провокации ОАК

Durante la última década, en octubre del año 1998, los norteamericanos chantajeaban abiertamente a Belgrado. Madeleine Albright daba una entrevista especial al canal de televisión CBS en la que decía: “A los serbios les falta aún mucho por hacer para cumplir con las condiciones del acuerdo con la OTAN para Kosovo. Deben ser retiradas las divisiones especiales de la policía y también las fuerzas militares adicionales”.

A su vez, el consejero presidencial para la seguridad nacional, Samuel Berger, en una entrevista a la compañía de televisión ABC declaró “nosotros no estamos satisfechos de cómo se va cumpliendo con el acuerdo, Milosevic todavía no ha llevado de vuelta a los cuarteles a sus tropas, como había prometido”. Según sus palabras, al comandante en jefe de la OTAN en Europa, el general americano Wesley Clark, se le había otorgado toda la autoridad para asestar un golpe militar y él “está listo para hacerlo”.
LA OTAN, al tomar la decisión de usar la fuerza militar en Yugoslavia, de hecho, se encontró en un callejón sin salida. El Ministerio de Exteriores de Rusia advirtió a la OTAN que para usar la fuerza militar no había ninguna base en general, y tampoco jurídica, ya que el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de la presión ejercida por los franceses y los británicos, no dio la orden de aplicar acciones de fuerza y solo aprobó la realización de las operaciones de la OSCE en Kosovo. El viceministro Alexánder Avdéyev en una entrevista a Interfax señaló el 26 de octubre del año 1998 que “el mantenimiento de la resolución sobre la actuación de las fuerzas militares no otorga la autoridad a la OTAN”.
El comandante de la OTAN en Europa, Wesley Clark, voló a Belgrado un día después y amenazó con bombardear a Belgrado. Hacia finales de octubre del año 1998 la OTAN se había salido claramente del ámbito de sus funciones establecidas en los estatutos. Esta organización había sido creada para la defensa de sus países miembros y estaba ampliando sus actividades a un país que no lo era.
Al mismo tiempo, Bill Clinton nombró a Richard Holbrooke para el puesto de representante permanente de EEUU ante la ONU. En la Casa Blanca, en aquel entonces, todo se planificaba con antelación: “A Milosevic lo dejaremos tranquilo por ahora. Después celebraremos otra ronda de conversaciones en Rambouillet, las haremos fallar y después de eso comenzaremos el bombardeo a Yugoslavia”. La experiencia y la presión de Holbrooke eran necesarias para EEUU en la primavera del año 1999 cuando el “ángel de la misericordia” estaba preparado al 100 %.
Los estrategas de la OTAN, en el otoño del año 1998, no tenían mapas precisos de todos los objetivos militares de Yugoslavia, los aviones de espionaje norteamericanos U-2 sobrevolaban constantemente el país, recopilando información veraz sobre Yugoslavia. Cuando los U-2 no podían cumplir con la tarea, se añadían los drones equipados para tomar fotografías.
El Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) ayudaba a sus protectores occidentales como podía. El director del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Exteriores de Yugoslavia, Rade Drobac, me ha explicado detalladamente la situación: “Los grupos terroristas de separatistas albanos se fueron a la clandestinidad y constantemente están haciendo provocaciones a pesar de que Belgrado ha preparado todos sus documentos y ha creado la comisión gubernamental para las negociaciones con los líderes del ELK. En la región hay todavía bastante gente deseosa de coger las armas, incluso ahora que Belgrado ha retirado sus tropas. Los terroristas continúan provocando incidentes. Hay algunos que mantienen los deseos de reavivar la “hoguera de Kosovo” para después tratar de apagarla con la ayuda de la OTAN. Belgrado no tiene nada que esconder. Nosotros estamos a favor de un diálogo abierto, por resolver los problemas de la región autónoma, pero no por la salida de Kosovo de la composición de Yugoslavia”.
Otro detalle no menos importante, hacia finales de octubre del año 1998, la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Kosovo no aprobaba la aplicación de la fuerza militar, los diplomáticos de la OTAN aseguraron a todo el mundo que, desde el punto de vista jurídico, a ellos les bastaba con el consenso de todos los miembros de la alianza. La repetida negación de la ONU a encabezar los bombardeos creó a la OTAN un malestar legal. Además, en Bruselas, entonces se temía que ellos fueran a jugar el papel de una especie de Fuerzas Aéreas del Ejército de Liberación de Kosovo. A pesar de todos los esfuerzos de los medios de comunicación y del acelerado lavado de cerebro a los habitantes de Europa y de EEUU, la opinión pública no estaba lista para apoyar los bombardeos a Yugoslavia. En Bruselas se dieron una pausa hasta el 23 de marzo del año 1999.
ovm/lj/sm

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