La primavera de Praga y los dividendos de las esperanzas frustradas
Foto: RIA Novosti
A
diferencia de la insurrección húngara, de 1956, el aplastamiento de la
primavera de Praga fue relativamente menos sangriento. Más tarde, las
autoridades de la R. Checa independiente convietieron exitosamente la
imagen de las víctimas de los Soviet en el derecho a entrar en pie de
igualdad en el concierto de las potencias europeas líderes.
Primavera
de Praga es solo un floripondio. Las reformas democráticas conducidas
por el secretario general Dubcek y sus compañeros duraron más de medio
año, del 5 de enero al 21 de agosto de 1968, cuando en Checoslovaquia
entraron las tropas de la URSS y de sus aliados. La dirigencia soviética
estuvo durante meses vacilando, sin saber cómo actuar frente a la
voluntariosa Praga. No se podía esperar más, debido a que las
transformaciones en marcha amenazaban con la escisión del bloque
oriental. Además que, en el Kremlin temían que el “virus de las
reformas” se propagara mas allá de Checoslovaquia, que contagiaran no
solo la elite de Europa Oriental, sino también de la intelectualidad
soviética, e incluso la parte liberal de los funcionarios del partido.
Los generales tenían un argumento más a favor de la solución por la
fuerza, afirma Alexánder Stikalin, experto del Instituto de Estudios
Eslavos de la Academia de Ciencias de Rusia: a diferencia de Polonia, de
Hungría y de la RDA, en Checoslovaquia no había contingente soviético:
–Hacía
tiempo que inquietaba a la dirigencia soviética que, en Checoslovaquia
no hubiesen tropas (soviéticas), y que en los hechos no estuviese
defendido aquel corredor de mil kilómetros que iba desde Alemania
Occidental hasta las fronteras soviéticas. Lo que significaba que había
que encontrar el pretexto para llenar ese vacío. En el generalato
soviético existían tales consideraciones mucho antes de los hechos de
1968. Y la primavera de Praga ofreció el motivo para hacerlo.
Hoy
día, muchos politólogos afirman que la URSS obró según las
circunstancias. Y que cualquier líder de un bloque político-militar de
peso habría optado por una medida similar. Sin embargo, el daño para la
reputación del Kremlin fue enorme. Cinco países del Pacto de Varsovia
participaron en el aplastamiento de la primavera de Praga, pero la
triste fama de asfixiador de la libertad la heredó justamente la URSS,
pues el líder responde por todos.
La
primavera de Praga no fue el primer intento de levantamiento dentro del
bloque del Este. Se conoció la insurrección de Berlín, de 1953. Por
millares se cuentan las víctimas de los que se alzaron en Hungría, en
1956, en la guerrilla urbana. Algunos pormenores ofrece el politólogo
Pável Sviatenkov, experto del Instituto de Estrategia Nacional:
–El
vínculo de esta insurrección (húngara) con Occidente es muy evidente.
Aquel fue un alzamiento militar armado contra las autoridades de
entonces. Naturalmente que tenía un carácter sedicioso y contra la URSS.
Mientras que la primavera de Praga, desde el punto de vista retórico
era muy útil porque, formalmente, fue un movimiento pacífico. De ahí
justamente que fuese tan atractiva desde el punto de vista de la
agitación política y de la propaganda.
En
lugar del conflicto abierto, los líderes checoslovacos eligieron la
táctica del astuto Stefan Zweig, a saber, la de aceptar las
circunstancias como son y de extraer de ellas el máximo de provecho. A
los ojos de Occidente, la primavera de Praga devino el emblema del
martirio. Las autoridades de la R. Checa postsoviética lo iban a usar
como capital político, el que fue depositado afortunadamente en las
“bolsas políticas” de Occidente. Pável Sviatenkov considera que, un
efecto de los más importantes de la primavera de Praga fue el ingreso de
la R. de Checa en el club de las potencias europeas líderes como
miembro paritario:
–Los
checos lograron convertir, provechosamente, su papel en los hechos de
1968, en boleto de entrada como miembro paritario en el club de estados
europeos ponderables. A mi juicio, la elite política checa es ahora
parte orgánica de la elite política de la vieja Europa Occidental. La R.
Checa tiene su voz en Europa y su postura es tomada en cuenta. No
existe la sensación que sea una hijastra pobre, que reciba patadas y
subsidios de la comisión europea.
La
voz de los políticos checos es bien escuchada a nivel internacional.
Pável Sviatenkov añade que, la tenacidad del presidente checo Vatslav
Klaus indujo a la UE a hacer determinadas condiciones a Praga en la
firma del Tratado de Lisboa, en 2009. Por su historia, los checos
estuvieron largo tiempo viviendo bajo el amparo de Estados de
consideración. Ellos aprendieron, evitando el conflicto abierto, a
obtener siempre para sí el derecho a voto.
sb/kg/er
Leer más: http://spanish.ruvr.ru/2013_08_19/primavera-de-Praga-tropas-reformas/
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