¿Quién recogerá la basura espacial?
Foto: flickr.com
El Sistema de Vigilancia Espacial de la Fuerza Aérea de EEUU Fence Space
es denominado literalmente Valla Espacial. Se trata de tres
transmisores gigantescos con antenas de dos millas de largo y, de seis
receptores instalados en el sur de EEUU. Ellos vigilan, desde principios
de la década de los sesenta, los objetos que recorren el espacio
circunterrestre.
Pues
bien, el mando de las Fuerzas Espaciales, una subdivisión de la Fuerza
Aérea no ha prorrogado el contrato con la empresa operadora que durante
cuatro años tuvo a su cargo el trabajo de la Valla Espacial. Los
funcionarios recibieron la orden de abandonar, hacia el 1 de octubre,
las instalaciones de la red de radares, los que deben ser desconectados.
De momento no está planteado el desmontaje de la valla, y se desconoce
la suerte que le espera.
Valga
señalar que este conjunto de radares ve los objetos que están en la
órbita de un tamaño de más de diez centímetros, entre ellos, millares de
grandes fragmentos de basura espacial, que amenazan a los satélites y,
sobre todo a la Estación Espacial Internacional. Este laboratorio, una
vez advertida desde la Tierra, realiza las maniobras del caso para
evitar colisiones con los fragmentos. Pero, una vez desconectada la
Valla Espacial, el riesgo para la tripulación no va a crecer, ya que de
la vigilancia minuciosa de la basura se encargarán otros sistemas. Rusia
departirá sus informaciones de la situación en el cosmos. Cuando en la
agenda están planteadas las cuestiones de la seguridad de la
tripulación, los intereses de Rusia y de EEUU son indisolubles, asegura
Yuri Karash, miembro correspondiente de la Academia Espacial de Rusia:
—Rusia
cuenta con el sistema denominado “ventana”, cuyo elemento principal
está situado en Asia Central. EEUU dispone de los recursos
correspondientes, de la competencia de la NASA. De ahí que estoy
absolutamente segurísimo que la clausura de la Valla Espacial no
revestirá una amenaza potencial alguna para la tripulación de la
Estación Espacial Internacional.
Un segundo interlocutor de La Voz de Rusia llamó la atención a una particularidad de esta valla. Ígor Afanasiev, director de la revista Noticias de Cosmonáutica, la explica así:
—De
la valla se hablaba que la propiedad principal de este sistema consiste
en que vigila objetos a una altura de hasta veinticuatro mil
kilómetros. Mientras que la Estación Espacial Internacional vuela a una
altura muy inferior. Los sensores y sistemas restantes vigilarán
justamente el espacio circunterrestre de hasta mil kilómetros. De suerte
que en este sentido no aumentará el riesgo.
Pero, no todos los expertos piensan así. Mike Coletta, observador estadounidense de satélites y creador del sitio http://www.satwatch.org/
apuntaba una particularidad más de la Valla Espacial. No es necesario
dirigir especialmente esta red hasta un lugar, pues ella lo capta todo,
debido a que sus radares trabajan las veinticuatro horas del día. En
buena medida se logró, gracias a esta red, precisar las órbitas de
muchos fragmentos, después de dos hechos ocurridos en el espacio que
acarrearon un crecimiento brusco del volumen de la basura. La prueba por
China, en 2007 de un arma antisatélite y la colisión, en 2009, de
ingenios de EEUU y de Rusia. De manera que en adelante será mucho más
difícil predecir el movimiento de los torrentes de basura en las alturas
de alta congestión, incluso allí donde vuela la Estación Espacial
Internacional.
En
la Fuerza Aérea de EEUU afirman que la desconexión del equipo obsoleto
se debe a un ahorro de recursos, lo que no es muy creíble dado que en la
valla se gastaban, anualmente, unos escasos catorce millones de
dólares.
A
juicio de expertos de la corporación norteamericana de análisis Rand,
las declaraciones sobre la clausura de la Valla Espacial no serían más
que una singular forma de presión de los “lobistas”, léase, traficantes
de influencia de la industria, sobre el Pentágono y el Congreso. Ella
necesita que el Congreso apruebe, lo más rápidamente posible, la
asignación de financiamiento de unos tres mil millones de dólares, para
la construcción de una red de nueva generación. Los encargos son
esperados por las gigantes Lockheed Martin y Raytheon. El nuevo sistema
se pondrá en marcha no antes de 2017.
Sin
embargo, aún existen posibilidades de que el nuevo sistema sea salvado.
Confiamos en que el motivo no sea la colisión de naves y satélites con
la basura espacial. Es posible que los militares opten simplemente por
dar humildemente la mano para reunir los catorce millones, como aconseja
el portal http://www.universetoday.com
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