PEMEX: Los rostros, nombres y apellidos del saqueo
Este viernes, la agencia Reuters publicó un extenso reportaje
que balconea la impunidad en saqueos y corruptelas contra Petróleos
Mexicanos (Pemex), haciendo un recuento interesante de varios fraudes
que nunca fueron sancionados, incluyendo contratos con el narco. El
texto llega para refrescarnos la memoria sobre las causas que pudieran
estar llevando a la quiebra a esa “empresa del Estado”, como le llaman
desde 2013 para disfrazar que el control pasó a manos del usurpador de
la presidencia en turno, gracias a que el pueblo no impidió el
vandalismo constitucional llamado “reforma” energética.
¿Pemex está quebrada? No, pero sus “desfuncionarios”, como lo demuestra el artículo de Reuters, han hecho todo para que así sea. Los saqueadores tienen rostro, nombre y apellido. No es Pemex, empresa de todos los mexicanos, la que no sirve. Son los criminales colocados en su directiva quienes tienen la consigna de hacer quebrar a una de las empresas petroleras más importantes del mundo, que fue la palanca del desarrollo de México por varias décadas y que a la fecha sigue enriqueciendo a delincuentes como la familia gallega Mouriño, los Bribiesca Sahagún o los Romero Deschamps, entre otros nombres.
Una constante que se repite en las noticias, columnas o cualquier otra mención sobre Pemex en medios de comunicación –particularmente delitos que se cometen por o contra ella–, es la tendencia mañosa a nombrarla en abstracto, “Pemex esto, Pemex aquello”, como si fuera un ente autónomo que actúa por voluntad propia. El lector informado sabe que Pemex tiene directivos y funcionarios que son responsables de su operación, como cualquier otra empresa. No obstante, los medios mencionan poco o nunca los nombres de esos sujetos cuando ventilan corruptelas, desfalcos, accidentes y un largo etcétera, implantando subrepticiamente la idea de que es la empresa en abstracto la que no funciona.
“Pemex pagó remolque de plataforma desde Arabia que nunca ocurrió”, se lee en el titular del diario El Economista que reprodujo la investigación de Reuters. ¿”Pemex pagó”? No, Pemex no se manda sola. Pero en ninguna parte del texto del artículo se menciona a los responsables de ese robo en despoblado. dejando que la mayoría de los lectores se quede con la idea de que “Pemex pagó”, “Pemex robó”, “Pemex derramó”… y cuando próximamente le digan que “Pemex quebró y hay que privatizarla”, su mente ya estará programada para aceptar ese nuevo crimen.
Hay delincuentes de cuello blanco perpetrando todos los delitos que la prensa atribuye a Pemex y aquí se darán sus nombres y apellidos. El recuento de casos presentado corresponde a los últimos quince años, pues, como ha denunciado la periodista Ana Lilia Pérez, es el periodo de tiempo en que más ha aumentado el saqueo.
Raúl Muñoz Leos (2000-2004): dispendio en fracasos y bonanza de los Bribiesca
Antes de llegar a Pemex, Raúl Muñoz Leos, amigo y socio del vividor Vicente Fox, había trabajado mucho tiempo con la empresa de plásticos DuPont, hoy inmersa en el millonario y asesino negocio de los productos transgénicos. Su paso por la dirección de la paraestatal estuvo lleno de dispendio en proyectos que “no se realizaron”, negocios sucios entre amigos, compadres y socios de la dupla Fox-Muñoz Leos.
Su escándalo más recordado ocurrió en 2004, cuando transfirió al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) 8 mil millones de pesos de las cuentas de Pemex. El “convenio” se firmó a puerta cerrada en reunión secreta con el entonces abogado general de Pemex, Juan Soriano Rosas y, ¡sorpresa!, el parásito priista más saqueador de la historia de Petróleos Mexicanos, el líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps.
Por este quebranto, la Secretaría de la Función Pública usurpada por el PAN en 2007 intentó, sin éxito (qué raro), multar con poco más de 800 millones de pesos al ex funcionario.
Aunque durante el sexenio foxista se alcanzaron niveles históricos en las ventas de Pemex por altos precios del petróleo que se registraron, los ingresos fueron utilizados para sostener la mediocre administración federal del ranchero panista. Entre los proyectos malogrados con Muñoz Leos al frente de Pemex están El Fénix, el saqueo sin ganancia de Cantarell o el fiasco en los Contratos de Servicios Múltiples por mala planeación, así como una serie de complicidades entre Fox y el ex directivo de DuPont que, cuando salieron mal por la ineptitud de ambos, causaron su salida de la paraestatal.
Desde luego, aquella época fue de bonanza para los hijos de Martha Sahagún, Manuel y Jorge Bribiesca, que operaban a su antojo dentro de Pemex con el apoyo descarado de Muñoz Leos.
Lo anterior y mucho más está documentado en el libro “Camisas Azules, Manos Negras” de la brillante periodista Ana Lilia Pérez.
Luis Ramírez Corzo (2004-2006): riqueza pública para él y sus sucesores
El relevo de Muñoz Leos al frente de Pemex, Luis Ramírez Corzo, salió con los bolsillos hinchados de dinero de la paraestatal, enriqueciendo en el proceso a otros dos futuros directivos del PRI y AN.
Apenas llegó a la dirección de la empresa, Ramírez Corzo otorgó contratos a GEA, empresa del priista Jesús Reyes-Heroles quien a la postre se convertiría en su sucesor; a Todco, una empresa de la que prácticamente era dueño; y a Jacobs, cuyo presidente era Juan José Suárez Coppel, otro futuro saqueador de la paraestatal desde la dirección general. Esto, sin mencionar multitud de contratos fraudulentos que entregó para beneficio de sus clientes y/o socios.
En cuatro años y ocho meses, acumuló un sinnúmero de acusaciones por conflictos de interés y la asignación discrecional de contratos desde la petrolera de los mexicanos a empresas particulares con las que tenía nexos comprobados.
El caso más sonado fue el de Solar Turbines, una empresa que se vio beneficiada con más de 30 mil millones de pesos en contratos, de los cuales 280 fueron otorgados con Ramírez Corzo en la dirección general de Pemex. ¿Qué tiene de particular el caso, aparte del monto escandaloso? Pues que el sujeto también había sido director general de la firma privada.
Tras dejar la paraestatal, Ramírez Corzo fue a trabajar como asesor a petroleras extranjeras. En 2013, este criminal fue un activo impulsor de la contrarreforma energética y la privatización de Pemex, apoyando a voz en cuello las iniciativas del actual régimen usurpador que el “Congreso” materializó de forma expedita y sin oposición alguna.
Jesús Reyes-Heroles González-Garza (2006-2009): Pemex, su negocio particular
Si el sistema político mexicano pudiera plasmarse en una ley matemática, esta sería la fórmula: PRI = PAN (PRD, residuo). Jesús Reyes-Heroles González-Garza es un ejemplo viviente, entre miles, que lo acredita.
En 2006, el sujeto dio la espalda a su propio partido, el PRI, para apoyar descaradamente a Felipe Calderón sin renunciar a su militancia. El usurpador lo nombró entonces director general de Petróleos Mexicanos, pese a que ya se habían balconeado en medios sus corruptelas con Ramírez Corzo, y aunque el PRI exigió su cabeza por sus escándalos en la dirección de Pemex, hoy en día es considerado un “priista distinguido”.
Antes de capturar el hueso en la paraestatal, ya había articulado un conglomerado de empresas llamado StructurA, especializado en promover, defender e instalar intereses privados en las políticas públicas dentro y fuera del país. Se le llegó a conocer como el “cabildero de las texanas”.
Durante su “gestión”, Reyes-Heroles abultó la nómina de Pemex con ejecutivos de su empresa y viceversa, alimentó la cartera de clientes de StructurA con numerosas entidades del régimen usurpador de Felipe Calderón.
Cuando la cloaca estalló por la cantidad de negocios sucios que el sujeto llevó a cabo a costillas de la paraestatal, fue sometido a diversos “interrogatorios públicos” –pura simulación al fin de cuentas– en la “Cámara de Diputados”, con el fin de “aclarar” los innumerables contratos irregulares que asignó en nombre de Petróleos Mexicanos.
Fue durante su periodo cuando salió a relucir el caso de Juan Camilo Mouriño, un funcionario de origen español y mano derecha del genocida Calderón que se enriqueció con más de 100 millones de pesos, mediante contratos ilegales firmados con Pemex Refinación de 1998 a 2008 en favor de su empresa transportista. Versiones señalan que existía una pugna entre Reyes-Heroles y Mouriño por la rapiña de las corruptelas (el primero quería favorecer a Estados Unidos y el otro a Europa), y que fue el propio Reyes-Heroles quien filtró los contratos irregulares de Mouriño a López Obrador para que éste los hiciera públicos.
Cuando Jesús Reyes-Heroles salió de Pemex, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó otras tantas licitaciones millonarias hechas a modo para favorecer a socios y clientes de cada una de sus empresas. Como suele suceder, estas investigaciones no tuvieron consecuencia alguna y aunque senadores priistas exigieron juicio político en su contra por hacer de la petrolera pública su negocio privado, desde luego todo fue puro jarabe de pico.
Pero asómbrense: apenas iniciado el régimen espurio de Peña Nieto, sus empresas de StructurA comenzaron a ser beneficiadas con contratos millonarios. El repudio del PRI contra el sujeto se esfumó inexplicablemente, convirtiéndolo en uno de los contratistas consentidos del régimen usurpador y en ferviente vocero de la contrarreforma energética.
Juan José Suárez Coppel (2009-2012): fraudes y beneficios millonarios para el narco
Este empresario criminal ya había sido favorecido por Luis Ramírez Corzo en 2004, con contratos millonarios para una filial de Jacobs cuando el beneficiario era presidente de los Consejos de Administración de todas las subsidiarias de esa firma trasnacional.
Al frente de Pemex, José Suárez Coppel causó pérdidas millonarias y retomó el proyecto de Mouriño y Calderón para beneficiar a empresas europeas, sobre todo españolas, con escandalosos contratos irregulares. Entre éstos destacan los famosos “floteles” que encargaron a una empresa gallega de astilleros vinculada al narco y en quiebra financiera. Calderón y Suárez Coppel literalmente rescataron a la empresa de nombre Valiña, entregándole más de 350 millones de dólares a cambio de 150 embarcaciones que la Secretaría de Marina pudo haber desarrollado a un costo mucho menor, generando además unos 3 mil empleos exclusivos para personal español.
Aunque el régimen usurpador de Calderón trató de ocultarlo, la propia empresa beneficiada y hasta Mariano Rajoy balconearon el proyecto.
Con Suárez Coppel en la dirección de Pemex se perpetró el fraude millonario del “remolque inexistente, retomado por Reuters en su artículo del viernes. Se erogaron 9 millones de dólares en 2011 por remolcar una plataforma petrolera desde Emiratos Árabes Unidos hasta el Golfo de México que en realidad no necesitaba trasladarse, pues ya estaba ubicada en el punto de destino. La empresa remolcadora se quedó con el dinero y los responsables del fraude, empezando por Suárez Coppel, nunca fueron sancionados.
Entre abril y julio de 2011, el “funcionario” entregó dos contratos en nombre de Pemex por unos 23 millones de dólares a la empresa ADT del narcotraficante Francisco “Pancho” Colorado, acusado (en Estados Unidos) de lavar dinero para los Zetas. En agosto, volvió a beneficiarla encargándole un puente, una carretera y otros trabajos petroleros por 9.7 millones de dólares.
Hacia mayo de 2012, policías federales irrumpieron en un rancho propiedad de Colorado en Veracruz buscando “a un líder de los Zetas” –probablemente al mismo Francisco Colorado– siendo recibidos a tiros por sicarios de la organización criminal. Al día siguiente, Suárez Coppel depositó 4.6 millones de dólares a cuentas bancarias de Colorado.
Reuters reveló que “Pancho” Colorado sostuvo una reunión con “un alto funcionario” de Pemex (¿Suárez Coppel?) en febrero de 2012, para pagarle a Felipe Calderón cinco millones de dólares. Hasta la fecha no se sabe cuál era la finalidad del soborno.
Para cerrar con broche de oro, José Suárez Coppel asignó un contrato millonario de Pemex a una vieja conocida nuestra, Jacobs Engineering Group, entregándole la ejecución de los paquetes de diseño de proceso, licencias y asistencia técnica de la planta recuperadora de azufre de la nueva refinería de Tula. Esta asignación se realizó apenas dos meses antes de que Suárez Coppel dejara el cargo.
¡Sorpresa!. Cuatro meses después de salir de Pemex, el criminal Suárez Coppel se incorporó al Consejo de Administración de Jacobs, violando flagrantemente la La ley Federal Administrativa de Responsabilidades de los Servidores Públicos, que en su artículo 9 obliga a los ex funcionarios a esperar un año antes de aceptar una posición relacionada con el último cargo que ocuparon, a fin de evitar que aprovechen su influencia u obtengan ventajas derivadas de la posición que desempeñaban.
¡Viva México, tierra sin ley!
Emilio Lozoya Austin (2012 a la fecha): empleado de OHL, desmantelador de Pemex
En 2012, este sujeto aún era miembro del Consejo de Administración de la constructora española OHL mientras colaboraba en la “campaña presidencial” del asesino de Atenco. La trasnacional se especializaba en infraestructura de transporte y era la “constructora consentida” del actual usurpador cuando éste “gobernaba” en el Estado de México. OHL nunca había ganado contratos federales dentro del sector energético, claro, hasta que su títere Enrique Peña Nieto usurpó violentamente la presidencia.
Apenas llegó a la dirección de Pemex, Emilio Lozoya entregó tres gordos contratos de Pemex Refinación a sus jefes de la española OHL: construcción de una planta de hidrógeno, terminación de un gasoducto en la refinería de Cadereyta Jiménez, en Nuevo León y la construcción de una planta de cogeneración de 35 megavatios que se instalará en la refinería Francisco I Madero, en Tamaulipas.
Al año siguiente, siguió los pasos de su antecesor Suárez Coppel y rescató al astillero español en quiebra “Hijos de J. Barreras” (HJB), entregándole para empezar 10 millones de euros de un largo programa de financiamento. Tanto éste como el rescate de Repsol en 2011, han significado solamente pérdidas a la otrora paraestatal mexicana.
Hay decenas de contratos más entregados en el actual espuriato a gran cantidad de empresas, trasnacionales en su mayoría, cuya naturaleza se desconoce hasta el momento por la opacidad con que se han llevado a cabo.
Tras la imposición de la brutal contrarreforma energética que degradó a Pemex al nivel de competidor frente a las trasnacionales en nuestro propio territorio, Lozoya se perfila como el desmantelador de la hoy llamada “empresa productiva del Estado”. La reciente caída en los precios del petróleo que ha frustrado momentáneamente los planes entreguistas del régimen, sirve de pretexto para endeudar como nunca en la historia a la petrolera mexicana. En sólo un año, Lozoya aumentó la deuda de Pemex en 243.5% llegando a más de 155 mil 415 millones de pesos según su informe operativo al tercer trimestre de 2014. Entre los beneficiarios del endeudamiento, están bancos chinos que otorgaron créditos a Pemex justo cuando Peña se paseaba por aquellas tierras en “visita oficial”.
En los primeros quince días de este año, Lozoya y Videgaray volvieron a endrogar a Pemex colocando “bonos de deuda” por 6 mil millones de dólares, agotando de un solo golpe el 38% de la deuda total proyectada para 2015.
Asimismo, se ha pretextado la baja en los precios del crudo para “renegociar” contratos de servicios de Pemex, sometiéndose a las condiciones impuestas por las trasnacionales involucradas en detrimento a los ingresos de la empresa mexicana. En el caso inverso, también ha “flexibilizado” las condiciones de la entrega de pozos, yacimientos y demás recursos a explotarse en las rondas cero y uno de la contrarreforma energética.
En el colmo del absurdo, la mafia usurpadora ordenó a Lozoya comprar 100 mil barriles de petróleo crudo a Estados Unidos, en un supuesto acuerdo comercial para mitigar los efectos de la baja en los precios del petróleo en ambos países. En términos reales, comprar petróleo a Estados Unidos siendo México un país productor de crudo por excelencia y exportador neto del hidrocarburo, es una aberración demencial.
Desde que Peña Nieto usurpó el poder e impuso a su alfil Emilio Lozoya en Pemex, las tomas clandestinas y el robo de combustible por parte del narco se han incrementado de forma alarmante. Esto, que de primera instancia supone ineficacia de las “autoridades” para combatir el problema, en realidad es parte de la estrategia misma del régimen para justificar el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos. El saqueo del narco, en complicidad con el “gobierno”, se suma al endeudamiento, los desfalcos y el nulo rendimiento de sus falsas “inversiones” que servirán de argumento para anunciar su inminente quiebra y posterior privatización.
Con todo y la estrategia oficial de hacer quebrar a Pemex, intensificada por los regímenes neoliberales del 2000 en adelante, el esfuerzo de sus miles de trabajadores ha logrado mantenerla a flote, generando año con año por lo menos una tercera parte del Producto Interno Bruto nacional. La agencia Reuters confirma el dato en el artículo que motivó esta reflexión.
Debe entenderse, pues, que detrás del manejo fraudulento de Pemex hay nombres concretos de “funcionarios”, “secretarios”, “empresarios” y otros sujetos cuya denominación legal correcta es DELINCUENTES. El encubrimiento sistemático de los medios al no mencionar estos nombres cuando “informan” sobre Pemex, es parte de una estrategia global para sembrar la idea de que la empresa no funciona y justificar sin demasiada resistencia su privatización.
Habrá que preguntarnos también, frente al espejo, qué estamos haciendo para evitar ese otro despojo inminente a nuestros intereses como pueblo, si es que realmente queremos defenderlos, y cómo nuestra indiferencia, conformismo y agachismo contribuyen a que siga el saqueo, no sólo en Pemex, sino en el resto del territorio nacional que alberga una riqueza patrimonial incalculable, destinada a brindar prosperidad a todos los mexicanos y no sólo a esa minoría criminal que se cree dueña de nuestro destino.
¿Pemex está quebrada? No, pero sus “desfuncionarios”, como lo demuestra el artículo de Reuters, han hecho todo para que así sea. Los saqueadores tienen rostro, nombre y apellido. No es Pemex, empresa de todos los mexicanos, la que no sirve. Son los criminales colocados en su directiva quienes tienen la consigna de hacer quebrar a una de las empresas petroleras más importantes del mundo, que fue la palanca del desarrollo de México por varias décadas y que a la fecha sigue enriqueciendo a delincuentes como la familia gallega Mouriño, los Bribiesca Sahagún o los Romero Deschamps, entre otros nombres.
Una constante que se repite en las noticias, columnas o cualquier otra mención sobre Pemex en medios de comunicación –particularmente delitos que se cometen por o contra ella–, es la tendencia mañosa a nombrarla en abstracto, “Pemex esto, Pemex aquello”, como si fuera un ente autónomo que actúa por voluntad propia. El lector informado sabe que Pemex tiene directivos y funcionarios que son responsables de su operación, como cualquier otra empresa. No obstante, los medios mencionan poco o nunca los nombres de esos sujetos cuando ventilan corruptelas, desfalcos, accidentes y un largo etcétera, implantando subrepticiamente la idea de que es la empresa en abstracto la que no funciona.
“Pemex pagó remolque de plataforma desde Arabia que nunca ocurrió”, se lee en el titular del diario El Economista que reprodujo la investigación de Reuters. ¿”Pemex pagó”? No, Pemex no se manda sola. Pero en ninguna parte del texto del artículo se menciona a los responsables de ese robo en despoblado. dejando que la mayoría de los lectores se quede con la idea de que “Pemex pagó”, “Pemex robó”, “Pemex derramó”… y cuando próximamente le digan que “Pemex quebró y hay que privatizarla”, su mente ya estará programada para aceptar ese nuevo crimen.
Hay delincuentes de cuello blanco perpetrando todos los delitos que la prensa atribuye a Pemex y aquí se darán sus nombres y apellidos. El recuento de casos presentado corresponde a los últimos quince años, pues, como ha denunciado la periodista Ana Lilia Pérez, es el periodo de tiempo en que más ha aumentado el saqueo.
Raúl Muñoz Leos (2000-2004): dispendio en fracasos y bonanza de los Bribiesca
Antes de llegar a Pemex, Raúl Muñoz Leos, amigo y socio del vividor Vicente Fox, había trabajado mucho tiempo con la empresa de plásticos DuPont, hoy inmersa en el millonario y asesino negocio de los productos transgénicos. Su paso por la dirección de la paraestatal estuvo lleno de dispendio en proyectos que “no se realizaron”, negocios sucios entre amigos, compadres y socios de la dupla Fox-Muñoz Leos.
Su escándalo más recordado ocurrió en 2004, cuando transfirió al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) 8 mil millones de pesos de las cuentas de Pemex. El “convenio” se firmó a puerta cerrada en reunión secreta con el entonces abogado general de Pemex, Juan Soriano Rosas y, ¡sorpresa!, el parásito priista más saqueador de la historia de Petróleos Mexicanos, el líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps.
Por este quebranto, la Secretaría de la Función Pública usurpada por el PAN en 2007 intentó, sin éxito (qué raro), multar con poco más de 800 millones de pesos al ex funcionario.
Aunque durante el sexenio foxista se alcanzaron niveles históricos en las ventas de Pemex por altos precios del petróleo que se registraron, los ingresos fueron utilizados para sostener la mediocre administración federal del ranchero panista. Entre los proyectos malogrados con Muñoz Leos al frente de Pemex están El Fénix, el saqueo sin ganancia de Cantarell o el fiasco en los Contratos de Servicios Múltiples por mala planeación, así como una serie de complicidades entre Fox y el ex directivo de DuPont que, cuando salieron mal por la ineptitud de ambos, causaron su salida de la paraestatal.
Desde luego, aquella época fue de bonanza para los hijos de Martha Sahagún, Manuel y Jorge Bribiesca, que operaban a su antojo dentro de Pemex con el apoyo descarado de Muñoz Leos.
Lo anterior y mucho más está documentado en el libro “Camisas Azules, Manos Negras” de la brillante periodista Ana Lilia Pérez.
Luis Ramírez Corzo (2004-2006): riqueza pública para él y sus sucesores
El relevo de Muñoz Leos al frente de Pemex, Luis Ramírez Corzo, salió con los bolsillos hinchados de dinero de la paraestatal, enriqueciendo en el proceso a otros dos futuros directivos del PRI y AN.
Apenas llegó a la dirección de la empresa, Ramírez Corzo otorgó contratos a GEA, empresa del priista Jesús Reyes-Heroles quien a la postre se convertiría en su sucesor; a Todco, una empresa de la que prácticamente era dueño; y a Jacobs, cuyo presidente era Juan José Suárez Coppel, otro futuro saqueador de la paraestatal desde la dirección general. Esto, sin mencionar multitud de contratos fraudulentos que entregó para beneficio de sus clientes y/o socios.
En cuatro años y ocho meses, acumuló un sinnúmero de acusaciones por conflictos de interés y la asignación discrecional de contratos desde la petrolera de los mexicanos a empresas particulares con las que tenía nexos comprobados.
El caso más sonado fue el de Solar Turbines, una empresa que se vio beneficiada con más de 30 mil millones de pesos en contratos, de los cuales 280 fueron otorgados con Ramírez Corzo en la dirección general de Pemex. ¿Qué tiene de particular el caso, aparte del monto escandaloso? Pues que el sujeto también había sido director general de la firma privada.
Tras dejar la paraestatal, Ramírez Corzo fue a trabajar como asesor a petroleras extranjeras. En 2013, este criminal fue un activo impulsor de la contrarreforma energética y la privatización de Pemex, apoyando a voz en cuello las iniciativas del actual régimen usurpador que el “Congreso” materializó de forma expedita y sin oposición alguna.
Jesús Reyes-Heroles González-Garza (2006-2009): Pemex, su negocio particular
Si el sistema político mexicano pudiera plasmarse en una ley matemática, esta sería la fórmula: PRI = PAN (PRD, residuo). Jesús Reyes-Heroles González-Garza es un ejemplo viviente, entre miles, que lo acredita.
En 2006, el sujeto dio la espalda a su propio partido, el PRI, para apoyar descaradamente a Felipe Calderón sin renunciar a su militancia. El usurpador lo nombró entonces director general de Petróleos Mexicanos, pese a que ya se habían balconeado en medios sus corruptelas con Ramírez Corzo, y aunque el PRI exigió su cabeza por sus escándalos en la dirección de Pemex, hoy en día es considerado un “priista distinguido”.
Antes de capturar el hueso en la paraestatal, ya había articulado un conglomerado de empresas llamado StructurA, especializado en promover, defender e instalar intereses privados en las políticas públicas dentro y fuera del país. Se le llegó a conocer como el “cabildero de las texanas”.
Durante su “gestión”, Reyes-Heroles abultó la nómina de Pemex con ejecutivos de su empresa y viceversa, alimentó la cartera de clientes de StructurA con numerosas entidades del régimen usurpador de Felipe Calderón.
Cuando la cloaca estalló por la cantidad de negocios sucios que el sujeto llevó a cabo a costillas de la paraestatal, fue sometido a diversos “interrogatorios públicos” –pura simulación al fin de cuentas– en la “Cámara de Diputados”, con el fin de “aclarar” los innumerables contratos irregulares que asignó en nombre de Petróleos Mexicanos.
Fue durante su periodo cuando salió a relucir el caso de Juan Camilo Mouriño, un funcionario de origen español y mano derecha del genocida Calderón que se enriqueció con más de 100 millones de pesos, mediante contratos ilegales firmados con Pemex Refinación de 1998 a 2008 en favor de su empresa transportista. Versiones señalan que existía una pugna entre Reyes-Heroles y Mouriño por la rapiña de las corruptelas (el primero quería favorecer a Estados Unidos y el otro a Europa), y que fue el propio Reyes-Heroles quien filtró los contratos irregulares de Mouriño a López Obrador para que éste los hiciera públicos.
Cuando Jesús Reyes-Heroles salió de Pemex, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó otras tantas licitaciones millonarias hechas a modo para favorecer a socios y clientes de cada una de sus empresas. Como suele suceder, estas investigaciones no tuvieron consecuencia alguna y aunque senadores priistas exigieron juicio político en su contra por hacer de la petrolera pública su negocio privado, desde luego todo fue puro jarabe de pico.
Pero asómbrense: apenas iniciado el régimen espurio de Peña Nieto, sus empresas de StructurA comenzaron a ser beneficiadas con contratos millonarios. El repudio del PRI contra el sujeto se esfumó inexplicablemente, convirtiéndolo en uno de los contratistas consentidos del régimen usurpador y en ferviente vocero de la contrarreforma energética.
Juan José Suárez Coppel (2009-2012): fraudes y beneficios millonarios para el narco
Este empresario criminal ya había sido favorecido por Luis Ramírez Corzo en 2004, con contratos millonarios para una filial de Jacobs cuando el beneficiario era presidente de los Consejos de Administración de todas las subsidiarias de esa firma trasnacional.
Al frente de Pemex, José Suárez Coppel causó pérdidas millonarias y retomó el proyecto de Mouriño y Calderón para beneficiar a empresas europeas, sobre todo españolas, con escandalosos contratos irregulares. Entre éstos destacan los famosos “floteles” que encargaron a una empresa gallega de astilleros vinculada al narco y en quiebra financiera. Calderón y Suárez Coppel literalmente rescataron a la empresa de nombre Valiña, entregándole más de 350 millones de dólares a cambio de 150 embarcaciones que la Secretaría de Marina pudo haber desarrollado a un costo mucho menor, generando además unos 3 mil empleos exclusivos para personal español.
Aunque el régimen usurpador de Calderón trató de ocultarlo, la propia empresa beneficiada y hasta Mariano Rajoy balconearon el proyecto.
Con Suárez Coppel en la dirección de Pemex se perpetró el fraude millonario del “remolque inexistente, retomado por Reuters en su artículo del viernes. Se erogaron 9 millones de dólares en 2011 por remolcar una plataforma petrolera desde Emiratos Árabes Unidos hasta el Golfo de México que en realidad no necesitaba trasladarse, pues ya estaba ubicada en el punto de destino. La empresa remolcadora se quedó con el dinero y los responsables del fraude, empezando por Suárez Coppel, nunca fueron sancionados.
Entre abril y julio de 2011, el “funcionario” entregó dos contratos en nombre de Pemex por unos 23 millones de dólares a la empresa ADT del narcotraficante Francisco “Pancho” Colorado, acusado (en Estados Unidos) de lavar dinero para los Zetas. En agosto, volvió a beneficiarla encargándole un puente, una carretera y otros trabajos petroleros por 9.7 millones de dólares.
Hacia mayo de 2012, policías federales irrumpieron en un rancho propiedad de Colorado en Veracruz buscando “a un líder de los Zetas” –probablemente al mismo Francisco Colorado– siendo recibidos a tiros por sicarios de la organización criminal. Al día siguiente, Suárez Coppel depositó 4.6 millones de dólares a cuentas bancarias de Colorado.
Reuters reveló que “Pancho” Colorado sostuvo una reunión con “un alto funcionario” de Pemex (¿Suárez Coppel?) en febrero de 2012, para pagarle a Felipe Calderón cinco millones de dólares. Hasta la fecha no se sabe cuál era la finalidad del soborno.
Para cerrar con broche de oro, José Suárez Coppel asignó un contrato millonario de Pemex a una vieja conocida nuestra, Jacobs Engineering Group, entregándole la ejecución de los paquetes de diseño de proceso, licencias y asistencia técnica de la planta recuperadora de azufre de la nueva refinería de Tula. Esta asignación se realizó apenas dos meses antes de que Suárez Coppel dejara el cargo.
¡Sorpresa!. Cuatro meses después de salir de Pemex, el criminal Suárez Coppel se incorporó al Consejo de Administración de Jacobs, violando flagrantemente la La ley Federal Administrativa de Responsabilidades de los Servidores Públicos, que en su artículo 9 obliga a los ex funcionarios a esperar un año antes de aceptar una posición relacionada con el último cargo que ocuparon, a fin de evitar que aprovechen su influencia u obtengan ventajas derivadas de la posición que desempeñaban.
¡Viva México, tierra sin ley!
Emilio Lozoya Austin (2012 a la fecha): empleado de OHL, desmantelador de Pemex
En 2012, este sujeto aún era miembro del Consejo de Administración de la constructora española OHL mientras colaboraba en la “campaña presidencial” del asesino de Atenco. La trasnacional se especializaba en infraestructura de transporte y era la “constructora consentida” del actual usurpador cuando éste “gobernaba” en el Estado de México. OHL nunca había ganado contratos federales dentro del sector energético, claro, hasta que su títere Enrique Peña Nieto usurpó violentamente la presidencia.
Apenas llegó a la dirección de Pemex, Emilio Lozoya entregó tres gordos contratos de Pemex Refinación a sus jefes de la española OHL: construcción de una planta de hidrógeno, terminación de un gasoducto en la refinería de Cadereyta Jiménez, en Nuevo León y la construcción de una planta de cogeneración de 35 megavatios que se instalará en la refinería Francisco I Madero, en Tamaulipas.
Al año siguiente, siguió los pasos de su antecesor Suárez Coppel y rescató al astillero español en quiebra “Hijos de J. Barreras” (HJB), entregándole para empezar 10 millones de euros de un largo programa de financiamento. Tanto éste como el rescate de Repsol en 2011, han significado solamente pérdidas a la otrora paraestatal mexicana.
Hay decenas de contratos más entregados en el actual espuriato a gran cantidad de empresas, trasnacionales en su mayoría, cuya naturaleza se desconoce hasta el momento por la opacidad con que se han llevado a cabo.
Tras la imposición de la brutal contrarreforma energética que degradó a Pemex al nivel de competidor frente a las trasnacionales en nuestro propio territorio, Lozoya se perfila como el desmantelador de la hoy llamada “empresa productiva del Estado”. La reciente caída en los precios del petróleo que ha frustrado momentáneamente los planes entreguistas del régimen, sirve de pretexto para endeudar como nunca en la historia a la petrolera mexicana. En sólo un año, Lozoya aumentó la deuda de Pemex en 243.5% llegando a más de 155 mil 415 millones de pesos según su informe operativo al tercer trimestre de 2014. Entre los beneficiarios del endeudamiento, están bancos chinos que otorgaron créditos a Pemex justo cuando Peña se paseaba por aquellas tierras en “visita oficial”.
En los primeros quince días de este año, Lozoya y Videgaray volvieron a endrogar a Pemex colocando “bonos de deuda” por 6 mil millones de dólares, agotando de un solo golpe el 38% de la deuda total proyectada para 2015.
Asimismo, se ha pretextado la baja en los precios del crudo para “renegociar” contratos de servicios de Pemex, sometiéndose a las condiciones impuestas por las trasnacionales involucradas en detrimento a los ingresos de la empresa mexicana. En el caso inverso, también ha “flexibilizado” las condiciones de la entrega de pozos, yacimientos y demás recursos a explotarse en las rondas cero y uno de la contrarreforma energética.
En el colmo del absurdo, la mafia usurpadora ordenó a Lozoya comprar 100 mil barriles de petróleo crudo a Estados Unidos, en un supuesto acuerdo comercial para mitigar los efectos de la baja en los precios del petróleo en ambos países. En términos reales, comprar petróleo a Estados Unidos siendo México un país productor de crudo por excelencia y exportador neto del hidrocarburo, es una aberración demencial.
Desde que Peña Nieto usurpó el poder e impuso a su alfil Emilio Lozoya en Pemex, las tomas clandestinas y el robo de combustible por parte del narco se han incrementado de forma alarmante. Esto, que de primera instancia supone ineficacia de las “autoridades” para combatir el problema, en realidad es parte de la estrategia misma del régimen para justificar el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos. El saqueo del narco, en complicidad con el “gobierno”, se suma al endeudamiento, los desfalcos y el nulo rendimiento de sus falsas “inversiones” que servirán de argumento para anunciar su inminente quiebra y posterior privatización.
* * *
Los
casos arriba mencionados constituyen apenas un somero resumen de lo que
ha sido una larga historia de saqueo y enriquecimiento de unos cuantos a
costa de la empresa pública más importante en la historia de México. A
los nombres ya citados, añádanse los de “secretarios” de energía,
hacienda, “presidentes” (usurpadores en su mayoría), diputados,
senadores y una larga lista de falsos políticos que por cuestiones de
espacio fue imposible incluir aquí.Con todo y la estrategia oficial de hacer quebrar a Pemex, intensificada por los regímenes neoliberales del 2000 en adelante, el esfuerzo de sus miles de trabajadores ha logrado mantenerla a flote, generando año con año por lo menos una tercera parte del Producto Interno Bruto nacional. La agencia Reuters confirma el dato en el artículo que motivó esta reflexión.
Debe entenderse, pues, que detrás del manejo fraudulento de Pemex hay nombres concretos de “funcionarios”, “secretarios”, “empresarios” y otros sujetos cuya denominación legal correcta es DELINCUENTES. El encubrimiento sistemático de los medios al no mencionar estos nombres cuando “informan” sobre Pemex, es parte de una estrategia global para sembrar la idea de que la empresa no funciona y justificar sin demasiada resistencia su privatización.
Habrá que preguntarnos también, frente al espejo, qué estamos haciendo para evitar ese otro despojo inminente a nuestros intereses como pueblo, si es que realmente queremos defenderlos, y cómo nuestra indiferencia, conformismo y agachismo contribuyen a que siga el saqueo, no sólo en Pemex, sino en el resto del territorio nacional que alberga una riqueza patrimonial incalculable, destinada a brindar prosperidad a todos los mexicanos y no sólo a esa minoría criminal que se cree dueña de nuestro destino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario