lunes, 23 de mayo de 2016

Peña Nieto y lo que no entiende: de las redes sociales y de Ayotzinapa

Peña Nieto y lo que no entiende: de las redes sociales y de Ayotzinapa



Peña Nieto
En extensa entrevista con Rosa Elvira Vargas, reportera de La Jornada, Enrique Peña Nieto confiesa su ignorancia en dos asuntos: no entiende en qué momento su gobierno pasó a ser el responsable de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; y por qué hay tan “mal humor social” si a la población le va bien en lo económico.
“Nunca he logrado entender una cosa: cuándo pasó el gobierno a ser señalado, si lo único que quiso fue atraer un asunto ocurrido en una entidad, Guerrero”, afirmó consternado Peña Nieto al hacer referencia al caso de los 43 normalistas.
“El gobierno (federal) intervino para esclarecer y apoyar la investigación de qué había ocurrido, dónde estaban, cuál había sido el paradero de los jóvenes desaparecidos, es una obligación del Estado de cómo vamos en coadyuvancia y, eventualmente, en sustitución de la autoridad competente a hacer esta investigación. Y así fue como la PGR atrajo ese asunto”, abundó el primer mandatario.
Confirmando la famosa frase de la editorial de The Economist (“no entienden que no entienden”), Peña Nieto insistió en lavarse las manos de la crisis de Ayotzinapa:
“El único empeño del gobierno es esclarecer y apoyar la petición de la sociedad en general y de los padres a conocer qué pasó. No hay una bolita de cristal que nos pudiera regresar en el tiempo y saber exactamente con precisión qué ocurrió. Hay indicios, una investigación y elementos que te llevan a conclusiones. Si no a éstas, a por lo menos a ciertas hipótesis que ha apuntado la PGR de lo que pudo haber pasado”.
Lo que el presidente mexicano no quiere entender es que hay suficientes evidencias de que la “verdad histórica” que lanzó la PGR se basó en la tortura de los detenidos y en la siembra de evidencias, tal como señalaron los expertos del GIEI en su segundo y último informe.
Tampoco quiere entender que no hay evidencias sólidas científicamente sustentadas ni lógicas para precisar que los jóvenes fueron incinerados y sus restos arrojados al basurero de Cocula, sin la participación de ninguno de los elementos del 27 batallón de Iguala.
Menos quiere entender que el repudio hacia el jefe de la Agencia de Investigación Criminal (ACI), Tomás Zerón, no sólo es el resultado de su participación en la presunta “siembra” de evidencias sino en ser la fuente original de una insostenible “quinta versión” sobre el destino de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Lo que sí entiende Peña es que Tomás Zerón es uno de sus personajes de confianza, desde que el primero se desempeñaba como gobernador del Estado de México y que Zerón no ha jugado un papel menor. Prácticamente embarcó a los dos procuradores generales del gobierno peñista (Jesús Murillo Karam y Arely Gómez) en una de las investigaciones más sucias y llenas de cabos sueltos.
Las Redes Sociales
En la misma entrevista, Peña Nieto teoriza sobre el “mal humor social” y el papel que juegan las redes sociales durante su gobierno. Para Peña Nieto el “mal humor social” es un asunto de percepción y no de hechos.
“Cuando me he reunido con otros jefes de Estado, hablan de eso. Las redes sociales han tenido impacto, sin duda, en el humor, porque obviamente hay expresiones de todo tipo. Libres. En México no hay censura de ningún tipo. Las redes han impreso, sin duda, un cambio al sentir social, al humor social, a la forma de expresión”, afirmó Peña.
“-¿Hay menos miedo de hablar? –le preguntó Rosa Elvira Vargas.
“-Sí. En buena medida las redes se han convertido en la plaza púbica, donde escuchas distintas voces y expresiones. Tienen impacto en distintos segmentos de la población. Pueden ser opiniones bien fundamentadas o no”.
En esta reflexión, Peña Nieto demostró, una vez más, que su condición de presidente analógico (que privilegió el uso de la televisión abierta para su ascenso político) le ha impedido leer y participar de otra manera frente a las audiencias de las redes sociales.
El mal humor social no se crea en las redes sociales. Simplemente ahí se expresa una parte de esa indignación y frustración de segmentos de la sociedad.
Si las leyera bien el primer mandatario y sus asesores entenderían entonces que el gobierno comenzó a ser el responsable del gran encubrimiento del caso Ayotzinapa cuando insistió en imponer una “verdad histórica” que fue ampliamente criticada, cuestionada y analizada en las redes sociales.

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