Turquía desvincula de la OTAN su sistema de defensa aérea
Ayer Putin mantuvo un encuentro con Erdogan en Estambul que ha pasado
completamente desapercibido para la prensa internacional. Además de
avanzar en la coordinación de sus acciones militares en Siria y de la
firma del acuerdo para la construcción de gasoducto Turk Stream,
ambos países pretenden colaborar en la defensa aérea, lo que supone que
en este punto Turquía renuncia a su colaboración con la OTAN.
El Kremlin ha anunciado oficialmente que Rusia está “dispuesta a cooperar con Turqiía en la industria de defensa” y que eso se traducirá en “proyectos concretos”, aunque no los ha enumerado.
Los planes turcos para la renovación de su defensa aérea se iniciaron en 2013, cuando optó por el sistema chino Hongqi-9/FD 2000, poniendo de manifiesto el distanciamiento que el gobierno de Erdogan tomaba respecto de la OTAN.
La adjudicación china triunfó frente a la oferta franco-italiana Eurosam (SAMP-T) y la estadounidense Raytheon/Lockheed-Martin (Patriot PAC-3). Previamente Turquía también había renunciado al sistema ruso S-300 PMU-2 de Almaz-Antey por ser excesivamente oneroso.
La decisión turca fue duramente criticada por la OTAN por su incompatibilidad con las redes de la Alianza y porque suponía entregar a los chinos información confidencial, como el código IFF.
En noviembre del año pasado el gobierno de Ankara anunció que desistía de la adjudicación china, por lo que en la OTAN creyeron que se decantaría por una de las dos opciones restantes, la europea o la estadounidense.
No fue así. El gobierno turco anunció el lanzamiento de un programa autóctono que confió a Aselsan, una empresa especialista en electrónica militar, y a Rokestan, que fabrica misiles, que trabajarían con un misterioso “sistema de armamento mundialmente reconocido”.
Ahora fuentes diplomáticas turcas han reconocido que se trata del sistema ruso de defensa aérea, lo que ha vuelto a desatar toda clase de comentarios sobre el progresivo alejamiento de Turquía de la OTAN.
Los síntomas son inequívocos. El 30 de setiembre Erdogan criticó el Tratado de Lausana de 1923 que fijó la frontera con Grecia en el Mar Egeo, lo que ha sido recibido por el gobierno de Tsipras con enorme desagrado. Ha calificado las declaraciones de Erdogan como “peligrosas” para las relaciones entre ambos países y toda la región.
El Kremlin ha anunciado oficialmente que Rusia está “dispuesta a cooperar con Turqiía en la industria de defensa” y que eso se traducirá en “proyectos concretos”, aunque no los ha enumerado.
Los planes turcos para la renovación de su defensa aérea se iniciaron en 2013, cuando optó por el sistema chino Hongqi-9/FD 2000, poniendo de manifiesto el distanciamiento que el gobierno de Erdogan tomaba respecto de la OTAN.
La adjudicación china triunfó frente a la oferta franco-italiana Eurosam (SAMP-T) y la estadounidense Raytheon/Lockheed-Martin (Patriot PAC-3). Previamente Turquía también había renunciado al sistema ruso S-300 PMU-2 de Almaz-Antey por ser excesivamente oneroso.
La decisión turca fue duramente criticada por la OTAN por su incompatibilidad con las redes de la Alianza y porque suponía entregar a los chinos información confidencial, como el código IFF.
En noviembre del año pasado el gobierno de Ankara anunció que desistía de la adjudicación china, por lo que en la OTAN creyeron que se decantaría por una de las dos opciones restantes, la europea o la estadounidense.
No fue así. El gobierno turco anunció el lanzamiento de un programa autóctono que confió a Aselsan, una empresa especialista en electrónica militar, y a Rokestan, que fabrica misiles, que trabajarían con un misterioso “sistema de armamento mundialmente reconocido”.
Ahora fuentes diplomáticas turcas han reconocido que se trata del sistema ruso de defensa aérea, lo que ha vuelto a desatar toda clase de comentarios sobre el progresivo alejamiento de Turquía de la OTAN.
Los síntomas son inequívocos. El 30 de setiembre Erdogan criticó el Tratado de Lausana de 1923 que fijó la frontera con Grecia en el Mar Egeo, lo que ha sido recibido por el gobierno de Tsipras con enorme desagrado. Ha calificado las declaraciones de Erdogan como “peligrosas” para las relaciones entre ambos países y toda la región.
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