Kim Jong-un y Donald Trump, dos “locos” muy singulares.
Breve relato de las crisis anuales en la Corea dividida.
Por Tito Andino U.
La
eterna rivalidad y
crisis anual de movilizaciones, maniobras bélicas, ensayos de misiles,
disputas diplomáticas y
ataques masivos de desinformación entre Corea del Norte, por un lado; y,
los
Estados Unidos/Corea del Sur, es pan de cada año. Hasta las Naciones
Unidas y
su Consejo de Seguridad suelen lanzar amenazas a Pionyang por probar
misiles
balísticos de corto y largo alcance. En fin, gritos y dialogo entre
bastidores, es característico durante un lapso de tiempo anual.
De mucho ruido y
pocas nueces se podría calificar esta especie de circo internacional. Para
quien quiere hacer memoria bastará recordar que es ya una “tradición” realizar maniobras militares
conjuntas entre los EEUU y Corea del Sur, ya sea por cielo, mar o tierra,
dentro del espacio territorial del último y en aguas interncionales. Esto suele ser respondido por el
norte que maneja la política de tomar represalias, que no van más allá de advertir
con un ataque masivo si se viola su soberanía; por lo mismo, también es usual
que los norcoreanos desplieguen sus tropas, ensayen sus armas, incluidas las
nucleares.
Para los medios de
desinformación masiva es un titular que cada año vende mucho. Los políticos de
parte y parte se insultan, se desatan las alarmas, se advierte de ataques
preventivos o de una inminente guerra, naturalmente que esto suele desatar pánico en todo el mundo.
Es
una época ideal para los especuladores financieros internacionales,
consiguen pingues negocios, gracias al “preludio anual” de posible
“declaración” de
guerra, dedicándose a jugar con la caída de las bolsas ante el forjado
temor.
Por supuesto, está
dentro de la lógica, que las acciones de Estados Unidos y Corea del Sur no solo
buscan agotar a Corea del Norte psicológica y económicamente, la provocan,
miden sus reacciones, sondean la posibilidad de llevarla a un conflicto bélico.
Las amenazas provocan otras amenazas. Tanto va el agua al cántaro que al final
se rompe, los norcoreanos disponen de armas nucleares y ahora el juego ha pasado a otro nivel, algún momento las cosas
pudieren salirse de control.
Estos días están de moda
dos “locos”. El presidente estadounidense Trump y el heredero norcoreano Kim
Jong-un. Pero, ni el uno ni el otro están lo suficientemente fuera de sus
cabales para ir a una guerra sin retorno, la histeria colectiva que se desata
todos los años es previsible mantenga su acalorado ritmo.
En conclusión, a
menos que alguien se vuelva literalmente loco, la escenificación que vivimos
cada año se mantendrá, un corto periodo de tiempo en que se hacen
buenos negocios de armas y otras ganancias implícitas desatadas por las alarmas de la política.
Por qué me parece que
el orden dentro de ese caos mantendrá el statu quo vigente?. Es evidente. Tras
todo el sainete, la diplomacia de verdad – no la fantástica que nos muestran
los medios – trabaja sigilosamente, apartada del mundanal ruido mediático.
Decir que Kim Jong-un
está perdiendo el juicio o que Trump padece de problemas mentales, es
subestimar la realidad. Propios mandos de la CIA clasifican a Kim Jong-un como “un
actor muy racional", muy lejos de ser el “hombre misil”, despectivo
calificativo de Trump hacia su colega de “locuras”.
Evidentemente esa
“chifladura” compartida también es aplicada en casa del presidente
estadounidense, recientes notas de prensa dan a conocer que un grupo de 35
psiquiatras firmaron una carta alertando de los problemas mentales de Trump…
Vaya usted a saber, estamos manejados por puro “locos” en el mundo… En esa
consonancia, el “hombre misil” ha respondido a los Estados Unidos y sus aliados
con utilizar armas nucleares.
Volviendo a las notas
de prensa, la cadena rusa RT expresaba, hace pocos días, que la CIA ha
contradicho a su Jefe, al parecer este organismo de inteligencia afirmó que la
última persona que quiere un conflicto armado en la península coreana es Kim
Jong-un, según la Agencia su principal esperanza es "gobernar por un
periodo muy largo y morir en paz en su propia cama".
Yong Suk Lee, subirector
adjunto de la CIA en el Centro de Misión para Corea afirmó que "Tenemos la
costumbre en este país y en todas partes de menospreciar de algún modo el
conservadurismo que rige en aquellos regímenes autoritarios, pero,
probablemente, ese es el interruptor más importante en cualquier conflicto…si
dejamos aparte la bravuconería y la retórica (Kim Jong-un) no está nada
interesado en involucrarse en un conflicto directo con Estados Unidos y sus
aliados". (Agencia EFE reproducido por RT. Declaraciones de Suk Lee en la
conferencia 'Ética y el Oficio de la Inteligencia', CIA - Universidad George Washington – 4
octubre 2017).
Si habrá o no una
guerra en la península coreana con implicación de arsenal nuclear es meramente
especulativo, la diplomacia secreta intenta evitar que los “cariñosos” epítetos
de bando y bando no pasen de eso. Rusia y China también actúan con sigilo para
impedir un escalamiento de tensiones.
Mientras sea tan provechosa la “guerra de amenazas” para todas las partes implicadas, a nadie conviene una hecatombe nuclear. La política coreana de disuasión armada (nuclear) es un poderoso aliado contra las siempre latentes amenazas estadounidenses.
Mientras sea tan provechosa la “guerra de amenazas” para todas las partes implicadas, a nadie conviene una hecatombe nuclear. La política coreana de disuasión armada (nuclear) es un poderoso aliado contra las siempre latentes amenazas estadounidenses.
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