El
presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tiene razón, en el
video que subió ayer, cuando afirma que “se habla de que puede haber
desequilibrios macroeconómicos, problemas económicos, devaluación” si no
se elige la opción de Texcoco; sin embargo, llegó a esa conclusión por
razones equivocadas.
Primero. No puede haber devaluación, puesto que el tipo de cambio se mueve de una manera libre desde los mercados de la década de los noventa.
Segundo. Supongamos que se refería a una depreciación acelerada del tipo de cambio derivada de esa decisión. También está en lo cierto, pero otra vez por un camino incorrecto. El peso es la moneda más líquida de los mercados emergentes y siete de cada diez operaciones se realizan sin contraparte mexicana, es decir, influyen más los hechos externos.
Tercero. En el video asegura que se arreglará con las cinco empresas que tienen la concesión, puesto que les dará otras obras. Son más de 300, de acuerdo, con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, y quizá a algunas les convendrá más ser indemnizadas.
Desde un punto de vista jurídico, las empresas podrían pedir la indemnización y concursar o buscar contratos tanto en Santa Lucía, Toluca o Puebla. El Presidente electo está ofreciendo una negociación política con grupos empresariales a los que criticó durante toda la campaña.
MARCA DE TERRENO
Las consecuencias de la decisión por Santa Lucía, que parece que ya está descontada, no se verán el próximo lunes, pero sí marcarán la manera en la que la nueva administración será vista por los inversionistas, quienes modularán sus decisiones de inversión con base en la realidad.
Optar por Texcoco dará un muy fuerte impulso entre la iniciativa privada a la administración de López Obrador, puesto que será un poderoso mensaje en el sentido de que se tomarán las decisiones por las razones correctas a favor de la mayoría de los mexicanos, por encima de los cálculos políticos.
Elegir no continuar con el NAIM será un freno para los proyectos de inversión. CI Banco opina que “preocupa a los mercados la cancelación de una obra ya asignada… lo más importante para la administración del Presidente electo será borrar una posible preocupación entre los inversionistas por el incumplimiento de los contratos”.
Citibanamex es mucho menos optimista. En una nota especial con el título “Nuevo aeropuerto de la CDMX, ¿en vísperas del error de octubre?” Afirman: “Creemos que el anuncio de Andrés Manuel López Obrador en realidad reflejará una preferencia personal como resultado de la consulta pública… Pensamos que el impacto económico y financiero de la cancelación del NAIM sería significativo tanto en el corto como en el largo plazos, lo que nos llevaría a una revisión negativa de nuestro escenario macroeconómico”.
PREOCUPACIONES DE FONDO
La decisión entre el NAIM y Santa Lucía marcará la confianza y grado de colaboración entre el gobierno y los empresarios (no se malinterprete que habría fuga de capitales, sino que los parámetros de ponderación serían muy diferentes), hay temas de muchísimo más fondo que tienen muy intranquilos a los mercados.
Como le he informado puntualmente, la intención de retirar la autonomía a las comisiones Reguladora de Energía y Nacional de Hidrocarburos genera una preocupación de fondo. No alcanzan las explicaciones que ha intentado dar el legislador de Morena que presentó la iniciativa, Mario Delgado,
sobre colaboración y simplificación administrativa.
Una de las maneras de ver el grado de preocupación de los inversionistas es el briefing que hizo esta semana Integralia Consultores para el grupo financiero Banorte en el cual califica como un riesgo alto de distorsión a los mercados energéticos y desincentivo a la inversión la decisión de “Morena de presentar una iniciativa para eliminar la autonomía de la Comisión Nacional de Hidrocarubros y la Comisión Reguladora de Energía. volviéndolos organismos sectorizados de la Secretaría de Energía. Ello relacionado al interés de Andrés Manuel López Obrador por quitar obstáculos a su programa para fortalecer Pemex y aumentar la producción petrolera, bajo la creencia de que las autorizaciones de dichos organismos retrasan los procesos”.
Esta opinión no es muy diferente a la expresada por la Coparmex, que incluso hizo un estudio sumamente detallado sobre los inconvenientes de tomar una medida como la que propone Morena en el Congreso.
La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos emitió un comunicado en el que asegura: “La autonomía de la que gozan los órganos reguladores que les permite tomar decisiones técnicas y fungir como árbitros independientes de la industria, lo que favorece un mejor aprovechamiento de los hidrocarburos y el desarrollo exitoso de proyectos en el país. Estas condiciones fueron esenciales en la decisión de muchos de nuestros afiliados de hacer compromisos de inversión de largo plazo en el país.”
La decisión del aeropuerto marcará si la administración del presidente electo, López Obrador, se guía por criterios netamente políticos o principios razonables desde el punto de vista de generar condiciones de inversión privada. De ahí la incertidumbre.
Primero. No puede haber devaluación, puesto que el tipo de cambio se mueve de una manera libre desde los mercados de la década de los noventa.
Segundo. Supongamos que se refería a una depreciación acelerada del tipo de cambio derivada de esa decisión. También está en lo cierto, pero otra vez por un camino incorrecto. El peso es la moneda más líquida de los mercados emergentes y siete de cada diez operaciones se realizan sin contraparte mexicana, es decir, influyen más los hechos externos.
Tercero. En el video asegura que se arreglará con las cinco empresas que tienen la concesión, puesto que les dará otras obras. Son más de 300, de acuerdo, con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, y quizá a algunas les convendrá más ser indemnizadas.
Desde un punto de vista jurídico, las empresas podrían pedir la indemnización y concursar o buscar contratos tanto en Santa Lucía, Toluca o Puebla. El Presidente electo está ofreciendo una negociación política con grupos empresariales a los que criticó durante toda la campaña.
MARCA DE TERRENO
Las consecuencias de la decisión por Santa Lucía, que parece que ya está descontada, no se verán el próximo lunes, pero sí marcarán la manera en la que la nueva administración será vista por los inversionistas, quienes modularán sus decisiones de inversión con base en la realidad.
Optar por Texcoco dará un muy fuerte impulso entre la iniciativa privada a la administración de López Obrador, puesto que será un poderoso mensaje en el sentido de que se tomarán las decisiones por las razones correctas a favor de la mayoría de los mexicanos, por encima de los cálculos políticos.
Elegir no continuar con el NAIM será un freno para los proyectos de inversión. CI Banco opina que “preocupa a los mercados la cancelación de una obra ya asignada… lo más importante para la administración del Presidente electo será borrar una posible preocupación entre los inversionistas por el incumplimiento de los contratos”.
Citibanamex es mucho menos optimista. En una nota especial con el título “Nuevo aeropuerto de la CDMX, ¿en vísperas del error de octubre?” Afirman: “Creemos que el anuncio de Andrés Manuel López Obrador en realidad reflejará una preferencia personal como resultado de la consulta pública… Pensamos que el impacto económico y financiero de la cancelación del NAIM sería significativo tanto en el corto como en el largo plazos, lo que nos llevaría a una revisión negativa de nuestro escenario macroeconómico”.
PREOCUPACIONES DE FONDO
La decisión entre el NAIM y Santa Lucía marcará la confianza y grado de colaboración entre el gobierno y los empresarios (no se malinterprete que habría fuga de capitales, sino que los parámetros de ponderación serían muy diferentes), hay temas de muchísimo más fondo que tienen muy intranquilos a los mercados.
Como le he informado puntualmente, la intención de retirar la autonomía a las comisiones Reguladora de Energía y Nacional de Hidrocarburos genera una preocupación de fondo. No alcanzan las explicaciones que ha intentado dar el legislador de Morena que presentó la iniciativa, Mario Delgado,
sobre colaboración y simplificación administrativa.
Una de las maneras de ver el grado de preocupación de los inversionistas es el briefing que hizo esta semana Integralia Consultores para el grupo financiero Banorte en el cual califica como un riesgo alto de distorsión a los mercados energéticos y desincentivo a la inversión la decisión de “Morena de presentar una iniciativa para eliminar la autonomía de la Comisión Nacional de Hidrocarubros y la Comisión Reguladora de Energía. volviéndolos organismos sectorizados de la Secretaría de Energía. Ello relacionado al interés de Andrés Manuel López Obrador por quitar obstáculos a su programa para fortalecer Pemex y aumentar la producción petrolera, bajo la creencia de que las autorizaciones de dichos organismos retrasan los procesos”.
Esta opinión no es muy diferente a la expresada por la Coparmex, que incluso hizo un estudio sumamente detallado sobre los inconvenientes de tomar una medida como la que propone Morena en el Congreso.
La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos emitió un comunicado en el que asegura: “La autonomía de la que gozan los órganos reguladores que les permite tomar decisiones técnicas y fungir como árbitros independientes de la industria, lo que favorece un mejor aprovechamiento de los hidrocarburos y el desarrollo exitoso de proyectos en el país. Estas condiciones fueron esenciales en la decisión de muchos de nuestros afiliados de hacer compromisos de inversión de largo plazo en el país.”
La decisión del aeropuerto marcará si la administración del presidente electo, López Obrador, se guía por criterios netamente políticos o principios razonables desde el punto de vista de generar condiciones de inversión privada. De ahí la incertidumbre.
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