La
corrupción según Peña Nieto Por: José Carbonell - noviembre 19 de 2012 - 0:03
Carbonell en Sinembargo, LOS ESPECIALISTAS - 1 comentario Este miércoles, el
presidente electo, Enrique Peña Nieto, presentó una iniciativa para reformar el
actual esquema de combate a la corrupción: busca crear la –ya famosa y tantas
veces anunciada– Comisión Nacional Anticorrupción. En la presentación, el
propio Presidente electo dijo que con esta propuesta da cumplimiento al primer
compromiso que hizo durante su campaña. La intención es que “el gobierno actúe
con mayor eficacia en combatir las faltas administrativas y las conductas de
corrupción que se viven, lamentablemente, en los distintos niveles de
gobierno”. La iniciativa pretende que la Comisión reemplace a la Secretaría de
la Función Pública. El nuevo órgano contaría con plena autonomía –cosa que no
sucede actualmente– y su tarea estaría enfocada a “prevenir, investigar y
sancionar los actos de corrupción en materia administrativa cometidos por los
servidores públicos de la Federación, así como por cualquier particular, ya sea
persona física o moral”; en determinados casos, también podría conocer de
asuntos de corrupción del ámbito estatal y municipal. Es decir, esta nueva
instancia tendría facultades para fincar responsabilidades a funcionarios
públicos –de todos los niveles– así como a los particulares que estén
involucrados en asuntos de corrupción. La propuesta –que incluye muchos más
puntos, algunos bastante técnicos– resulta muy interesante y tomada con
seriedad podría ser un avance importante en el combate a la corrupción en
México. Sin embargo, hay que poner el foco en dos cuestiones que resultan
fundamentales, y que en la iniciativa, o se plantean de forma errónea o se
dejan de lado. La primera tiene que ver con el sistema para nombrar a los
comisionados que van a dirigir la labor del órgano anticorrupción. La
iniciativa priísta pretende que sean designados por el Presidente, y que el
Senado solamente los pueda objetar, por mayoría calificada. En este punto, si en
verdad se pretende que la Comisión sea autónoma, hay que implementar un método
de nombramiento diferente, con mayor participación del Poder Legislativo (y no
dándole tanta preeminencia al Ejecutivo). De igual manera, el órgano encargado
de combatir la corrupción debería tener facultades para poder acusar
directamente a una persona, cuando considere que cometió un delito relacionado
con actos de corrupción. Que lo hagan las procuradurías –tal y como ocurre
actualmente y así lo propone el Presidente electo– es un error. Mientras el
Ministerio Público no sea autónomo, esto significa que el mismo gobierno
perseguiría a uno de sus miembros. El resultado final ya todos lo conocemos. En
resumen, creo que es una propuesta bastante sugestiva –mucho mejor de lo que ahora
tenemos–, pero en la que los legisladores deben trabajar y hacerle correcciones
de fondo. No es perfecta –de hecho está lejos de serlo– pero significa un
avance importante en un tema –el de la corrupción– en el que los gobiernos de
la alternancia nos han quedado a deber, y mucho.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/19-11-2012/10778. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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