domingo, 2 de diciembre de 2012

Días para el Fin del Mundo

Días para el Fin del Mundo

¿Recuerdan cuando surgió la amenaza pandémica de la influenza? ¿Recuerdan cómo nos encerramos y no sabíamos qué hacer?

Y.S. Aubert
Desde tiempos ancestrales los humanos le tenemos miedo a lo desconocido, a la sangre, a los contagios, a las enfermedades, al dolor, y finalmente a la muerte.
Entre 1347 y 1353, la peste negra mató a 25 millones de personas en Europa; entre 1918 y 1920 la gripe española mató a más de 50 millones y el VIH-sida lleva ya más de 25 millones.
No es de extrañar que una pandemia (que en griego significa enfermedad que le da a todo el pueblo), sea uno de los peores escenarios del Fin del Mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que las compañías aéreas transportan a más de dos mil millones de personas actualmente “disparando así las oportunidades de los agentes infecciosos y sus vectores para propagarse rápidamente de un país a otro”.
Por eso siempre que en las películas va a haber un contagio masivo, el asunto empieza en un avión y muchas veces viene de África, para ser más precisos del rasguño o mordida de un changuito.
Desgraciadamente, el problema no es imaginario. Por ejemplo en los años 60 se dio un caso similar con el llamado marburgvirus, un virus súper agresivo que atacó al personal de un laboratorio en la ciudad alemana de Marburgo mientras estudiaban riñones de simios verdes ugandeses. Siete murieron y aunque lograron aislar el virus, seguramente lo tendrán guardado en alguna parte. Parece de película, ¿verdad?
La OMS indica que para que pueda aparecer una pandemia, es necesario que:
-  Aparezca un nuevo virus, que no haya circulado antes, para que no exista población inmune.
- El virus sea capaz de producir síntomas graves.
- Y el virus tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma rápida y eficaz.
¿Recuerdan cuando surgió la amenaza pandémica de la influenza? ¿Recuerdan cómo nos encerramos y no sabíamos qué hacer? ¿Recuerdan aquella caricatura donde de un lado se encontraba un edificio a punto de colapsar por un temblor y del otro una persona estornudando y la gente no sabía de cuál correr? Y eso que no tenía que ver con sangre o gente muriendo en las calles.
El escenario de una pandemia es uno de verdadero terror, donde todos nos volveríamos enemigos; más valdría unirnos contra extraterrestres, meteoritos o lo que el destino nos lance, que comernos los unos a los otros.
Aunque la OMS no avala ni remotamente la posible existencia de los zombis, algo es algo.

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