Tratando de leer entre las lineas noticiosas, muchas de las veces tenemos que viajar a noticias pasadas, para que las presentes las entendamos y le atinemos lo mas certeramente a las noticias futuras: Angel Sandoval
Televisión abierta y EPN: La espiral del silencio rota (Primera Parte)
Escrito por Samuel Adam
“Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”
Joseph Goebbels
En
este 2012, año apocalíptico desde el fin del quinto sol maya hasta el
fin de la alternancia política en el poder Ejecutivo de nuestro país,
hay dos imágenes que a pesar de reflejar el estado en el que se
encuentran el poder político y la imagen televisiva en nuestros tiempos
han pasado desapercibidas.
Por un lado aparece el conductor del
programa matutino “Venga la Alegría” Raúl Osorio vestido de Batman
regalando juguetes mientras promueve su candidatura a diputado federal
de la coalición Compromiso por México (PRI- PV) en la delegación
Venustiano Carranza. Del otro lado Rafael Acosta “Juanito”, ex jefe
delegacional en Iztapalapa, cayendo de un caballo al intentar hacer un
reto para ganar puntos en el reality show “La Isla”.
El que “Juanito” no haya ganado el reality,
ni Raúl Osorio la diputación, no significa que la política y la
televisión no puedan funcionar juntas. Más bien refleja el nulo intento
de TV Azteca de copiar los modelos que han llevado al éxito comercial a
su “competencia” Televisa. Empresa líder en telecomunicaciones en habla
hispana; poder fáctico que pasó de ser “un soldado del PRI” al
comandante supremo, capaz borrar de la escena política o de proyectar a
cualquier personaje como el hombre más preparado para gobernar una
nación.
Desde la
fundación de Televisa en 1972 la empresa ha moldeado a la opinión
pública hacia el control social, siguiendo un modelo psicosocial que la
politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann
bautizara como la espiral del silencio. Un modelo que busca más allá de
la relación opinión-razón, la opinión-reputación; enmudece a las
minorías mientras más se difunde; genera prioridades y “temas urgentes” a
conveniencia, lo que provoca un clima de opinión sin participación
democrática, legitimando las acciones del gobierno.
La espiral del silencio ha funcionado en
Televisa más que la institucionalidad del PRI, fracturada desde el
sexenio de Carlos Salinas de Gortari y derrotado con el “cambio” de
Vicente Fox. Esta fractura ha permitido que el cuarto poder controle un
terreno mayor que el de la comunicación y legitime sus acciones sobre el
mismo Estado, como se ha visto con el sometimiento del Legislativo en
la Ley Televisa, del Ejecutivo en la Licitación 21 y la negativa al
proyecto “banda ancha para todos”, y de las instituciones como la
Cofetel y la Cofeco ante la unión Televisa-Iusacell y la simulación de
condicionar las bases para la licitación de una tercer cadena de
televisión digital terrestre en este mes.
Desde 2005, Televisa y el Revolucionario
Institucional apostaron llevar al poder a un candidato que fuera
“producido” por asesores de imagen más allá que por asesores políticos;
por productores de televisión por encima de gobernadores o padrinos
partidarios; por historias de telenovela superando los logros como
gobernador. Sin embargo, como escribe el periodista Jenaro Villamil en Peña Nieto: el gran montaje, la política “a partir de su matrimonio con el espectáculo, su divorcio de la sociedad ha sido cada vez mayor”.
El priorizar la imagen del gobernador
priísta Enrique Peña Nieto sobre el partido político y el plan de
trabajo de su candidatura, mientras los demás medios polarizaron sus
contenidos y las redes sociales aparecían en el escenario, en la opinión
pública se fue formando una corriente y una intensidad negativa hacia
los aspectos descuidados. Descuidos tan elementales como el no preparar
los posibles escenarios en una feria del libro hicieron que el equipo
entero saliera del guion, lo que rompió la espiral del silencio y la
credibilidad del montaje.
En la presentación de su libro titulado México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados,
el exgobernador del Estado de México dio muestra de su nula capacidad
de improvisación sin un teleprompter al frente, además de un bajo nivel
cultural, cuando no pudo contestar la pregunta: “¿Cuáles son los tres
libros que han marcado su vida personal y política?”. Su confusión por
títulos y autores de libros, sumado a la importancia de la Biblia (no
toda) en su vida, le valdría la burla y el descontento de un sector importante de la población mexicana, jóvenes universitarios en su mayoría.
Este descontento de la juventud generó cinco meses después lo que varios periodistas denominaron “viernes negro” para Peña Nieto el 11 de mayo del presente año,
cuando cientos de jóvenes reunidos en la Universidad Iberoamericana le
reclamaron por primera vez y de frente sucesos que no aparecieron en la
agenda setting de los medios masivos de comunicación, como el caso
Acteal o su relación con Carlos Salinas y Arturo Montiel.
La poca cobertura de los medios
convencionales, las declaraciones de líderes de opinión del PRI como su
presidente Pedro Joaquín Coldwell, y la difusión de videos e imágenes de
lo ocurrido en redes sociales, causó lo que en el modelo de espiral del
silencio llaman clima de doble opinión: la diferencia entre el clima
percibido por la población y el clima representado por los medios.
Surgió el movimiento #YoSoy132, el cuál
atacó no sólo al personaje, sino también a los brazos detrás. Hicieron
del derecho a la información y a la libertad de expresión sus
principales demandas. Reclamaron democratización de medios ante el mal
manejo de la información en los mass media y la complacencia de los
gobiernos panistas de darles todo a cambio de nada. Reactivaron la
comunicación boca a boca y la manifestación codo a codo.
La involución que Sartori expone en el Homo Videns es
sustituida por lo que el doctor en Ciencias Políticas, César Cansino,
denomina como el surgimiento del Homo Twitter: “un ser que ha recuperado
el gusto por la escritura, el sentido y la pertinencia en el debate,
que ha reivindicado la comunicación horizontal, la confrontación de
ideas y opiniones, la letra sobre la imagen”, acompañado por el Homo Zapping que delibera, critica, monitorea y genera contenidos en una comunicación bidireccional entre medios y ciudadanía.
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