La sombra de Paulette
Escrito por Jenaro Villamil
“Ayúdame a regresar a mi casa. Me llamo
Paulette y tengo 4 años. Tengo discapacidad motriz y del lenguaje,
presento una cicatriz en la espalda del lado izquierdo, no puedo valerme
por mí misma, necesito a mis papás”.
Así decía el texto del cartel que
apareció en las avenidas del Estado de México, y en miles de mensajes
por Facebook y Twitter, el lunes 22 de marzo de 2010, día que inició uno
de los casos más vergonzosos para la historia judicial del país y del
Estado de México.
El caso Paulette
sintetizó en menos de diez días el uso y abuso de los medios de
comunicación para explotar el morbo frente al caso de una menor
desaparecida, en medio de múltiples sospechas de complicidad de los
propios padres, y de una procuración de justicia que al estilo
Atlacomulco se vende y se negocia al mejor postor o en función de la red
de intereses que estaban ya imbricados en torno a la campaña de Enrique
Peña Nieto, el gobernador.
Tres
hipótesis en menos de diez días desfilaron en los medios de
comunicación: secuestro, homicidio y, finalmente, asfixia, ante el azoro
de todas las audiencias televisivas que creyeron que se trataba de un
engaño. El mismo empeño para volverlo un escándalo nacional se
transformó también en una gran mascarada para “convencer” que la niña se
había asfixiado con sus propias sábanas, en la misma cama donde todos
los reporteros televisivos grabaron. Y nadie se dio cuenta que el cuerpo
de la menor ahí permanecía, según la versión oficial.
En Youtube se generaron 76 videos del
caso, la mayoría para cuestionar las versiones de la procuraduría, en
especial, el titulado “El misterio de la ropa de Paulette” que hasta
abril del 2010 tenía 162,600 reproducciones. En Facebook se creó la
página “Si no se hace justicia en el caso Paulette no voto por Peña
Nieto”. Y en Google, más de 5 millones de vínculos hacen aún referencia
al secuestro que resultó suicidio involuntario.
Las televisoras hicieron todo lo posible
por “convencer” a una opinión pública atónita del giro de 180 grados.
Un gran montaje televisivo, con animación incluida, se transmitió entre
el 5 y el 6 de abril. Tan sólo el noticiario de Joaquín López Dóriga, en
Canal 2, le destinó 36.8 y 33 minutos al caso, en ambos días, más de la
mitad del tiempo total del informativo estelar de Televisa.
A pesar de eso, el descrédito por la
sobrexplotación del caso y lo inaudito de sus resultados acompañó, en
especial, a tres personajes: al entonces procurador Alberto Bazbaz
Sacal, a su sucesor Alfredo del Castillo, y al enigmático secretario
general de Gobierno, Luis Enrique Miranda Nava, compadre de Peña Nieto,
gobernador de facto durante la anterior administración y
responsable de la “operación” para revertir toda la investigación que
apuntaba hacia un homicidio.
Ahora, los tres forman parte del
gabinete de Peña Nieto en el gobierno federal. En cargos de importancia
medular: Bazbaz Sacal es el nuevo titular de la Unidad de Inteligencia
Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, encabezada por Luis
Videgaray; Del Castillo dejó la procuraduría en el gobierno de Eruviel
Avila para ser designado subprocurador de la PGR, bajo el mando de Jesús
Murillo Karam; y Luis Enrique Miranda Nava es el subsecretario de
Gobierno de la secretaría que encabeza Miguel Angel Osorio Chong.
Sólo la apuesta por la desmemoria frente
al escándalo del caso Paulette o el cinismo de defender las redes de
intereses imbricadas entre estos personajes y una poderosa red de
empresarios de la construcción, donantes en la campaña de Peña Nieto,
explican el “premio” a estos tres personajes. En Atlacomulco se diría
que es un asunto de lealtad. En un Estado de derecho se llama impunidad.
El personaje central de esta trama,
Alberto Bazbaz Sacal, entonces procurador del gobierno de Enrique Peña
Nieto, dejó la dependencia en medio del escarnio, pero arropado por la
red de intereses que representa.
Bazbaz llegó en 2008 a la procuraduría
mexiquense con el apoyo de su socio en el despacho de abogados y
poderoso representante de los negocios de la comunidad judía en
Huixquilucan y todo el Estado de México, David Korenfeld. Este
abogado-empresario también fue ratificado por Peña Nieto como
responsable de la Comisión Nacional del Agua.
El despacho de Bazbaz Sacal y de Korenfeld estuvieron involucrados en la defensa de Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo del
expresidente. El diputado local panista Carlos Alberto Pérez declaró
que Bazbaz y Korenfeld forman parte de la red de negocios e influencia
salinista en el Estado de México. Señaló a Claudia Ruiz Massieu, sobrina
de Salinas y actual secretaria de Turismo federal, como principal
impulsora de la llegada de Bazbaz a la procuraduría mexiquense.
La familia Sacal forma parte de una red
de empresas inmobiliarias que incluyen a Sacal Inmobiliaria, de Moisés
Micha Sacal, y Servicios de Agentes Inmobiliarios, de Elías Micha Sacal.
Bazbaz Sacal fue sustituido en mayo de
2010 por el subprocurador Alfredo del Castillo, el primero de los 100
agentes judiciales y 40 peritos de la procuraduría de Justicia del
Estado de México que ingresaron al departamento del edificio Porto Vita
2, de la exclusiva zona de Interlomas, en el municipio de Huixquilucan,
donde vivían los padres de Paulette, Lisette Farah y Mauricio Gebara
Rahal. Nunca se percató que pudiera estar el cuerpo de la menor en esa
cama.
“Nunca se inspeccionó a fondo la
recámara de la menor”, declaró ante las cámaras de televisión el
inefable Del Castillo, porque sus muchachos de la procuraduría
“buscábamos a una persona con vida, no muerta”.
Del Castillo fue subprocurador en
Cuatitlán Izcalli, Bazbaz lo llamó para que colaborara con él en la
subprocuraduría de procesos penales de la PGR y en la dirección de
planeación estratégica de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) antes
de que llegaran a la procuraduría de Peña Nieto.
Del Castillo se convirtió en un
procurador estatal muy mediático. Gustaba de dar entrevistas ante la
televisión, aunque la eficacia de la dependencia fuera muy menor a lo
presumido. Del Castillo daba golpes mediáticos espectaculares como el
reciente caso del feminicida apodado El Coqueto.
Y el tercer personaje de esta trama,
Luis Enrique Miranda Nava, poderoso secretario general de Gobierno en la
administración de Enrique Peña Nieto, no es sólo el compadre sino el
principal operador de las “situaciones difíciles” del actual mandatario
federal.
Miranda Nava fue el artífice del giro de
180 grados en la investigación del caso Paulette. Distintos
legisladores de oposición entrevistados corroboraron que fue Miranda el
que les pasó los videos y las imágenes para convencerlos de que Paulette
se asfixió.
“Una empresa constructora de Atlacomulco
presionó para que liberaran del arraigo a los dos padres” de Paulette,
me confiaron al investigar sobre el caso. Y una red de intereses
político-empresariales y familiares de una clase política que ahora
lleva hasta nivel federal sus vínculos es lo que explica que la sombra
de una niña de 4 años, fallecida en las peores circunstancias y con el
más grotesco manoseo judicial y mediático, vuelva a aparecer en el
arranque del gobierno peñista.
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