La UNAM. Ni nacional ni tan pulcra
Para vergüenza de la UNAM y sus directivos, las cifras son contundentes
Por
encima de cualquier argumentación empírica, los testaferros
seudointelectuales se aferran mas bien a la nómina, antes que a su
compromiso ético. Esta singularidad solo se da dentro de un ámbito donde
la crítica nunca es bienvenida, porque la UNAM ni es nacional y mucho
menos es nuestra máxima casa de estudios, esto sucede porque su enorme
aparato administrativo es su principal sustento, lejos de su muy
anunciada consagración de su misma primavera, ahora y siempre arruinada
por los intrépidos jóvenes quienes han sido los verdaderos defensores de
esta institución durante muchas épocas.
Para vergüenza de la UNAM y sus
directivos las cifras son contundentes, apenas puede atender al 8 por
ciento de sus aspirantes en el nivel de licenciatura, eso nos habla de
la tremenda ineficiencia con la que se conduce esta sacrosanta
institución, sin embargo nadie hace alusión a tan grave falla, porque
una universidad que maneja un presupuesto tan enorme, debería ofrecer
una cobertura ya no digamos nacional, mínimamente le correspondería
atender al 50 por ciento de sus demandantes para con esto contribuir a
la inmensa injusticia que se aplica en los que menos tienen.
Ahora que por múltiples causas el rector
ha sido exhibido dentro de su precaria condición burocrática, es cuando
se emiten miles de apoyos emanados de los mismos lugares donde
cualquier manifestación ciudadana es altamente criminalizada, no hubo
medio que no condenara a los jóvenes como vándalos que se atrevieron a
exigir de las autoridades su participación en un problema donde los
Colegios de Ciencias y Humanidades son el sitio perfecto para llevar a
cabo acciones que están muy lejos de las actividades académicas, pero
que siempre se efectúan con el conocimiento pleno de las autoridades.
La UNAM presume una pulcritud que solo
aparece en los discursos porque en la practica nos encontramos con una
institución pésimamente administrada, solo basta darse una vueltecita
por cualquier plantel para confirmar el difícil ambiente que se da entre
la comunidad, y no se diga las instalaciones donde parece que todo se
detuvo en el año en que fueron edificadas, esa es la verdadera
universidad, pero también es algo que nadie señala.
Seria bueno recordar que el DR. Narro es
un consumado oficinista, y eso no garantiza que pueda ser el rector que
todos necesitamos, la UNAM requiere una urgente renovación efectiva,
donde los eternos intelectuales aporten los elementos necesarios para de
verdad recuperar su autentico lugar como universidad, dejar a un lado
las infames referencias que la siniestra OCDE nos ha impuesto como
verdades absolutas.
Abandonar a los miles de jóvenes a un
destino predeterminado por las corrientes mercantilistas no es muy
universitario que digamos.
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